Hoy doy comienzo al Episodio 1 de la Serie “El Empresario Habanero”. Serie de la cual he venido escribiendo en dos posts anteriores a este, por medio de dos poemas ‹1› ‹2›, a modo de introducción. Así qué, sin más preámbulo, los dejo con el primer Episodio:
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Preparativos para la Inauguración 1ra parte.
(Episodio 1 de la Serie “El empresario Habanero”)
Prácticamente, no había amanecido y ya se escuchaban el sonido de las cazuelas en la cocina del restaurante. En el silencio de aquel parque zoológico, el sonido era perceptible hasta el último rincón. Era de esperar que así fuera, pues desde hacía días atrás, Felis venía anunciando la inauguración de su paladar. Lo había voceado a las cuatro esquinas, también colocó un cartel frente al portal del restaurante que decía: “Inauguración por todo lo alto, el próximo 14 de febrero”
Quien podría imaginar que aquel bondadoso león, se convertiría en chefs. Y no solo eso, quien se imaginaría que aquel noble león pasaría a ser el dueño de la primera MiPyME privada que operaría en el parque Zoológico más antiguo de La Habana. Pero el más impresionado era el escritor de este relato. Él había dado, por hecho,que Felis estaba llamado a la extinción; pues consideraba que en un par de años más, Felis habría muerto de hambre. Su confusión aumentaba cada hora, ya que ahora no solo lo notaba más gordo y rejuvenecido, si no, que era el habla que te habla de todos los animales del parque. Todos deseaban ser como Felis, estar en su posición, Felis se había convertido en una fuente de inspiración. Una especie de paradigma, digno de imitar. Era toda una leyenda.
Por su puesto que Felis nunca más, sería recordado en el parque como el león bonachón. Ahora sería recordado como el león emprendedor. Todo esto dejaba aún más perplejo al escritor, pues son tantas las impresiones que últimamente ha escuchado sobre Felis, por boca del resto de los animales del parque, que le es imposible narrarlas en este post, así que, dedicará un post para hablar de ello. Mientras continuemos con los preparativos para inauguración y los méritos que merece recibir Felis por su audacia. Pues no solo se atrevió a abrir su propio negocio, si no, que rentó el antiguo restauran del zoológico. Así que no era un mérito atribuible a Felis la creación del restaurante en el parque. Sin embargo, el remozamiento de aquel local sí era un mérito de Felis, pues aquel restaurante estaba totalmente destruido y era muy poco probable que la empresa que administraba el parque lo echara a funcionar. Esto demostraba las capacidades de aquel león, que hasta hacía unos meses solo pensaba en hacerse fotos de perfil, cuando pasaba por su jaula un fotógrafo espectador. Y sin apenas imaginarlo, ahora era todo un empresario.
Por fin había llegado la fecha planeada por Felis para la inauguración, 14 de febrero. Felis se levantó de madrugada, para comenzar a preparar el bufé del día. Días antes, Felis había ensayado el menú inaugural. Era la primera vez que elaboraría un platillo para ser ofertado, así que debía prepararse bien. Desde que Felis concibió la idea de ser chefs y hacer una paladar, tuvo que darse a la tarea de estudiar. Pero ya que no había tiempo de ir a una escuela culinaria o pasar un curso de cocina. Busco una forma intensiva y la solución la encontró a través de internet. Podía descargar los tutoriales de los platillos que más le gustaran, y de los pedidos que vaya recibiendo a diario.
