She never made a sound, in rags and barefoot she used to walk in oblivion. Her tiny, delicate feet had ugly blisters, but how would she notice the pain? She grew up hungry and abandoned, her only concern was to sell the lollipops that a man (her father) gave her. Woe to her if she didn't sell any! A beating or sleeping in the street was a sure punishment. She already remembered with terror the times she had not complied... a scar on her little face was the imprint of one of those days. It wasn't very big, but it was noticeable on her cheek. A bottle had been thrown at her by that man as penance, “GET OUT OF HERE!”, he shouted at her that day she was scarred. She just ran away as she used to do in complete silence, not a whimper, no complaint or tears. He didn't like her to even breathe. On one of the many nights she was away, abuse came into her life. The poor thing, freezing to death, trusted a young man who saw her helpless. He took her to his house so she could sleep warm, gave her a tasty meal - how long had she not eaten? He spoke nicely to her while he took advantage of her. Her days continued to go by, between the hustle and bustle of the street and the traffic lights, passing by the carts offering lollipops; between putting up with her father's alcoholism in the shabby room where they lived, barely eating some bread and water... Daydreaming of a real home and parents who would love her. One night, the girl noticed the arrival of some very strange and armed people. Her father let them in as if it were nothing, they were all carrying packages and some boxes. One of them turned to look at her and she cowered in fear, trying to hide somewhere without success. The guys turned a couple more times to look at her, detailing her tousled black hair, inspecting the parts of her body that the rags failed to cover, all the way down to her dirty and battered little feet. As time went by, things got worse and worse, as if it wasn't bad enough. The little girl realized that her father had dabbled in the deranged world of drugs, selling a large quantity of illicit substances. They fared better because she was able to eat more and he no longer required her to go out on the streets to work, in fact, he was now forbidden to do so. “I told you I'd work it out, you're eating well, aren't I an excellent father?”. “Remember to put on the new clothes I brought you and get cleaned up a bit, tonight will be special.” And “that night” was repeated for months. Every thug who came to buy drugs from her, groped her as much as he wanted for a few dollars more. All under the nose of that man who should have protected her. That little girl of stolen innocence, escaped as soon as she could and this time permanently. She slept in cardboard boxes, made friends with other children in the same situation and tried to survive one day at a time, begging for alms in the company of her new gang of outcasts. They shared the day's earnings, they were like a small family. The girl had never felt so much peace, anything was better than going back to live with that man who called himself her father. However, the street is relentless and forgives nothing and no one. The cold season arrived and, thanks to climate change, it came to hit the city with more fury than ever. Rain almost every day and low temperatures that chilled you to the bone. Without being able to help it, each one of the children got sick, some of them managed to get better sooner than others. But the little black-haired girl was not getting better. She was tormented by a cough, every part of her little body ached and she could hardly breathe. One of the children supposed that she had pneumonia or something worse, since her mother had died a few years ago without anyone being able to help her. And so it was. One gray morning she did not wake up. She was found huddled among the cardboard, completely motionless. Her little eyes, full of hope for a better future, would never open again. -She suffered more than us, now she will be calm. -Said the older boy. They didn't know it, but in the spiritual world, each of their tears filled the heart of the little girl, who was now part of the stars, with a warm place to sleep, a safe place free from suffering. Nunca hacía ruido, en harapos y descalza solía caminar en el olvido. Sus pies pequeñitos y delicados feas ampollas tenían, pero, ¿cómo notaría el dolor? Creció con el hambre y el abandono, su única preocupación era vender las chupetas que un señor (su papá) le daba. ¡Pobre de ella como no vendiera ninguna! Una paliza o dormir en la calle eran su castigo asegurado. Ya recordaba con terror las veces que no había cumplido… una cicatriz en su pequeña carita era la huella de uno de esos días. No era muy grande, pero sí se notaba en su mejilla. Una botella le había lanzado aquel hombre como penitencia, “¡FUERA DE AQUÍ!”, le vociferó aquel día que quedó marcada. Ella salió huyendo como solía hacer en completo silencio, ni un grito, ninguna queja o lágrima. A él no le gustaba que ella si quiera respirara. En una de tantas noches que le tocó estar fuera, el abuso llegó a su vida. La pobre, muerta de frío, confió en un joven