Hola Mariela (@cautiva-30).
Yo veo en la decisión de emigrar algo parecido a migrar. Mudarse. Yo que le he vivido puedo decir que es atreverse a una nueva vida con sueños, metas por cumplir. El ser humano se adapta y el estar en otras tierras no debería ser problema, pero cuando las emociones nos embargan allí las cosas se ponen feas. Cuando estuve fuera, a los tres meses me atacó la añoranza, quería ver a mis hijos, mis hermanos, a mis amigos, sentía que la soledad me abrazaba. Para combatirla me llenaba de pensamientos positivos en lo que se subrayaban una mejor calidad de vida. Pero la vida me jugó sucio. La mujer que amaba falleció y al poco tiempo sufrí un accidente que ameritaba una intervención quirúrgica que no podía costear en aquel país. Tuve que volver porque tenía activa una póliza de seguro que amparaba la cirugía. El luto ayudó a que no volviera a salir.
Hoy en día, después de unos años y con lo complejo que es la vida en nuestro país, me ha llevado acepar la invitación de uno de mis hijos para volver intentarlo fuera. Eso será para 2025 con el favor de Dios.
Maravillosa participación que he leído con mucho gusto. Me quedan tres publicaciones tuyas por leer.
Cariños desde este lado del planeta.