Cuanta creatividad, la de este personaje; con razón, sus compañeros del parque le han comenzado a llamar Felis el emprendedor. Hoy sus ansiosos amigos podrán degustar su sazón. Y mañana sabremos si esta iniciativa de Felis tuvo éxito o por lo menos sí tuvo aceptación, lo cual sería un buen comienzo. Pero si se origina una mala opinión, la respuesta sería clara, Felis es un perdedor. Aunque no es lo que sus compañeros piensan, ellos no hacen más que pensar y murmurar en voz baja: › Felis es un genio de la cultura culinaria, sin apenas experiencia, dice que nos sorprenderá con un delicioso platillo. ‹ Sin embargo, el escritor de este cuento, sabe que no es así. Felis solo es un consumidor de contenidos digitales y su genialidad está en utilizar lo que tiene a la mano para salir al frente. Él había descargado la receta de un blogspot. Y luego la había reproducido dándole un toque personalizado, y estaba seguro de que lograría así impresionar a sus clientes, lo cual sería un sueño realizado para este felino emprendedor.
Bien temprano Felis se había levantado y se había ido para el restaurante sin apenas desayunar, para lograr que todo saliera a la perfección. Unos minutos después llegaba Kina, su ayudante, una cebra mal encabada, pero muy entusiasta. Mientras Kina se encargaba de fregar todas las vasijas que iban a utilizar aquel día. Feliz sacaba del almacén la harina de soja, la sal, el aceite, la pasta de ajos, el comino, entre otros ingredientes que serían usados para elaborar todos los platillos del menú a ofertar ese día. Pero las verduras las mandó a buscar frescas al mercado. Quería que sus albóndigas de soja tuvieran un sabor especial y para ello las verduras debían ser frescas. Inmediatamente que terminó Kina de fregar las cazuelas, salió con un listado hacia el mercado a buscar los ingredientes que faltaban, cebolla, tomate, ajíes picantes, orégano. También col, zanahorias, rábano, entre otras verduras.
Al regresar del mercado, ya Felis tenía listas y conformada las albóndigas de soja. Era algo fácil de elaborar, pero a Kina le hubiera gustado observar su elaboración. Finalmente, se acercó a Felis y le preguntó: › ¿cómo lograste hacer tan perfectas y unánimes albóndigas de harina de soja? ‹ Felis sonrió y le mostró la maquinilla de moler carne. Luego, con voz baja entre cortada por la riza, le dijo: › Kina amiga, en Cuba hay que inventar. La maquinilla y el embudo son para hacer flautas, que luego se trocean al tamaño que gustes y listo están conformadas las albóndigas. ‹ Kina una vez más se quedó mirando fijamente a Felis, como queriendo preguntar nuevamente. Felis la miró y comprendió que su ayudante también quería aprender a hacerlas. Volvió a sonreír, pero esta vez en un tono de voz normal le dijo: › bien, la maquinilla es para conformar con mayor facilidad los trozos. Pero igualmente, los podemos hacer con la palma de las manos, aunque demoraríamos más y no quedarán tan homogéneos. ‹
Luego prosiguió: › Ya que estás tan interesada en aprender, te explicaré, así a la hora de abrir vemos cuantos clientes hay y si son muchos, seas tú, quien haga la próxima tanda. ‹ Kina con ojos de alegría, cara de asombro y patas temblorosas, exclamó. › ¡Sí! Enséñame por favor, pero despacito. ‹
›Bien.‹ Respondió Felis: › primero pesas 2 libras de soja, la viertes en una cazuela mediana, le vas incorporando agua tibia lentamente mientras la revuelves y la colocas en el fuego. Cuando la pasta esté bien húmeda, pero sin llegar a nadar en el agua, le dejas de agregar agua y la dejas cocinar unos minutos y luego antes que se seque completamente le viertes un poquito de aceite por todo el contorno de la cazuela, para que la masa cocida se desprenda. ‹ Y continuó explicando. › Si gustas le puedes echar algo de sal. Pero muy poco, pues a la hora de preparar la salsa se le dará el punto. ‹ Escuchar hablar a Felis era como estar frente a un programa de cocina en la TV, donde el adiestrado chef sorprende al televidente con la destreza y seguridad al hablar. Escucharlo sorprendía a quien lo oyera, pero el mayor sorprendido seguía siendo el escritor de este relato. A él le parecía imposible escuchar y ver todos estos acontecimientos.
