El ambiente estaba divino. De esos que ya rara vez te encuentras como antes en las ciudades. Por allí parece no haber pasado todavía los géneros depravadores de la música contemporánea.
Un ambiente profundamente azul y poético aumentaba la sensacion de eros y romanticismo
Cómo por casualidad, cuando ella asomó su presencia femenina en la puesta de club, el guitarrero comenzó a cantar aquella pegajosa canción de Gian Lucas, modelada en el contagioso español itinalizado,que aumenta la belleza de la melodía.
Ella se acomodó las gafas y se alborotó un poco la encaracolada cabellera, y avanzó decidida hacia la mesa ya servida durante la espera.
Me levanté con la vista nublada por la emoción para acomodarle su asiento, como debe hacer un buen caballero, y creí ver un par de alas transparentes en la espalda de la convidada. Miré al trovador y también era transparente y cristalino.
¡Y mientras la copia de Gian Lucas decía: hay una cosa que yo no te he dicho auunn... ella me dijo casi en un susurro musical: yo soy Yement!
¡Y yo le dije al oído, apartando las caracolas de su ensortijado pelo: tú eres Yement y yo soy David!
Un golpe contundente pero espumoso en mi cabeza rompió la atmósfera azul del sueño.
😠Quién es Yenmendt quién es Yenmendt? 😡Me interpelaba arrodillada en la cama mi esposa, mientras otro almuadaso se proyectaba hacia mi cabeza.
Habla, no lo niegues, porque me lo dijiste a al oído!