Ser congruente con lo que se dice y lo que se hace, que lo que uno predica sea porque lo aplica en la vida misma, y tiene testimonios para demostrarlo, qué complicado es. Una de las cosas que más noto en la gente que practica algún tipo de doctrina, es que dicen una cosa y hacen otra, como el médico que recomienda no fumar con los dedos manchados de nicotina; pero nosotros no estamos exentos de eso, solo que son los demás los que se dan cuenta.
Conmigo trabajó una profesora de baja estatura y pasada de peso. Ella se apretaba la cintura con la correa y mantenía su camisa dentro del pantalón. A mí nunca me gustó llevarla por dentro, que era lo que se le exigía a los estudiantes, en el uso del uniforme. En dos oportunidades coincidí con ella cuando le reclamaba a los alumnos, que no cumplían la norma y les decía: «métanse la camisa por dentro que parecen una cucaracha matada a escobazos» Me reía de la expresión, porque justamente yo cargaba la mía por fuera, como me gustaba.
En una oportunidad, me observa cuando me estoy acomodando la correa del pantalón, seguramente pensó que me sentía apretada, y me dice: «haz como yo, con el té de naranja no engordo» No le contesté nada, ni me reí en su cara, creo que un «ajá» desprovisto de malicia salió de mí, al ver como ella, no se veía lo gorda que estaba; pero sí veía exceso de peso en mí. Yo no estaba delgada, o de acuerdo a los estándares del peso femenino en ese entonces; pero me sentía bien. Entonces lo que se me ocurrió fue hacer una caricatura, me gustaba dibujar y quedó muy buena, lamentablemente no la tengo a mano ahora.
Se la mostré a mis hijos: «adivinen quién me dijo esto» Obviamente, allí lo que había era un ejemplo en vivo, de lo que es la incongruencia. Ella decía tomar té de cáscara de naranja cada día en ayunas, pero realmente nunca mostró una silueta que afirmara, que ese té daba resultados.
Otro ejemplo de esto lo veo en gente que me dice que anda en una onda de perdón y agradecimiento, que fluye con energía poderosa de amor y paz; pero en lo que alguien pasa en bicicleta y siente amenaza para su vehículo lo insulta y se sale de sus cabales. Lo mejor para conocer lo apacible que es alguien es verlo en su desempeño como chofer, gente que usa un verbo agradable y voz suave, se vuelve un energúmeno, cuando está frente al volante.
Lo he visto también en quienes no lo piensan dos veces para insultar al panadero, porque uno de los panes estaba duro, para molestarse con la persona que está en la misma cola, porque intuye que esta intenta colearse, para despotricar en el hogar, zapatear y gritar contra los hijos, porque no tendieron la cama o dejaron regado los juguetes, pero se sienten constructores de bienestar
Lei textos que comienzan siendo toda una apología a la paz y al amor y luego se decantan en juicios y creencias que contradicen la introducción hecha.
Hace mucho tiempo, en la prensa diaria, venía un cómic que se llamaba El otro yo del doctor Merengue que reflejaba bien cómo se dice algo, pero por dentro provoca expresar otra muy diferente. Y es que todos llevamos a un doctor Merengue por dentro. Buscar cumplir con nuestras propias prédicas parece ser la lucha diaria.
Concluyo, no es nada fácil ser congruente con lo que se hace y lo que se dice, si esto no forma realmente parte de un sistema de valores realmente afianzado dentro de nosotros ¿Y usted qué piensa?
Tu comentario es importante para mí. Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original.
He utilizado el traductor de Google.
Imágenes de Pixabay con sus respectivas fuentes.
Being consistent with what you say and what you do, applying what you preach in your own life, and having testimonies to prove it, is complicated. One of the things I notice most about people who practice some kind of doctrine is that they say one thing and do another, like the doctor who recommends not smoking with nicotine-stained fingers; but we're not exempt from this; it's just that others notice.
I had a short, overweight teacher who worked with me. She would tighten her waist with a belt and keep her shirt tucked into her pants. I never liked tucking them in, which was what was required of students when wearing their uniforms. On two occasions I met her when she complained to the students who did not comply with the rule and told them: "Tuck your shirt in, you look like a cockroach killed with a broom." I laughed at the expression, because I wore mine on the outside, the way I liked it. #
One time, she noticed me adjusting my belt. She probably thought I was feeling tight. She said, "Do what I do, I won't gain weight with orange tea." I didn't reply, nor did I laugh in her face. I think an "aha," devoid of malice, came from me when I saw her. She couldn't see how fat I was; but she did see excess weight. I wasn't thin, or even by the standards of female weight at the time. But I felt fine. So what occurred to me was to draw a caricature. I liked to draw, and it turned out really well. Unfortunately, I don't have it handy now.
I showed it to my children: "Guess who told me this?" Obviously, what I had there was a real-life example of incongruity. She claimed to drink orange peel tea every day on an empty stomach, but she never actually showed a silhouette confirming that the tea worked.
Another example of this is seen in people who tell me they're on a wave of forgiveness and gratitude, flowing with a powerful energy of love and peace; but as soon as someone passes by on a bicycle and they sense a threat to their vehicle, they insult them and lose their temper. The best way to understand how peaceful someone is is to see them in their role as drivers. People who use pleasant language and a soft voice become violent when they're behind the wheel.
I've also seen it in those who don't think twice about insulting the baker because one of the loaves of bread was stale, getting angry at the person in the same line because they sense that the person is trying to cut in, ranting at home, stamping their feet and yelling at their children because they didn't make the bed or left the toys scattered, but who feel like builders of well-being.
I've read texts that begin as a complete apology for peace and love and then turn into judgments and beliefs that contradict the introduction.
A long time ago, a comic strip appeared in the daily press called The Other Self of Doctor Merengue, which perfectly reflected how to say something, but inside, it provokes a very different expression. The truth is, we all carry a Doctor Merengue inside. Seeking to fulfill our own beliefs seems to be the daily struggle.
In conclusion, it is not easy to be consistent with what you do and what you say, if this is not truly part of a system of values that is truly entrenched within us. And what do you think?
Your comment is important to me. Thank you for your kind reading.
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I used Google Translate.
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