La ley del hielo, ¿Un comportamiento inteligente? ESP-ENG

in Holos&Lotus4 days ago

Estaba en la escuela primaria, cuando conocí este comportamiento, que hasta el día de hoy lo considero absurdo: las compañeras de clase decían: "no hables con fulana, porque no me prestó el sacapunta", las razones podrían ser de distinta naturaleza, pero el dictamen era el mismo: «no le hables más a...» Y esto no solamente era que ellas decidían no hablar, sino que pedían a otros, que le aplicaran esa ley de hielo a esa persona.

Realmente, hay matices de perversidad en las relaciones sociales, que establecen algunos niños en los colegios, esto todavía es algo que se ve en el presente, de allí que cuando un adulto opta por hacer silencio o toma la decisión de no hablarle más a alguien, lo veo como una persona con un comportamiento infantil.


Ya he contado en otras oportunidades, que vivía con muchas restricciones y situaciones en las que tenía que estar callada por mucho tiempo. Mii papá era bastante estricto en nuestra formación e imponía el silencio como parte de su disciplina, cuando él salía, la alegría era inmediata, podíamos hablar, gritar, reír, correr, brincar, y hacer lo que a un niño normal le provoca.

Con este antecedente, le tengo al silencio impuesto su buena dosis de rechazo. Me refiero con esto a esa prohibición de hablar al otro. Al silencio necesario para reposar, para pensar, reflexionar, hacer alguna actividad creativa o dormir, lo valoro inmensamente. Hay dos tipos de silencio: el necesario para que nuestro cerebro funcione correctamente y el que utilizamos a nuestro antojo por decisión propia, a veces, como forma de cuidado o castigo.

Expresaba mi mamá con frecuencia, un dicho muy sabio: «a palabras necias oídos sordos». Y esto es válido para diferentes situaciones en la vida diaria, cuando alguna persona está desubicada mentalmente, y emite opiniones incoherentes. Es necesario, por salud propia, ignorarla y hacer oídos sordos, ahora en la práctica diaria, como padres, hermanos, y pareja, la ley del hielo me parece irrespetuosa, es como decirle al otro: «tú estás desubicado no mereces que te hable».

Por aprendizaje propio, valoro la expresión oral, el habla personal, el contenido de la palabra, como la vía más idónea, que tengo, para expresar lo que pienso, si el otro me coloca una pared, que me impide la comunicación, me está agrediendo, es indudablemente una falta de respeto, que por amor propio no puedo permitir.

Veo con pesar como las nuevas generaciones están dañando un recurso tan importante que tenemos, como es la audición, al darles un mal uso a sus oídos, exponiéndolos a altos decibeles con la música que escuchan. Estas construcciones donde la mayoría vivimos, con casas muy cercanas, algunas divididas solo por una pared, que hacen que nos veamos obligados a escuchar la música ajena, (ese tipo de gusto que no es el mío) necesariamente, y que me veo obligada a oír, porque el vecino la coloca a gran volumen y no hay más opción salvo la de colocarnos tapones en los oídos.


Esta es una práctica cotidiana, que realmente puedo afirmar que altera los nervios. Conozco personas que no pueden estar en silencio, que tienen prendido un aparato de sonido, la televisión, y están oyendo en el teléfono algún tipo de video, simultáneamente, provocan una atmósfera de ruido muy desagradable, pero logran adaptarse a ello, e incluso se sienten mal, por ejemplo, cuando quitan la electricidad, porque no hallan qué hacer y buscan formas de colocar algún tipo de sonido con cornetas recargables, porque no pueden vivir sin bulla.

En conclusión, si vas a guardar silencio y me vas a guardar rencor, yo prefiero que me hables, hasta que agotemos el tema. Yo siempre preferiré conversar contigo ampliamente; pero si tu desempeño es incoherente, yo guardaré silencio y pasaré para la otra acera. Bajemos el volumen de la música, por favor.

Este análisis surgió luego de leer la publicación de nuestro amigo @emiliorios.

Gracias por tu amable lectura.

Mi contenido es original.
He utilizado el traductor de Google.
Imágenes de Pixabay con su respectiva fuente.

English Version

I was in elementary school when I encountered this behavior, which to this day I consider absurd: my classmates would say, "Don't talk to so-and-so, because she didn't lend me the pencil sharpener." The reasons could have been of various kinds, but the ruling was the same: "Don't talk to..." And this didn't just mean that they decided not to talk, but that they asked others to give that person the silent treatment.

There are truly nuances of perversity in the social relationships some children establish in schools. This is still something we see today. Therefore, when an adult chooses to remain silent or decides not to speak to someone again, I see it as a person behaving childishly.


