¡Amigo, me encantó tu reflexión! Es que diste en el clavo. Es tan cierto eso de que en el día a día, y más por allá, donde las diferencias y las jerarquías a veces pesan tanto, uno se cruza seguido con gente así, ¿viste?, con esa onda prepotente. Y es tal cual decís: muchas veces ni lo hacen de malos, es como si fuera un tic, una forma que aprendieron para hacerse valer, porque a lo mejor de otra manera sienten que no los ven.

Y claro, en esos países tercermundista, donde remarla todos los días es tan cuesta arriba y las oportunidades no llueven para todos, esas actitudes te calan más hondo. Que alguien te quiera pasar por encima o hacerte sentir poca cosa… ¡uf!, te puede pegar durísimo si ya venís cargando con otras broncas o sintiendo que el sistema mismo te pone el pie encima.

Por eso, lo que dices de la familia, ese lugarcito donde te recuerdan lo que vales, es oro puro. A veces es el único rincón donde podés ser vos, sin tener que andar demostrando nada, solo por ser quien sos. ¡Y cómo se necesita eso, amiga!

Y ni hablar de las redes sociales, ¡otro cantar! Aunque por acá a veces el internet no llegue a todos o esa “cultura de la cancelación” no sea tan bestia como en otros lados, el chismorreo, el que te quieran ensuciar en el barrio, con los vecinos o en el laburo… ¡uff!, eso siempre estuvo y duele un montón, a veces más, porque es tu gente, tu círculo.

Totalmente de acuerdo con lo de educar desde chiquitos sobre el peso de las palabras. Aunque nuestras escuelas tengan mil y un problemas, esa semillita hay que plantarla sí o sí: que los pibes y las pibas entiendan que lo que dicen puede levantar o hundir a alguien, y que el respeto no se negocia.

Y como dices, fortalecer la autoestima es vital. Por nuestras tierras, eso muchas veces tiene que ver con reconocer el aguante que tenemos, el valor de nuestra cultura, esa garra para seguir adelante contra viento y marea, y el darnos una mano entre vecinos, en la comunidad. Aprender a querernos con todo lo que traemos, lo bueno y lo no tan bueno, y a que no nos defina la palabra de quien solo quiere lastimar… es una tarea de todos los días, pero fundamental para poder vivir un poquito más en calma, ¿no crees?