Salí a correr de noche, buscando la paz de luna. Al terminar mis 3km diarios, mientras volvía caminando a casa entre a la tienda que esta al doblar de donde vivo.
Foto creada con Microsoft Copilot
Dentro, el dependiente me miraba de forma extraña, con constancia, una mirada casi aterradora, sombria, pensé que tal creía que robaría algo porque era un dependiente nuevo y no me conocia, siempre compro aquí y hoy es la primera vez que lo veo.
"Una botella de agua, por favor.” El hombre sin mirarme me tendió la botella y el vuelto, sin pronunciar ni una palabra, tan rápido y mecánico como si supiese lo que iba a pedir, aunque era un poco obvio por mi vestimenta, me pareció raro, el era raro. Había algo inquietantemente extraño en él, su presencia me hacía sentir incómodo, quería salir de ahí, pero moría de sed.
Tomé la botella de inmediato, y deje el vuelto, algo me hacía sentir culpable.
Tan pronto como crucé la puerta, abrí la botella y la llevé a mi boca. Sentí el olor antes de lo que sentí el liquido pasar por la garganta, pero era tarde, como cuando pisas mal un escalon y sabes que vas a caer pero no puedes hacer nada. Mi cuerpo actúo más rapido que mi mente. El líquido recorrió mi garganta demasiado rápido, sentí un ardor en la nariz, podía exhalar el sabor: era cloro. El estómago se lo tomó tan mal como si de lava se tratase, desintegrando todo a su paso.
Impulsado por el pánico, intente gritar AYUDA pero en cambio salió un conjunto de sonidos ininterpretables. La calle estaba desierta, miré hacia la tienda buscando al señor, pero él ya me miraba a mi, con la misma expresión sombría, que ahora reconocía, era difícil haberlo hecho cuando solo lo vi una vez, en el juicio por la muerte de su hija, donde me declararon inocente para escapar de la cárcel, pero aparentemente no de la muerte.
De pronto, recordé un dicho, es “Sangre con sangre se paga” es graciso en lo que piensa la mente antes de apagarse por completo. Aunque no la hice sangrar a ella, y aparentemente el tampoco a mi...
Nota traducido por Microsoft Copilot
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ENGLISH
I went out for a run at night, in search of the peace of the moon. After finishing my usual 3km run, while I was walking back home, I entered the store around the corner from where I live.
Inside, the clerk was staring at me with a strange, persistent, almost terrifying, somber gaze. I thought perhaps he believed I was there to steal something, since he was a new clerk and didn’t know me—I always buy here, and today was the first time I’d seen him.
“One bottle of water, please,” I said. Without looking at me, the man handed me the bottle and my change without uttering a single word, as fast and mechanically as if he had known what I was going to ask, even though it was rather obvious from my attire. It struck me as odd—he was odd. There was something disturbingly strange about him; his presence made me feel uncomfortable. I wanted to leave, but I was dying of thirst.
I took the bottle immediately and left my change behind; something made me feel guilty.
As soon as I stepped out the door, I opened the bottle and brought it to my mouth. I smelled its scent before I even felt the liquid rush down my throat, but it was too late—like misstepping on a stair when you know you’re about to fall but can’t do a thing about it. My body acted faster than my mind. The liquid raced down too quickly; I felt a burning sensation in my nose as I exhaled its taste: it was chlorine. My stomach took it as badly as if it were lava, disintegrating everything in its path.
Driven by panic, I tried to scream HELP, but instead, an array of unrecognizable sounds escaped me. The street was deserted. I looked toward the store, searching for the man, but he was already watching me with that same somber expression I now recognized—it was hard to believe, as I had seen him only once before, at the trial for his daughter’s death, where I was declared innocent to escape jail, yet apparently not to escape death.
Suddenly, I remembered a saying: “Blood is paid with blood.” It’s almost comical, the thoughts the mind conjures just before it completely shuts down. Although I didn’t make her bleed, and apparently, neither did he to me…
