Saludos. El amigo @emiliorios en su excelente columna para la comunidad de @holos-lotus nos deja la invitación a reflexionar sobre cómo nuestros comportamientos pueden contribuir a “incentivar la crueldad”. Les comento…
Durante toda la vida he tenido la experiencia de encontrarme con personas que se expresan con la clara intención de hacer ver su prepotencia, de dejar sentado que ante ellos todos los demás estamos por debajo.
No me atrevería a afirmar tajantemente que estas personas se expresan de ese modo con la clara intención de hacer daño, lo que supone que de entrada ha habido en ellos una previa reflexión donde han calculado muy bien el efecto y alcance de los dardos verbales que se lanzan.
Puede ser que actúen de ese modo movidos por la costumbre, que ni siquiera sospechen que son así, sencillamente para ellos es algo que está en su naturaleza, pero que va afectando de modo significativo las relaciones que establecen con el mundo.
En cualquier caso, expresarse de modo despectivo hacia los demás , sin dejar alternativas al interlocutor, y arrinconándolo de tal modo que se le haga sudar frío, siempre conlleva el riesgo de producir daño. A fin de cuentas la mayor parte de las personas somos sensibles a la opinión que de nosotros tengan los demás.
Debo reconocer que en más de una oportunidad me he sentido mal al escuchar a este tipo de personas tratando de doblegar mi espíritu, sobre todo en el tiempo de la juventud cuando mi estima se alimentaba mucho de la opinión ajena.
Sin embargo, siempre tuve la fortuna de contar con una familia que a cada rato se encargaba de recordarme mi valía. Y no es que fuera ninguna familia perfecta ni nada por el estilo. Como toda familia tenía sus luces y sus sombras. Pero sí era un espacio donde cada uno de nosotros tenía un lugar y era valorado por el simple hecho de haber nacido en esa familia.
Es verdad que en nuestro tiempo la presencia de las redes sociales ha multiplicado la posibilidad de hacer sentir mal al otro. Cualquier persona puede ser el blanco de campañas de desprestigio que lesionan su imagen e integridad. Esto afecta sobremanera a los más jóvenes que construyen una buena parte de sus relaciones precisamente en esas redes sociales. Ser víctima de la llamada “cultura de la cancelación” puede producir efectos desastrosos en la psiquis de la persona. Cualquier búsqueda en internet ofrece datos suficientes sobre el tema.
Ante esa realidad pareciera obvio que una gran tarea para todos sería entrenar el pensamiento para que las opiniones ajenas no hicieran tanto daño. Fortalecer la mente para endurecer la piel ante lo que viene de fuera.
Muchas veces he pensado que en nuestras escuelas hace falta insistir más en estos temas, dedicar más tiempo para que los maestros y los niños reflexionen sobre el peso de la palabra. De este modo quizá se pudiera tener más cuidado al usarla de un modo o de otro.
Entre las tantas cosas buenas de nuestro tiempo está el reconocimiento de nuestra capacidad para intervenir en la forma en que percibimos la realidad. Ahora está bastante claro que cada uno va percibiendo las cosas de forma particular. No significa esto que el pensamiento haga la realidad, pero sí que podemos responder de diferentes formas ante estímulos similares.
Todos tenemos la posibilidad de modificar nuestra percepción de las cosas para ser más amables y compasivos con nosotros mismos, de ese modo seguro que también contribuimos a fortalecer nuestra estima.
Con una estima fortalecida es menos probable que penetre en nuestro interior la intención de daño de alguien.
Gracias por tu tiempo.
Greetings. Our friend @emiliorios, in his excellent column for the @holos-lotus community, leaves us with an [invitation]( https://peakd. com/hive-131951/@emiliorios/incentivar-la-crueldad-el-peligro-de-las-opiniones-agresivas-como-prevenir-lesiones-al-autoconcepto-esen) to reflect on how our behaviors can contribute to "encouraging cruelty." Let me tell you...
Throughout my life, I have encountered people who express themselves with the clear intention of showing their arrogance, of making it clear that everyone else is beneath them.
I would not dare to say categorically that these people express themselves in this way with the clear intention of causing harm, which would imply that they have given it prior thought and carefully calculated the effect and scope of the verbal barbs they throw.
It may be that they act in this way out of habit, that they do not even suspect that they are like this, that it is simply something that is in their nature, but that it significantly affects the relationships they establish with the world.
In any case, expressing oneself in a derogatory manner towards others, leaving the other person with no alternative and cornering them in such a way that they break out in a cold sweat, always carries the risk of causing harm. After all, most of us are sensitive to the opinions others have of us.
I must admit that on more than one occasion I have felt bad when listening to this type of person trying to break my spirit, especially in my youth when my self-esteem was largely fed by the opinions of others.
However, I was always fortunate to have a family that constantly reminded me of my worth. And it's not that it was a perfect family or anything like that. Like any family, it had its ups and downs. But it was a place where each of us had a place and was valued simply for being born into that family.
It is true that in our time, the presence of social media has multiplied the possibility of making others feel bad. Anyone can be the target of smear campaigns that damage their image and integrity. This greatly affects young people, who build a large part of their relationships precisely on these social networks. Being a victim of the so-called "cancel culture" can have disastrous effects on a person's psyche. Any internet search provides sufficient data on the subject.
Given this reality, it seems obvious that a great task for all of us would be to train our minds so that the opinions of others do not hurt us so much. To strengthen the mind to toughen the skin against what comes from outside.
I have often thought that our schools need to place more emphasis on these issues, dedicating more time for teachers and children to reflect on the weight of words. In this way, perhaps we could be more careful in how we use them.
Among the many good things about our time is the recognition of our ability to influence the way we perceive reality. It is now quite clear that each of us perceives things in a particular way. This does not mean that thought creates reality, but it does mean that we can respond in different ways to similar stimuli.
We all have the ability to change our perception of things to be kinder and more compassionate toward ourselves, which will surely also help strengthen our self-esteem.
With stronger self-esteem, it is less likely that someone's intention to harm us will penetrate our inner being.
Thank you for your time.
Image source. I II [III]( https://pixabay.com/es/photos/ciudad-hombre -persona-solo-ventana-1868530/).
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