Greetings and blessings dear friends of @silverblogguers. When one passes from the average wheel, he begins to observe the world from another perspective, as if Rl Autumn of life added transparency of landscape and allowed you to appreciate details that the hurry H the ferventness of the first youth did not let you see.It is not that dreams end, they are resolved.Not that time ends, is that you learn to value better, despite every second as an ounce of gold.It is not that projects decrease, but they are ordered according to the feasibility and level of priority they possess, it is that simple and little benefit programs are discarded to replace them with others of greater and better performance.
At 18 years, you dream of the kingdom, strength, speed and desire, are weapons that are wasteful as if it were an infinite arsenal.Your traveling companions at that age are rebellion and recklessness, while love is just a curved body crowned by a beautiful face.
Beyond the 25, the sanity begins to light.The fire is still burning with equal intensity but ties are borning to the heart and your bag is filled with children.
In the luckiest, everything flourishes: love, family, finance and some other freedom.Others like me, however, we push our lives up while fighting to improve finance and get some freedom to better enjoy love and family.
The one who finds wife, the good finds;This is perhaps the feeling that complete us, the other portion of you, the most beautiful and fragile, whose hand can sustain you, her voice encourages you and her heat becomes essential.
Then the children arrive, that kind of elves that steal your soul with a kiss and crumble all your rudeness with a single look.We are already in the half wheel or beyond and we did not realize when the things changed.You are still the protagonist of your novel but it is no longer your pleasure that you are looking for, it is no longer your freedom, your fantasy but that of those who are your world.
My first daughter, Ruth, was the awakening, a sun that barely looked my arms.A portion of me that made me happily vulnerable forever, then all the songs of my chest had come true.
My second sun was also a girl and we named her Rebecca and it was a mirror of all my tenderness, fragile and beautiful like all girls.When I kissed her, I felt that heaven fit on that body and I still feel it.
My Rachel was the surprise, a gift that was no longer waiting for me.She, my third princess arrived in times of sudden changes in my social environment, in those times where the shadow threatens to swallow everything and those who you thought were close, flee from you as a contagious patient.Everything happens as in a tsunami.Everything changes, everything falls apart but you are still standing because you have three very strong reasons to continue fighting and because chaos had and still has the name of the woman you love.
Before opening the eyes to the new times, the fourth princess arrives.Rocío is delicacy, the whisper of all delights, the confirmation of an tternal pact and when I thought I could no longer ask, a child came from heaven, a copy of all my prayers, a candlestick for an altar where there were only flowers.
Nathan, I name him, then I shouted out loud: Who am I for you to visit me in this way?And I knelt and I appreciate without complexes or traumas because I have passed beyond the half wheel and I do not have precious metals in my coffers, I am no longer the one who matters in this story because I have chosen to give up almost all the privileges to that woman who completes my days and to those five suns that fill my universe.
It may have happened to you thevsane as me, that being the hard one of your movie, you no longer fight for prominence but you choose to shine for others, for those fragments of you that are, without a doubt, all or almost all your happiness.
This post is original content are of my authorship.
The images are mine.
Text translated withhttps://www.deepl.com/es/translator
Español
Saludos y bendiciones queridos amigos de @silverblogguers. Cuando uno pasa de la media rueda, empieza a observar el mundo desde otra perspectiva, como si rl otoño de la vida añadiera transparencia sl paisaje y te permitiera apreciar detalles que la prisa y los fervores de la primera juventud no te dejaban ver. No es que terminan los sueños, se redimensionan. No es que se acaba el tiempo, es que se aprende a valorar mejor, a pesar cada segundo como una onza de oro. No es que disminuyen los proyectos, es que se ordenan de acuerdo a la factibilidad y el nivel de prioridad que posean, es que se descartan los programas simples y de poco beneficio para sustituirlos por otros de mayor y mejor rendimiento.
A los 18 años, sueñas el reino, la fuerza, la velocidad y el deseo, son armas que se derrochan como si de un arsenal infinito se tratase. Tus compañeros de viaje a esa edad son la rebeldía y la imprudencia, mientras que el amor es solo un cuerpo curvo coronado por un rostro hermoso.
Más allá de los 25, comienza a alumbrarte la cordura. El fuego sigue ardiendo con igual intensidad pero le nacen coyundas al corazón y la aljaba se llena de hijos.
En los más afortunados, florece todo: el amor, la familia, las finanzas y alguna que otra libertad. Otros, sin embargo, empujamos la vida cuesta arriba mientras luchamos por mejorar las finanzas y obtener alguna libertad para disfrutar mejor del amor y la familia.
El que halla esposa, el bien encuentra; este es quizás el sentimiento que más nos completa, la otra porción de tí, la más hermosa y frágil, cuya mano te puede sostener, su voz te alienta y su calor se vuelve imprescindible.
Después llegan los hijos, esa especie de duendes que te roban el alma con un beso y desmoronan todas tus rudezas con una sola mirada. Ya estamos en la media rueda o más allá y no nos dimos cuenta de cuando ni cómo cambiaron las cosas. Sigues siendo el protagonista de tu novela pero ya no es tu placer el que buscas, ya no es tu libertad, tu fantasía; sino la de aquellos que son tu mundo ahora.
Mi primera hija, Ruth, fue el despertar, un sol que apenas se veía en mis brazos. Una porción de mí que me hizo felizmente vulnerable para siempre, entonces tuvieron nombre todas las canciones de mi pecho.
Mi segundo sol también fue niña y la nombramos Rebecca y era un espejo de toda mi ternura, frágil y bella como todas las niñas. Cuando la besé, sentí que el cielo cabía en aquel cuerpecillo y aún lo siento.
Mi Rachel fue la sorpresa, un regalo que ya no me esperaba. Ella, mi tercera princesa llegó en tiempos de cambios bruscos en mi entorno social, en esos tiempos donde la sombra amenaza con tragarse todo y aquellos que creías cercanos, huyen de tí como de un enfermo contagioso. Todo ocurre como en un tsunami. Todo cambia, todo se desmorona pero sigues en pie porque tienes tres motivos muy fuertes para seguir peleando y porque el caos tuvo y aún tiene el nombre de la mujer que soñabas.
Antes de abrir los ojos a los nuevos tiempos, llega la cuarta princesa. Rocío es la delicadeza, el susurro de todas las delicias, la confirmación de un pacto eterno y cuando pienso que ya no se puede pedir más, me nace un niño, una copia de todas mis plegarias, un candelabro para un altar en donde habían solo flores.
Nathan, lo nombro, entonces grito en alta voz: ¿quién soy yo para que me visites de esta forma? Y me arrodillo y agradezco sin complejos ni traumas porque he pasado más allá de la media rueda y no tengo metales preciosos en mis arcas, ya no soy quien importa en esta historia porque he escogido ceder casi todos los privilegios a esa mujer que completa mis días y a esos cinco soles que llenan mi universo.
Quizás te ha pasado como a mí que siendo el duro de tu película, ya no peleas por el protagonismo sino que escoges brillar para otros, para esos fragmentos de tí que son, sin dudas, toda o casi toda tu felicidad.
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