Saludos. La amiga @rosahidalgo en su reciente publicación para la comunidad @holos-lotus nos deja una sugerente invitación a reflexionar sobre qué es ser adulto. Les comento…
Hace pocos días en una conversación telefónica mi hija me comentaba sobre lo difícil que le estaba resultando ser adulto. La situación de ella tiene ciertas peculiaridades. Fue hija menor en un hogar donde mi esposa y yo estábamos jubilados, por lo que pudimos dedicarle mucho más tiempo que a sus hermanos mayores. Ella se acostumbró a que nosotros estuviéramos presentes en cualquier momento y siempre podíamos orientarla para tomar cualquier decisión.
Pero por circunstancias que ahora no vienen al caso comentar, a los veintidós años decidió irse a otro país y de la noche a la mañana se vio en el trance de tener que resolver su vida por ella misma, en la soledad de su conciencia; ya sus padres no estaban a su lado para orientarla.
Ese cambio tan brusco lo ha ido asimilando de la mejor forma posible y creo que las respuestas que va dando son las de una persona adulta. Llego a esa conclusión por los resultados favorables que ha ido teniendo en las diferentes situaciones que conforman un contexto tan difícil como lo es la vida de inmigrante.
Nuestra idea de la adultez está principalmente asociada a una variable cronológica, llega una edad, digamos a los dieciocho años, en los que suponemos que la persona ya ha llegado a un nivel de desarrollo en el que ha dejado de ser niño, y ese cambio físico debería ir acompañado por un cambio en su mentalidad.
Lo ideal sería que ya a esa edad sus respuestas fueran completamente distintas a cuando era niño, que fuesen más responsables, meditadas, menos impulsivas y con total conciencia de las consecuencias.
Sin embargo, las cosas lamentablemente no son así. Hay personas en las que no va parejo el cambio cronológico con el cambio mental. Y aunque cada vez tienen más años su mentalidad parece haberse quedado anclada en los tiempos de la niñez.
A personas de este tipo les cuesta muchísimo asumir cualquier responsabilidad, son expertos en encontrar culpables en cualquier parte. Tampoco pueden valorar adecuadamente las consecuencias de sus actos, por lo que generalmente van llevando una vida bastante conflictiva. Estas personas probablemente siguen viviendo su emocionalidad como si estuvieran en la niñez.
Hay cuestiones que a mi juicio son indicadores del comportamiento adulto. Una, es la responsabilidad, poder asumir que somos los únicos responsables de las cosas que hacemos.
Es importante tener claro que cada respuesta que damos es expresión de nuestra libertad de elegir, porque somos nosotros lo que decidimos dar una respuesta en vez de otra. Más nadie tiene aquí la responsabilidad. Y es un recurso bastante infantil buscar excusas para justificar nuestro comportamiento, tratando de atenuar lo que hemos hecho por cuestiones como los impulsos, las pasiones y cosas similares. Precisamente, las respuestas adultas ponen en primer lugar la racionalidad.
Otro asunto que también asocio con el comportamiento adulto es poder medir las consecuencias de nuestras palabras, de nuestras acciones o de nuestra omisión.
Si hemos decidido lanzarle a una persona palabras hirientes, ofensivas o descalificadoras, no podemos esperar de ella una respuesta cordial y conciliadora. Si somos indiferentes ante los problemas de nuestro entorno, si no procuramos poner de nuestra parte para contribuir a resolverlos, no podemos esperar que las cosas mejoren.
Pudiera agregar también que un rasgo característico de la mentalidad adulta sería la capacidad de valorar cuáles cosas dependen realmente de nosotros y cuáles escapan totalmente de nuestro control.
Tener conciencia de eso puede ahorrarnos malos momentos, dejaríamos de buscar fórmulas inútiles para resolver quimeras. Dejando eso de lado podremos dar mejor uso a nuestro tiempo y hacer rendir nuestra energía.
Gracias por tu tiempo.
Greetings. The friend @rosahidalgo in her recent publication for the @holos-lotus community leaves us a suggestive invitation to reflect on what it is to be an adult. Let me tell you...
A few days ago in a telephone conversation my daughter told me how difficult it was for her to be an adult. Her situation has certain peculiarities. She was the youngest child in a home where my wife and I were retired, so we were able to spend much more time with her than with her older siblings. She got used to us being present at any time and we could always guide her in making any decision.
But due to circumstances that are not relevant here, at the age of twenty-two she decided to move to another country and overnight she found herself in the trance of having to resolve her life by herself, in the solitude of her conscience; her parents were no longer by her side to guide her.
She has been assimilating this abrupt change in the best possible way and I believe that the answers she is giving are those of an adult. I reach this conclusion because of the favorable results she has been having in the different situations that make up such a difficult context as the life of an immigrant.
Our idea of adulthood is mainly associated with a chronological variable, there comes an age, say at eighteen, when we assume that the person has already reached a level of development in which he has ceased to be a child, and that physical change should be accompanied by a change in his mentality.
Ideally, even at that age, his responses should be completely different from when he was a child, more responsible, thoughtful, less impulsive and fully aware of the consequences.
Unfortunately, however, this is not the case. There are people for whom chronological change does not go hand in hand with mental change. And although they are getting older, their mentality seems to have remained anchored in the times of childhood.
People of this type find it very difficult to assume any responsibility, they are experts in finding culprits everywhere. They are also unable to adequately assess the consequences of their actions, so they generally lead a rather conflictive life. These people probably continue to live their emotions as if they were in childhood.
There are issues that in my opinion are indicators of adult behavior. One is responsibility, being able to assume that we are the only ones responsible for the things we do.
It is important to be clear that every answer we give is an expression of our freedom to choose, because we are the ones who decide to give one answer instead of another. No one else has the responsibility here. And it is a rather childish resource to look for excuses to justify our behavior, trying to attenuate what we have done by issues such as impulses, passions and the like. Precisely, adult responses put rationality first.
Another issue that I also associate with adult behavior is being able to measure the consequences of our words, our actions or our omission.
If we have decided to hurl hurtful, offensive or disqualifying words at someone, we cannot expect a cordial and conciliatory response from them. If we are indifferent to the problems around us, if we do not try to do our part to help solve them, we cannot expect things to improve.
I might also add that a characteristic feature of the adult mentality would be the ability to assess which things really depend on us and which are totally beyond our control.
Being aware of that can save us bad moments, we would stop looking for useless formulas to solve chimeras. Leaving that aside we will be able to make better use of our time and make better use of our energy.
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).
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