There are sites that resist dying even though they seem forgotten.This is the case of the old building that belonged to the Society of Spanish settlers of San Lorenzo de Avocate, my town, a small town of Mayabeque, Cuba.
Known as "La Colonia", dates from the second half of the 19th century and was a meeting place as a private club for the descendants of Spanish citizens who settled in the town and threw root on this land.
The ostentatious eagerness of the new landowners allowed the construction of this property following the patterns of neoclassicism in terms of its great grandiloquence and sobriety of the Greek and Roman constructive ideals.In this case, the Fronton is evidenced, the design of the imitative columns of the Greek orders, the harmony of straight lines and their balance.Obviously, it should be understood that this stylistic invasion from Europe was reinterpreted in the Caribbean, with a certain temporal lag, and some contributions were incorporated according to the weather, the transcultural materials and tastes that were profiling an architectural of the island.
According to investigations and photographic data that I will share in the next post, inside, its immense Roji-Blancos mosaics hall, hosted dances, presentation ceremonies in society, concert competitions.With the passage of time he changed his nominal status and began to appear within the scriptural acts as a white society. His facade intended to compete with the beauty of other local properties.In the pediment can still be seen, and relieved, the social group's own shield.Then it was a place of preference of the landowners and merchants of Galician, Andalusian and Basque origin, the main lines that defined the local idiosyncrasy.
After the revolution, he opened for the people in general and their main social function continued to be cultural;happening dances, concerts of great figures of the musical panorama such as the bolerists Orlando Contreras, Tejedor and Luis and Benny Moré himself.Also its V portal welcomed the "domino league" as a hobby of each weekend. Much closer to my memory was the site of the “La Española” disco where I was going to dance every Friday and Saturday of my adolescence until it closed the public and time and the disuse granted him the condition of building in danger of collapse.
A few days ago I was touring the outside of the colony to take some photos but I could not take any image closely because the fence was closed.In my tour I evoked the splendor that I came to see in his rooms, his giant mirror that doubled the living room creating an illusion magnifying the experience of going to dance to the colony, his spider lamp with his elaborate pieces of glassware, the beautiful inherited bars of the Basque goldsmiths, the patio that functioned as cabaret under the stars.Today there is no mirror, no spider lamp, the dust covers the mosaics ...
There are sites that resist dying and despite their apparent destruction, they remain in people's memory.Avocate is a town of nostalgic, people who spend hours dreaming with a bright and prosperous past. Aguacate resists forgetting and I, with each vicinity, insist on not letting the legacy die and sharing the beauty of the buildings that have been part of the historical future of the people and that deserve to be known and remembered.Talking about them is a good starting point, denying their oblivion, finding spaces before sensitive eyes, looking for that empathy ...
I thank each person who has stopped to read this brief nostalgic relief, I also hope that they can leave their comments.It will be a pleasure to read them.
Until a next post.
Hugs of light !!!
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Hay sitios que se resisten a morir a pesar de que parezcan olvidados. Es el caso del antiguo edificio que perteneció a la Sociedad de Colonos Españoles de San Lorenzo de Aguacate, mi pueblo, un pequeño pueblo de Mayabeque, Cuba.
Conocida como “La Colonia”, data de la segunda mitad del siglo XIX y fue lugar de reunión como club privado para los descendientes de ciudadanos españoles que se asentaron en el poblado y echaron raíces en esta tierra.
El afán ostentoso de los nuevos hacendados permitió la construcción de este inmueble siguiendo los patrones del neoclasicismo en cuanto a su grandilocuencia y sobriedad heredadas del ideales constructivos griegos y romanos. En este caso se evidencia el el frontón, el diseño de las columnas imitativo de los órdenes griegos, la armonía de líneas rectas y su equilibrio. Obviamente , se debe entender que en el Caribe se reinterpretó esta invasión estilística llegada de Europa, con cierto desfasaje temporal, y se le incorporaron algunos aportes según el clima, los materiales y gustos transculturales que fueron perfilando una arquitectónica propia de la isla.
Según investigaciones y datos fotográficos que compartiré en próximos post, en el interior, su inmenso salón de mosaicos roji-blancos, acogió bailes, ceremonias de presentación en sociedad, concursos conciertos. Con el paso del tiempo cambió su status nominal y comenzó a figurar dentro de las actas escriturales como Sociedad de Blancos. Su fachada pretendía competir con la belleza de otros inmuebles locales. En el frontón se puede apreciar aún, y a relieve, el escudo propio del grupo social. Entonces era sitio de preferencia de los terratenientes y comerciantes de origen gallego, andaluz y vasco, principales líneas que definieron la idiosincrasia local.
Luego de la Revolución, abrió para el pueblo en general y su principal función social continuó siendo de tipo cultural; sucediendo bailes, conciertos de grandes figuras del panorama musical como los boleristas Orlando Contreras, Tejedor y Luis y el mismísimo Benny Moré. También su portal en V acogió la “Liga de Dominó” como pasatiempo de cada fin de semana. Mucho más cercano a mi memoria fue el sitio de la Discoteca “La Española” a donde iba a bailar cada viernes y sábado de mis años de adolescencia hasta que cerró al público y el tiempo y el desuso le otorgaron la condición de edificio en peligro de derrumbe.
Hace unos días estuve recorriendo el exterior de La Colonia para hacer algunas fotos pero no pude tomar ninguna imagen de cerca pues la reja estaba cerrada. En mi recorrido fui evocando el esplendor que alcancé a ver en sus salones, su espejo gigante que duplicaba el salón creando una ilusión magnificando la experiencia de ir a bailar a La Colonia, su lámpara de araña con su elaboradas piezas de cristalería, las hermosas rejas heredadas de los orfebres vascos, el patio que funcionaba como cabaret bajo las estrellas. Hoy no hay espejo, ni lámpara de araña, el polvo cubre los mosaicos…
Hay sitios que se resisten a morir y pese a su aparente destrucción, permanecen en la memoria de la gente. Aguacate es un pueblo de nostálgicos, gente que pasa horas soñando con un pasado luminoso y próspero. Aguacate se resiste a olvidar y yo, con cada lugareño, insisto en no dejar morir el legado y compartir la belleza de los edificios que han formado parte del devenir histórico del pueblo y que merecen ser conocidos y recordados. Hablar de ellos es un buen punto de partida, negarles el olvido, encontrarles espacios ante ojos sensibles, buscar esa empatía...
Agradezco a cada persona que se ha detenido a leer este breve desahogo nostálgico, espero también que puedan dejar sus comentarios. Será un placer leerles.
Hasta un próximo post.
Abrazos de luz!!!
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