Para los lectores que han acompañado esta serie desde su introducción, recordaran el poema Felis el bonachón, en honor al apodo por el que los demás animales del parque lo conocían. Y que ilustraba claramente como era el noble carácter de Felis, que no encajaba con las características clásicas de un león. Lo cual al escritor le hacía estar convencido de que Felis no tendría la oportunidad de ver el fin de la crisis económica en el zoológico. Pero para su sorpresa, Felis le dio un giro de 180 grados a su vida y así lo dejó plasmado en el segundo poema de la introducción de esta serie. Pero, aun así, le resultaba complejo suponer que todo aquel entusiasmo y todos sus planes se pudieran concretar y hacer realidad, hasta ese preciso momento que observó y escuchó a Felis enseñar a su ayudante Kina.
Luego de esta magistral clase culinaria, Felis se dirigió hacia las bolsas donde su abnegada ayudante había traído las verduras que él solicitó. Las observó y olfateó minuciosamente, miro a su amiga cebra y le dijo: › buenas y frescas verduras, excelente compra Kina, una vez más me convenzo de que fuiste la mejor elección que pude hacer para ayudante. Tu capacidad para reconocer los olores de las verduras es impresionante. ‹ Miró una vez más a Kina y le dijo: › tenemos todo lo que necesitamos, así que manos a la obra. A limpiar y cortar cada uno de los ingredientes, tenemos que lograr que los clientes queden satisfechos e impresionados. ‹ Y una vez más comenzó a dar órdenes precisas. › Kina lo primero es limpiar una ristra de cebollas. Que debes cortar finamente cabeza a cabeza. Luego pesa los ajíes, con un kilo aproximadamente bastará. Quita el yermo y las semillas antes de cortarlo finamente. Ah, y cuanto termines me avisas para darte nuevas instrucciones. ‹
Así concluyó las indicaciones dadas a su colega. Mientras él tomaba unas yucas de jengibre, las cortaba y echaba en la trituradora de especies hasta conseguir aproximadamente una taza de jengibre triturado, luego realizó el mismo procedimiento con un poco de ajíes maduros. Listo ya tenía la mayoría de los ingredientes primarios de su receta de proteína vegetal. Pero le faltaban dos de esos ingredientes que necesitaba sustituir, pues no contaba con ellos en el almacén. Así que seguidamente que trituró el jengibre comenzó a fabricar Garam criollo, y lo haría con ingredientes disponibles en Cuba. Para ello en la trituradora comenzó a echar por medida de buen cubero, sésamo, semillas de mostaza, bijol, cilantro, clavo, pimienta negra, canela, hojas de laurel, comino, nuez moscada, e hinojo. Decidió no incorporarle chile, jengibre y ajo, ya que lo echaría directamente al preparar las albóndigas.
No había terminado aún de preparar la Garam criolla cuando Kina se acercó para recibir nuevas instrucciones. Entonces le dijo Felis: › Esta mezcla es una versión criolla de un condimento o preparado muy usado en la india, conocido como Garam, con algunas variaciones según los ingredientes disponibles en Cuba. ‹ Y una vez más indicó a Kina lo que debía hacer: › Kina prende la trituradora y mantenla prendida hasta que toda la mezcla esté totalmente triturada y mezclada, luego viértelo en un frasco vacío y limpia el vaso de la trituradora, para hacer un nuevo preparado. Que haremos en cuanto termines, será una versión cubana del hing asiático. ‹
Continuará…
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Today I begin Episode 1 of the Series "The Havana Businessman". Series of which I have been writing in two previous posts to this one, by means of two poems ‹1› ‹2›, as an introduction. So, without further ado, I leave you with the first Episode:
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Preparations for the Inauguration 1st part
(Episode 1 of the Series "The Havana Businessman")
It was almost dawn and already the sound of the pans could be heard in the restaurant's kitchen. In the silence of that zoo, the sound was audible in every corner. It was to be expected, since Felis had been announcing the opening of his paladar for days. He had announced it to the four corners, he had also placed a sign in front of the restaurant's entrance that read: "Inauguration in style, next February 14th".
