Today I am encouraged to participate in the call by INLEO, in the Calendar for the month of November 2024, which you can see here. Today's topic, Saturday, November 23, is: Urban Legends, and I have been encouraged to share an event that dad, precisely the most skeptical person I have ever met.
Hoy me animo a participar en la convocatoria por parte de INLEO, en el Calendario del mes de Noviembre 2024, el cual puedes ver aquí. El tema del hoy día, sábado 23 de noviembre es: Leyendas Urbanas, y me he animado a compartir un evento que experimentó papá, precisamente la persona más escéptica que he conocido.
Mi padre solía viajar mucho. Él no era chofer, pero por su trabajo como Ingeniero, debía trasladarse por diversas regiones de Venezuela. Una de las zonas por las cuales transitaba con cierta regularidad, es la carretera que atraviesa al pueblo de Bejuma, ubicado en el estado Carabobo, en el centro norte del país. En ese entonces, principios de los años 90, ese pueblo era relativamente pequeño y creo que aún lo es, y tenía una economía basada en la agricultura y algunas actividades turísticas, pues está rodeado de montañas, con bellos paisajes y una naturaleza exuberante.
Bejuma tiene una distribución urbana algo extraña, porque gran parte del pueblo es atravesado por la carretera nacional, por la cual transitan vehículos que van a otros destinos. En ese pueblo, para ese entonces existió una institución psiquiátrica (manicomio), que era dependencia del Estado venezolano. Ya que no era un establecimiento privado, la atención que se le dispensaba a los pacientes no siempre era óptima, llegando incluso a que muchos de ellos escapasen del recinto, pues el muro perimetral estaba dañado. De allí que fuese relativamente frecuente ver a los enfermos mentales que se fugaban, vagando por la carretera.
No obstante esta situación, también existía una leyenda, de la cual papá ya estaba enterado, pues él conocía a algunas personas que vivían en el pueblo, y éstas le habían advertido que jamás se detuviera ante la presencia de una mujer que se veía vagando de noche por la carretera, sin rumbo fijo, que, aunque parecía 100% real, no lo era, era un fantasma, una muerta. A papá esas historias le causaban risa, y como ya dije, él era muy escéptico, y pensaba que seguramente era alguna paciente del psiquiátrico que se había fugado y la gente se confundía e inventaban esa historia.
Papá tuvo la oportunidad de ver que no se trataba de una confusión o de un cuento de caminos, sino de algo real. Era una noche de junio de 1992, y a papá se le hizo tarde en carretera, por lo que avanzaba por la mencionada carretera de Bejuma, en su vehículo de ese entonces. Como aún le tocaba un largo trecho antes de poder detenerse y descansar, él había bebido bastante café y estaba bien despierto. Eran aproximadamente las 2 de la madrugada, cuando él divisó a lo lejos, y gracias al alumbrado público que existía en esa parte, una silueta de color claro en medio de la carretera. Algo se desplazaba por encima de la línea que dividía los dos carriles de la carretera. Cuando fue acercándose, el asombro le ganó, pues vio a una mujer que caminaba dándole la espalda a él, totalmente desnuda. Según contó, la mujer era muy blanca, con una bella y abundante cabellera rubia y ondulada, que le crecía hasta las nalgas, con un cuerpo muy hermoso y bien proporcionado, podría decirse que perfecto.
En ese instante recordó la advertencia que le habían hecho los pobladores de ese lugar, y aceleró lo más que pudo el automóvil, hasta que por el carril izquierdo, rebasó a la mujer, que en todo momento se veía real, sólida. No pudo verle el rostro, porque iba concentrado en no desviarse del camino (esa carretera tiene curvas); pero inmediatamente que la rebasó, miró por el espejo retrovisor, y ya no había nada, se había esfumado, lo cual era imposible, porque fue una situación de segundos, la mujer no podría haber corrido a una orilla a esconderse porque papá la hubiese visto.
Esta experiencia fue muy chocante para él, porque debido a su escepticismo, consideraba que los eventos paranormales no ocurrían, y que las leyendas eran patrañas o historias folklóricas de las personas y de los lugares; pero tuvo que admitir lo que vió, y aceptar que la leyenda urbana de la mujer de la carretera de Bejuma sí era cierta.
Before saying goodbye, I invite you to participate in the topics that INLEO offers us in the Calendar for the month of November. Below, I also share the image of it:
Antes de despedirme, les invito a participar en los temas que INLEO nos ofrece en el Calendario del mes de Noviembre 2024. A continuación, también les comparto la imagen del mismo:
Aquí termino mi post de hoy, en el que les he compartido una de las pocas experiencias paranormales que vivió mi papá, y que precisamente se relaciona con una leyenda urbana, que más que ficticia, fue muy real. Me despido de ustedes, deseándoles un buen fin de semana y recuerden: No todos los días son iguales y más importante aún: Todo lo que das, todo lo que haces, inexorablemente volverá a ti. ¡Abrazos!
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