Ciertamente, el amor por los hijos depende de las circunstancias, por muy involuntarias que sean. La niña que creció con sus abuelos siempre recibió su mayor cariño, aunque tú, como madre, estuvieras ausente por trabajo y te esforzaras por asegurar el bienestar de tu hija. El varón creció a tu lado a pesar de sus limitaciones de salud y siempre dependió más de tu presencia. En última instancia, las circunstancias imponen limitaciones, pero el amor de madre es algo que perdura, aunque otros no lo entiendan.
Éxito.