Who could have imagined that that kind lion would become a chef. And not only that, who could imagine that that noble lion would become the owner of the first private MSME operating in the oldest zoo in Havana. But the most impressed was the writer of this story. He had taken it as a given that Felis was destined for extinction; he believed that in a couple more years, Felis would have starved to death. His confusion increased by the hour, for now he not only noticed that he was fatter and younger, but that he was the talk of all the animals in the park. Everyone wanted to be like Felis, to be in his position, Felis had become a source of inspiration. A paradigm of sorts, worthy of imitation. He was a legend.
Of course, Felis would never again be remembered in the park as the good-natured lion. Now he would be remembered as the enterprising lion. All this left the writer even more perplexed, because lately he has heard so many impressions about Felis from the rest of the animals in the park that it is impossible for him to narrate them in this post, so he will dedicate a post to talk about it. In the meantime, let's continue with the preparations for the inauguration and the merits that Felis deserves to receive for his audacity. Not only did he dare to open his own business, but he also rented the old zoo's restaurant. So the creation of the restaurant in the park was not a merit attributable to Felis. However, the renovation of the restaurant was Felis' merit, since the restaurant was totally destroyed and it was very unlikely that the company that managed the park would start it up again. This demonstrated the capabilities of that lion, who until a few months ago only thought of taking profile pictures of himself when a spectator photographer passed by his cage. And without even imagining it, he was now an business lion.
The date planned by Felis for the inauguration had finally arrived, February 14. Felis got up early in the morning to start preparing the buffet for the day. Days before, Felis had rehearsed the opening menu. It was the first time he would prepare a dish to be offered, so he had to prepare well. Ever since Felis had conceived the idea of being a chef and making a paladar, he had had to give himself the task of studying. But since there was no time to go to culinary school or take a cooking course. He looked for an intensive way and found the solution through the internet. She could download the tutorials of the dishes she liked the most, and of the orders she received daily.
How much creativity, that of this character; with reason, his companions of the park have begun to call him Felis the enterprising. Today his eager friends will be able to taste his seasoning. And tomorrow we will know if this initiative of Felis was successful or at least if it was accepted, which would be a good start. But if a bad opinion originates, the answer would be clear, Felis is a loser. Although it is not what his colleagues think, they do nothing but think and mutter under their breath: › Felis is a genius of culinary culture, with hardly any experience, he says he will surprise us with a delicious dish. ‹ The writer of this story, however, knows better. Felis is just a consumer of digital content and his genius is in using what he has at hand to get ahead. He had downloaded the recipe from a blogspot. And then he had reproduced it with a personalized touch, and he was sure that he would impress his customers, which would be a dream come true for this enterprising feline.
Felis had gotten up very early and left for the restaurant without having breakfast, so that everything would go perfectly. A few minutes later Kina, his assistant, arrived, a poorly fitted but very enthusiastic zebra. While Kina was in charge of scrubbing all the pots they were going to use that day. Feliz took out the soy flour, salt, oil, garlic paste, cumin, among other ingredients that would be used to prepare all the dishes on the menu to be offered that day. But he sent for the vegetables fresh from the market. She wanted her soy dumplings to have a special flavor and the vegetables had to be fresh. As soon as Kina finished scrubbing the pots, she went to the market with a list of the missing ingredients: onions, tomatoes, hot peppers, oregano. Also cabbage, carrots, radish, among other vegetables.
