Que realidad tan triste, imagino la frustración y el dolor que debió sentir esa señora al verse impotente ante un pequeño problema.
Pero más me llama la atención la actitud del plomero, y recuerdo, en maracaibo, cuando la crisis energética estuvo en su clímax, que un vecino que tenía planta eléctrica vendía la recarga del celular en 1$, y la jarra de agua fresca en $5, yo me pregunto donde quedó la humanidad, en que momento la sociedad se convirtió en una transacción sin importar nada más.
Es más triste ver como, teniendo la posibilidad, deciden lucrarse sin importar la necesidad del otro.
:(
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