La forma de honrar a nuestros antepasados es continuar su legado. Tomar lo bueno de cada uno de ellos y magnificarlo, hacerlo llegar a nuestra decencia para que así ellos continúen con el mensaje.
Muchas veces pensé que mis antepasados estaban en mi memoria, en mis recuerdos. Escuchando a otros o leyéndolos veía que ellos estaban en otro plano y que por alguna fuerza no entendible nos observaban, nos protegían.
Buscando respuesta a todo esto, he llegado a la conclusión que mis antepasados no solo están en mi memoria, sino que están en mi sangre (ADN), que ellos están en mí y yo soy ellos, adaptado a las circunstancias, al ahora. Así pasará con mi descendencia al yo morir, yo estaré viviendo en ellos.
Como sea, el tema de la genealogía es fascinante. Hasta ahora he podido llegar hasta mi tatarabuela por el lado paterno. Por el lado materno no he podido pasar de mi abuelo Jesús del Carmen.
Cariños desde este rincón del planeta.
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