When Kina returned from the market, she had the soy meatballs ready and shaped. They were easy to make, but Kina would have liked to watch them being made. Finally, she approached Felis and asked: › how did you manage to make such perfect and unanimous soy flour dumplings? ‹ Felis smiled and showed him the meat grinder. Then, in a low voice between cut by the curl, he told her: › Kina amiga, in Cuba you have to invent. The grinder and the funnel are for making flutes, which are then chopped to the size you like and the meatballs are ready. ‹ Kina once again stared at Felis, as if she wanted to ask again. Felis looked at her and understood that her assistant also wanted to learn how to make them. She smiled again, but this time in a normal tone of voice she told him: › well, the clippers are the one to more easily shape the pieces. But we can also make them with the palm of our hands, although it will take longer and they won't be as homogeneous. ‹
Then she continued: › Since you are so interested in learning, I'll explain to you, so that when we open, we can see how many customers there are, and if there are many, you can be the one to make the next batch. ‹ Kina with eyes of joy, face of astonishment and trembling paws, exclaimed. › Yes, please show me, but slowly. ‹ ›Okay.‹ Felis replied: › first you weigh out 2 pounds of soybeans, pour it into a medium saucepan, slowly add warm water while stirring it and place it on the fire. When the dough is very wet, but without swimming in the water, you stop adding water and let it cook for a few minutes and then before it dries completely you pour a little oil all around the pan, so that the cooked dough comes off. And he continued explaining. ‹ If you like you can add some salt. But very little, because at the time of preparing the sauce you will give it the point. Listening to Felis speak was like being in front of a TV cooking show, where the trained chef surprises the viewer with his dexterity and confidence when speaking. Listening to him surprised the listener, but the most surprised was still the writer of this story. It seemed impossible for him to hear and see all these events.
For readers who have followed this series since its introduction, you will remember the poem Felis the good-natured, in honor of the nickname by which the other animals in the park knew him. And which clearly illustrated what Felis' noble character was like, which did not fit the classic characteristics of a lion. Which made the writer convinced that Felis would not have the opportunity to see the end of the economic crisis at the zoo. But to his surprise, Felis did turn his life around, and he recorded it in the second poem in the introduction to this series. But even so, he found it hard to believe that all that enthusiasm and all his plans could be realized, until that very moment when he watched and listened to Felis teach his assistant Kina.
After this culinary master class, Felis went to the bags where his devoted assistant had brought the vegetables he had requested. He looked at them and sniffed them thoroughly, looked at his zebra friend and said: › good, fresh vegetables, excellent purchase Kina, once again I am convinced that you were the best choice I could have made for assistant. Your ability to recognize vegetable smells is impressive. ‹ He looked once again at Kina and said: › we have everything we need, so let's get to work. To cleaning and chopping every single ingredient, we have to make the customers satisfied and impressed. ‹ And once again he began to give precise orders. › Kina the first thing is to clean a string of onions. That you must finely chop head to head. Then weigh the chili peppers, about a kilo will do. Remove the barrenness and the seeds before cutting them finely. Oh, and as soon as you finish, let me know so I can give you new instructions. ‹
Thus he concluded the instructions given to his colleague. While he took some yucca, of ginger, cut it and threw it into the spice grinder until he got about a cup of crushed ginger, then he did the same procedure with some ripe chili peppers. Now he had most of the primary ingredients for his vegetable protein recipe. But he was missing two of those ingredients that he needed to substitute, since he didn't have them in stock. So once he crushed the ginger, he began to make Garam Creole, and he would do it with ingredients available in Cuba. To do this in the grinder he began to add, by good measure, sesame, mustard seeds, bijol, coriander, cloves, black pepper, cinnamon, bay leaves, cumin, nutmeg, and fennel. He decided not to add chili, ginger and garlic, as he would add them directly when preparing the meatballs.
She had not yet finished preparing the Creole Garam when Kina approached her for further instructions. Then Felis told her: › This mixture is a Creole version of a condiment or preparation widely used in India, known as Garam, with some variations according to the ingredients available in Cuba. ‹ And once again he indicated to Kina what to do: › Kina turn on the grinder and keep it on until all the mixture is totally crushed and mixed, then pour it into an empty jar and clean the glass of the grinder, to make a new preparation. Which we will make as soon as you are done, it will be a Cuban version of the Asian hing. ‹
To be continued...
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