I've already mentioned on other occasions that I lived with many restrictions and situations in which I had to remain silent for long periods of time. My father was quite strict in our upbringing and imposed silence as part of his discipline. When he came out, joy was immediate; we could talk, scream, laugh, run, jump, and do whatever a normal child would like to do.

With this background, I have imposed my fair share of rejection on silence. By this, I mean that prohibition against speaking to others. I value the silence necessary for rest, for thinking, reflecting, for creative activity, or for sleeping immensely. There are two kinds of silence: the kind necessary for our brain to function properly, and the kind we use at will, sometimes as a form of self-pity or punishment.

My mother often used a very wise saying: "Turn a deaf ear to foolish words." And this applies to different situations in daily life, when someone is mentally off balance and expresses incoherent opinions. It's necessary, for one's own health, to ignore them and turn a deaf ear. Now, in my daily practice, as parents, siblings, and partners, the silent treatment seems disrespectful to me; it's like telling someone: "You're off balance, you don't deserve me to talk to you."

Based on my own learning, I value oral expression, personal speech, and the content of the word as the most suitable way I have to express what I think. If someone puts up a wall in front of me, preventing me from communicating, they are attacking me. It is undoubtedly a lack of respect, and out of self-respect, I cannot allow it.

I see with regret how the new generations are damaging such an important resource as our hearing, by misusing their ears, exposing them to high decibels with the music they listen to. These buildings where most of us live, with houses very close together, some divided only by a wall, force us to listen to other people's music (a kind of taste that is not necessarily mine), and I am forced to listen to it because the neighbor plays it very loudly, and there is no other option but to put in earplugs.


This is a daily practice, and I can truly say it gets on your nerves. I know people who can't be quiet; they have a sound system or television on and are listening to some kind of video on their phone simultaneously. This creates a very unpleasant atmosphere of noise, but they manage to adapt to it, and they even feel sick, for example, when the electricity is cut off, because they don't know what to do and look for ways to add some kind of sound with rechargeable speakers, because they can't live without noise.

In conclusion, if you're going to remain silent and hold a grudge against me, I prefer that you talk to me until we've exhausted the topic. I'll always prefer to have a full conversation with you; but if your performance is inconsistent, I'll keep quiet and move on. Let's turn down the music, please.

This analysis arose after reading the post by our friend @emiliorios.

Thank you for your kind reading.

My content is original.
I have used Google Translate.

Images from Pixabay with their respective sources.

Sort:  

Disfruté de leerte, el enfoque que das es importante tiene una doble lectura dependiendo de las situaciones.
@emiliorios en su comentario a este post nos dice que a veces funciona está ley, ilustrando con un hecho vivido
En otras ocasiones se pierden amigos y se generan conflictos.
Gracias @charjaim por compartir y a @emiliorios por traer este tema a tratar.🤗🌹❤️

Se pierde amigos y relaciones también. Aplicar esa ley es violencia, se siente horrible cuando alguien prefiere no hablarte y aplica ese ácido como reclamo, protesta, incluso manipulación. Es algo muy desagradable ese silencio que la persona prolonga a su gusto. Para mí pierde todo respeto por hacer eso.

Saludos cordiales.

Sí, puede verse como violencia...

Gracias, @osismi por pasar y por estar siempre!

Hay dos tipos de silencio: el necesario para que nuestro cerebro funcione correctamente y el que utilizamos a nuestro antojo por decisión propia, a veces, como forma de cuidado o castigo.

Uno es el que viene hacia ti y el otro el que sale de ti.

Respetando a los demás podemos exigir respeto, en consecuencia, hay que dar el ejemplo. Me sorprende que hables del lema “a palabras necias, oídos desconectados” para luego comentar que prefieres hablar hasta agotar el tema. Para mí, el silencio es la ausencia de sonido, pero no necesariamente la ausencia de comunicación, dos cosas totalmente divergentes.

“El silencio es una de las grandes artes de la conversación” Marco Tulio Cicerón

Y es que he probado de “ese hielo” cuando he hecho comentarios aquí en HIVE y nadie contesta. ¿Aplica la ley del hielo en HIVE?

El hielo se gana por diversas razones. Yo lo he aplicado cuando veo que el comentario viene escrito con IA, o cuando percibo una búsqueda de diatriba innecesaria.

Ahora con respecto al post, sí lees nuevamente te das cuenta que una cosa es aplicar ley de hielo a quien tiene un comportamiento desubicado y otra muy distinta a la pareja o un hijo, por ejemplo.

Sí voy por una calle y un desconocido me aborda y le noto que algo en él no está bien, le ignoro y me alejo, posiblemente con miedo. Eso nunca lo hago con un ser querido

He visto madres que le quitan el habla a un hijo, eso me parece muy negativo y que puede traer consecuencias nefastas para la relación. Allí muero hablando.

Espero haberme explicado bien. Saludos cordiales.

