Saludos, amigos de la comunidad @holos-lotus, con mis mejores deseos para todos ustedes traigo un tema, surgido luego de ver las dos temporadas de la serie argentina «Envidiosa», protagonizada por Griselda Siciliani y Esteban Lamothe. Por supuesto, no quiero hacer adelantos, solo la sugiero, porque hay un buen trabajo de una psicóloga allí que para quienes nos gustan estos temas del ser, conseguimos suficiente material para el crecimiento personal.

Con frecuencia he escuchado el término: tengo envidia de la buena, y quién sabe si en algún momento yo también lo habré dicho, pero reflexionando acerca de esto, es como si dijéramos «tengo maldad de la buena», «siento odio del bueno», celos, antipatía, miedo, culpa, de los buenos y no: la envidia es una emoción negativa.

Todo esto deriva del deseo de tener lo que otro ha logrado o tiene de manera natural. ¿Por qué esa persona tiene eso y yo no? Este sentimiento nace en la infancia y tiene que ver mucho con las pérdidas que se han tenido y el manejo de las mismas, que han hecho los demás otros niños o los adultos. La sensación incómoda que experimenta el individuo que anhela algo y no puede conseguirlo.

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Recibir a tiempo la enseñanza de que es posible alegrarse genuinamente, por lo que tiene el otro, es una fortuna, porque le va a quitar la posibilidad de sentir esa emoción negativa, que una vez se manifieste va a darla a demostrar en cualquier momento.

También existe la poca valoración de sí mismo, el no saber reconocer con amor las propias virtudes, para extrañar en sí las que ve en los demás. La persona envidiosa sufre más que quien es objeto de la misma, por muy fuerte que sea la fijación, quien la vive está condenado a no tener vida propia.

Todos todos hemos sido víctimas de envidia alguna vez, en el momento no nos damos cuenta, con el tiempo sus acciones nos llevan a reflexionar, sobre cómo alguna gente puede caer hasta en el mal agradecimiento, por no darse cuenta que está siendo envidioso.

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Recuerdo que cuando trabajaba en el liceo llegó por traslado una docente, a la que le brindé atención y di la bienvenida. Tuvimos buenas pláticas e intercambio sobre el trabajo, que se venía haciendo en la institución. A esta misma persona la sugerí en la universidad, cuando me preguntaron si sabía de alguien con condiciones académicas para una vacante. Ella entró gracias a mi sugerencia, pasado el tiempo comencé a notar su comportamiento incómodo y me di cuenta de que su amistad no era valiosa.

Logró meterse en el bolsillo, como se dice popularmente, a los directivos de la institución, consiguió cambiar mi horario de trabajo inconsultamente. En la universidad concursó en la misma asignatura que yo había seleccionado, ella quedó en tercer lugar. Ese concurso lo gané, lo que le amplió el deseo de incomodar, si algún estudiante de ella, me buscaba para alguna asesoría, la emprendía contra él. Fueron muchas las situaciones con las que esta persona intentó dañarme; pero no quiero ahondar más, además la vida le da a uno las oportunidades de salir de los lugares, cerrar con cuidado la puerta y seguir adelante dejando todo atrás.

Para quien tiene problemas de inseguridad y baja estima, cualquier cosa es envidiable: el que alguien ría fácilmente, el que mantenga cordialidad con las demás personas, algún tipo de habilidad que esta domine, entre tantas cosas.

La envidia está presente en muchos comportamientos y es bueno aprender a reconocerla a tiempo. Sí ya viste la serie me encantaría intercambiar impresiones y si no, te invito a verla.

Gracias por tu amable lectura.

Mi contenido es original.

He utilizado el traductor de Google.

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