Hola amigos de #greenzone, hoy me sumo a la iniciativa de @iriswrite, vamos a ver que ocurre. Le agradezco a @elisabethswan, su invitación a participar en este reto de contar los elementos de nuestro carácter que más nos ha costado eliminar.
“ Quien espera, alcanza ” es un dicho popular que sugiere que ser paciente y persistente a menudo conduce a resultados positivos.
En mi caso solían decir en casa a modo de regaño que mi paciencia era verde y se la había comido un chivo. Sí, lo se, tremenda frase para llevarme a la reflexión. Siempre me había molestado ver como las demás personas a mi alrededor se demoraban para realizar cualquier actividad e incluso hasta hablar.
En muchas ocasiones ofendía a esa persona, y la tildaba de no tener las capacidades para hacer las cosas de una forma más rápida y a la vez efectiva, sentía que era una odisea aquella espera, sentía como la sangre poco a poco se iba calentando dentro de mis venas dando rienda suelta al mal carácter.
Pero hace algún tiempo algo cambió, me convertí en madre, créanme que al inicio temía que ese mal comportamiento se apoderara de mi, y no me permitiera darle a mi niño una educación adecuada o incluso llegar al extremo de maltratarlo.
Fui trabajando poco a poco en esos mal sabores que deja la impaciencia y aunque siga allí en lo más profundo de mi ser, ya no define quien soy, ni domina mi actuar por la vida. Soy de las que opina que no erradicamos la parte negativa de nosotros que por tanto tiempo nos influyó sino que aprendemos a manejar lo que estamos haciendo mal y no damos rienda a que brote lo más feo de nuestro carácter.
Sinceramente mi hijo tuvo una gran influencia en ese cambio tan positivo en mi, desde que abrió los ojos al mundo soy mejor persona y mi empeño por ser buen madre me abraza cada día. Cada vez que Anthony hace alguna travesura, prefiero contar hasta diez como dice el buen cubano, para con toda la serenidad posible llevarlo a la reflexión y al entendimiento de que lo hizo estuvo mal hecho.
Es un alivio ya no ser una mujer constantemente impaciente, ahora la calma y la constancia priman en mi carácter. La verdad en casa todos lo han notado y me siento muy orgullosa de mi cambio.
Y así me despido no sin antes invitar a mis amigos @marpasifico y @abelarte. Un abrazo a todos.
Mis queridos hivers, declaro que no hice uso de IA para redactar este post. Las fotos son de mi propiedad y los banners fueron creados en Canva, cortesía de @yuraimatc.
Gracias por su amable visita🌹.
Hello #greenzone friends, today I'm joining @iriswrite's initiative, let's see what happens. I thank @elisabethswan for her invitation to participate in this challenge of sharing the aspects of our character that have been hardest to eliminate.
"He who waits, achieves" is a popular saying that suggests that being patient and persistent often leads to positive results.
In my case, they used to say at home, as a way of scolding me, that my patience was green and had been eaten by a goat. Yes, I know, quite a phrase to make me reflect. It had always bothered me to see how other people around me took so long to do anything, even just to talk.
On many occasions, I would offend that person, and I would accuse them of not having the ability to do things more quickly and effectively. I felt that waiting was an odyssey; I felt like the blood was slowly heating up in my veins, giving free rein to my bad temper.
But some time ago something changed, I became a mother, believe me, at first I was afraid that this bad behavior would take over me, and not allow me to give my child a proper education or even go to the extreme of mistreating him.
I gradually worked on overcoming the bitter taste left by impatience, and although it still lingers deep within me, it no longer defines who I am, nor does it control how I navigate life. I believe that we don't eradicate the negative aspects of ourselves that influenced us for so long, but rather we learn to manage our mistakes and prevent the ugliest parts of our character from surfacing.
Honestly, my son had a profound influence on this positive change in me. Since he opened his eyes to the world, I'm a better person, and my commitment to being a good mother strengthens me every day. Whenever Anthony does something mischievous, I prefer to count to ten, as the Cuban saying goes, calmly guiding him to reflect and understand that what he did was wrong.
It's such a relief to no longer be a constantly impatient woman; now, calmness and composure prevail in my character. The truth is, everyone at home has noticed, and I'm very proud of my transformation.
And so I say goodbye, but not before inviting my friends @marpasifico and @abelarte. Hugs to all.
My dear hivers, I declare that I did not use AI to write this post. The photos are my property and the banners were created in Canva, courtesy of @yuraimatc.
Thank you for your kind visit🌹.
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