¿Hasta dónde puede ser capaz una persona en un estado nervioso extremo? ¿Se justifica acaso un asesinato por esta razón? Son preguntas que vienen a la mente cuando ves la miniserie de Elize Matsunaga, aunque mientras se va desarrollando la trama, son muchas más las que surgen, sobre todo para tratar de armar el rompecabezas.
Esta serie, desarrollada en Sao Paulo, habla sobre un caso de cómo las cosas pueden salirse de control cuando la esposa descubre una infidelidad que el marido se empeñaba en negar. Pero más allá del engaño, en el transcurso de la historia se van revelando muchos detalles que hacen cada vez más turbio este caso.
Conocer los hechos de parte de la mujer que asesinó y descuartizó a su marido, es una forma de generar empatía con el público, sobre todo porque la imagen de ella no es la de una persona violenta, más bien pareciera ser una víctima de un hombre que usaba su fortuna en contratar damas de compañía, haciéndola sentirse minimizada en su condición de mujer.

Una salida temporal, aprobada por el juzgado, fue la ocasión propicia para grabar los testimonios que dieron pie a este material, en el que vemos a una Elize sosegada, relatando como su día a día en medio de una relación de la que pudo haber escapado, pero que por el temor infundado del padre (la víctima) de quitarle a su hija, hizo que se mantuviera aguantando hechos que fueron haciendo mella en su inconsciente.
Pero más allá de los hechos, en la serie podemos ver cómo tanto la defensa como la fiscalía, hurgaron en las profundidades de la vida de la implicada, buscando no justificar y entender los hechos, sino tratando de hacer ver a la víctima, como alguien ingenuo que fue víctima de una mujer "loca", como -según ella- le llamaba él constantemente.

Ahondar en su pasado humilde, su anterior forma de ganarse la vida siendo dama de compañía, fueron herramientas utilizadas para hacer un perfil de la asesina confesa, sin embargo, en el caso de la víctima solo se presenta como el héroe que la ayudó a salir de la pobreza, señalando solo que gustaba de las armas y las mujeres, una mezcla un tanto letal en algunos casos.
Un caso que fuera muy reseñado por los medios de Brasil, no solo porque se trató de un homicidio perpetrado por una mujer hacia su marido, sino también porque fue en una familia de dinero y poder, generándose la crítica sobre la poca cobertura e importancia que le dan a los casos de femicidio o los que se suceden en los estratos sociales más bajos.

Las imágenes y los hechos hablan de una vida austera, llena de violencia psicológica y separaciones forzosas desde pequeña, que van dando un perfil marcado por emociones tan fuertes que van moldeando una personalidad compleja y a la vez frágil, que busca huir de la realidad bajo cualquier estrategia.
Ahora, luego de la sentencia, Elize busca contar la historia desde su punto de vista, sin abogados ni presiones para entenderla, solo mostrar los hechos que la llevaron a cometer un crimen y tratar de redimirse ante los ojos de su hija, en 4 capítulos que, aunque no justifican el homicidio, desenmascara todo lo que pudieran sembrar en la mente de la niña con respecto a quien fue realmente su madre.

How far can a person go when they are in an extremely nervous state? Can murder be justified for this reason? These are questions that come to mind when you watch Elize Matsunaga's miniseries, although as the plot unfolds, many more questions arise, especially when trying to piece together the puzzle.
Set in Sao Paulo, this series tells the story of how things can spiral out of control when a wife discovers her husband's infidelity, which he stubbornly denies. But beyond the deception, many details are revealed throughout the story that make this case increasingly murky.
Learning the facts from the woman who murdered and dismembered her husband is a way of generating empathy with the audience, especially since she does not come across as a violent person, but rather as a victim of a man who used his fortune to hire escorts, making her feel belittled as a woman.

A temporary release, approved by the court, provided the perfect opportunity to record the testimonies that gave rise to this material, in which we see a calm Elize recounting her daily life in the midst of a relationship she could have escaped from, but due to the unfounded fear of the father (the victim) that his daughter would be taken away from him, she continued to endure events that took their toll on her subconscious.
But beyond the facts, in the series we can see how both the defense and the prosecution delved into the depths of the defendant's life, seeking not to justify and understand the facts, but rather to portray the victim as someone naive who was the victim of a “crazy” woman, as—according to her—he constantly called her.

Delving into her humble past, her previous livelihood as an escort, were tools used to profile the confessed murderer. However, in the case of the victim, he is only presented as the hero who helped her escape poverty, noting only that he liked guns and women, a somewhat lethal combination in some cases.
The case was widely reported in the Brazilian media, not only because it involved a woman murdering her husband, but also because it took place in a wealthy and powerful family, generating criticism of the lack of coverage and importance given to cases of femicide or those that occur in the lower social strata.

The images and facts paint a picture of an austere life, full of psychological violence and forced separations from an early age, which shaped a personality marked by such strong emotions that it became complex and fragile, seeking to escape reality by any means necessary.
Now, after the sentence, Elize seeks to tell the story from her point of view, without lawyers or pressure to understand her, only to show the events that led her to commit a crime and try to redeem herself in the eyes of her daughter, in four chapters that, although they do not justify the murder, unmask everything that could be planted in the girl's mind about who her mother really was.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
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