Si pudieras ver cómo es estar en mi casa; allí hay un silencio que valoramos tanto...
No es que no se escuche música, pero es a su volúmen y a su momento; y ni decir, que la TV se ve como una amiga muy íntima, sobre todo al final del día en que por unos minutos, hasta que llegue el sueño, el cual llega muy pronto, generalmente, hace que nos despidamos de ella con hasta mañana muy caluroso y vayamos a dormir. Pero hay un silencio muy sabroso y permisivo para el surgir de las ideas.
Tuve un vecino con el cual compartía muy pocas cosas en común; él es mundano, ruidoso, se jacta de la masculinidad mal entendida de tener muchas novias y esposa que tolere por amor(?) y tantas características que me hacían guardar silencio ante eso; sin embargo, era poco el contacto y el respeto estaba allí de parte y parte; hasta que, con un nuevo gobierno, comenzó a atropellar a los vecinos, presionó por votos asistidos a su candidato, se transformó en una especie de informante del político que aún está, y bueno, la gente lo apartó. Yo no me quedé atrás con eso y de hecho, intento conseguirme con él la menor cantidad de veces y si puedo, guardo distancias.
Tomo el tema como que él trabaja para un bando muy dañino, mientras que yo, desde mi profesión y como líder de mi iglesia, trabajo para el otro bando.
El asunto es que en mi casa somos de los pocos que hoy en día no sienten presiones de su parte, pues la ley del hielo ha sido inamovible con él; ha funcionado.
Ya nos ignora y nos da como personas con las que no logra atención alguna ni motivación alguna hacia sus luchas tan extyrañas, injustas y penosas desde el punto de vista ético.
Nos ignora.
Aquí concedo mucho valor a la ley del hielo pues, dadas las circunstancias ne el país, me he ahorrado hasta denúncias extrañas e injustas que han afectado a otros vecinos con los que si ha contendido.
Hay casos y casos.
Gracias por leerme el testamento, @charjaim
El asunto es que hay veces (¿o siempre?) que es mejor evitar que enfrentar...
Un abrazo enorme.

Sí, es mejor evitar que enfrentar. Aquí donde vivo las calles son pequeñas y angostas se escucha mucho de las otras casas. La gente es un poco diferente también.

Cuando estoy en Apure las calles son amplias y las casas espaciosas y el llanero, otro tipo de gente, espontáneos y diáfanos, difícil hacer ley de hielo. Fíjate que todo es muy relativo.

A mí me encanta salir a caminar y encontrarme gente conocida, me paro a hablar con uno y otro, es algo que disfruto mucho.

Estos temas son muy buenos.

Sí, dan mucha tela para cortar...

Voy leyéndote y veo todo lo que cuentas como una escena común. A mis hijas sobre todo que ya van a la escuela y comienzan sus relaciones sociales les enseño que pelearse de alguien nones opción para resolver los problemas.
Yo quisiera tener el silencio que anhelo pero mis vecinos no tienen urbanidad y su música me molesta todo el tiempo. Cuando logro el silencio lo valoro tanto.

He disfrutado la lectura de su reflexión, me llevó a recordar cuando estaba en primaria, en una ocasión le hicieron la guerra a un condiscípulo y querían que yo tampoco le hablara, pero me impulse y tuve la suerte de que no la emprendieran contra mí. De la música y los ruidos, no hablar, me insultan. Lindo post. Bendiciones

Es muy común ese comportamiento en la escuela. Algo en lo que los docentes deben trabajar mucho para lograr un buen intercambio entre los niños.

Gracias por el comentario.


🎉🎉🥳 Congratulations 🥳🎊🎊


Your post has just been curated and upvoted by Ecency


keep up the good work

i understand your noice complain people should use headphones🎧



Join us on the Ecency Discord

Hola @charjaim un tema que me ha tocado muy de cerca y que aún no cicatriza el dolor que me dejó, por eso huyo hablar de él, sin embargo, como toda experiencia esta también me entregó un aprendizaje y aunque mi respuesta en ocasiones es querer guardar silencio, enseguida me doy cuenta que como que voy a repetir un patrón, reacciono y respondo aunque sea de mala manera. 🙂 Saludos.

Sí, puedo imaginar eso. Nada fácil. Es algo que no hay que hacer porque duele y mucho.

yo veo el silencio como un aliado cuando la situación esta fuera de control, no aplicar una ley de hielo como tal, sino saber cuando callar y luego emitir la opinión, porque a veces por hablar demás se puede hacer más daño que dejar un momento en silencio las cosas y se calmen.

Esa es una actuación sensata y necesaria en toda conversación, que tiene que ver con el saber escuchar. Es necesario hacer silencio, obvio, no es ley de hielo.

El mutis como reacción a veces con trompa incluida no es nada inteligente.

Saludos cordiales.