que la vio desvalida. Él la llevó a su casa para que pudiera dormir calentita y le dio una sabrosa comida, ¿hace cuánto no comía así? Le hablaba bonito mientras se aprovechaba de ella. Sus días siguieron transcurriendo, entre el bullicio de la calle y los semáforos, pasando por los carros ofreciendo chupetas; entre aguantar el alcoholismo de su padre en el cuartico de mala muerte donde vivían, a penas ingiriendo algo de pan y agua… Soñando despierta con un hogar de verdad y unos padres que sí la quisieran. Una noche, la niña advirtió la llegada de gente muy rara y armada. Su padre los dejó entrar como si nada, todos venían cargando paquetes y algunas cajas. Ellos la miraron y ésta se encogió de miedo, intentando esconderse en alguna parte sin éxito. Los tipos voltearon un par de veces más a mirarla, detallando su despeinado cabello negro, inspeccionando las partes que los harapos no lograban cubrir de su cuerpo, hasta llegar a sus piececitos sucios y maltratados. Con el tiempo, las cosas fueron empeorando rápidamente como si no fuera ya suficiente. La pequeña niña se dio cuenta de que su padre había incursionado en el trastornado mundo de la droga, vendiendo gran cantidad de sustancias ilícitas. Les fue mejor porque ella pudo comer más y él ya no le exigía salir a trabajar a las calles, de hecho, ahora lo tenía prohibido. “Te dije que lo resolvería, estás comiendo bien, ¿no soy un excelente padre?”. “Recuerda ponerte la ropa nueva que te traje y asearte un poco, esta noche será especial”. Y “esa noche” se repitió durante meses. Cada maleante que iba a comprarle drogas, la manoseaba cuanto quería por unos dólares más. Todo en las narices del hombre que debió protegerla. Aquella niña de inocencia robada, escapó en cuanto pudo y esta vez de forma permanente. Dormía en cajas de cartón, se hizo amiga de otros niños que estaban en su misma situación y trataba de sobrevivir un día a la vez, pidiendo limosna en compañía de su nueva pandilla de marginados. Entre todos se compartían las ganancias del día, eran como una pequeña familia. La niña nunca había sentido tanta paz, cualquier cosa era mejor que volver a vivir con aquel señor que se hacía llamar su padre. Sin embargo, la calle es implacable y no perdona nada ni a nadie. Llegó la época de frío y, gracias al cambio climático, vino a azotar la ciudad con una furia inclemente. Lluvias casi todos los días y temperaturas bajas que te calaban hasta los huesos. Sin poder evitarlo, cada uno de los niños se fue enfermando, algunos lograban curarse más pronto que otros. Pero la pequeña niña de cabello negro no mejoraba. La tos la atormentaba, le dolía cada parte de su cuerpecito y casi no podía respirar. Uno de los niños suponía que tenía neumonía o algo peor, pues de la misma manera había enfermado su madre hace unos años sin que nadie pudiera ayudarla. Y así sucedió. Una mañana gris no despertó. La encontraron acurrucada entre los cartones, completamente inmóvil. Sus ojitos llenos de esperanza por un futuro mejor, no volverían abrirse nunca más. -Ella sufrió más que nosotros, ahora estará tranquila. -Dijo el niño más grande. Ellos no lo sabían, pero en el mundo espiritual, cada una de sus lágrimas llenó el corazón de la pequeña muchachita que ahora formaba parte de las estrellas, con un lugar cálido donde dormir, un lugar seguro y libre de sufrimiento. Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
The cries that no one hears, the suffering that no one sees 💔
ENGLISH VERSION (click here!)
The little girl had to pretend to be hungry for a few more days, but one day she couldn't stand it any longer and ran away again...
Also, he noticed how they looked with disgust and mockery at the miserable place where they lived. They smiled with sarcasm.
Aware that he would be left completely to his own devices and would go hungrier than ever before, he...
They mourned her disconsolately for a long time, settled her, combed her hair as best they could and said goodbye to her.
La pequeña niña, decidió fingir que le gustaba lo que le hacía por hambre y miedo a regresar a su "casa", sin embargo, no pudo soportarlo más y volvió…
También, se fijó en cómo observaban con asco y burla el lugar miserable en el que vivían. Sonreían con sarcasmo.
Consciente de que quedaría completamente a su suerte y de que pasaría todavía más hambre...
La lloraron desconsoladamente por largo rato, la acomodaron, la peinaron como pudieron y se despidieron de ella.
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@artevezo
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By @ylich
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Una historia muy bien contada @vezo que dejo mi corazon arrugado y mis ojos aguados, esta es una realidad de muchos niños en un mundo depredador donde algunos adultos insanos los exponen a tratos crueles (como la niña de la historia).
Conocía una senora con 4 hijos que quedó viuda y en la calle, cuando pasaba por mi casa bañábamos a los niños y comían (mis hijos estaban pequeños), mucha gente la apoyaba y ayudaba. Esta senora consiguió un trabajo y su vida cambió, pero uno de sus hijos quedó atrapado en el mundo de las drogas con una historia también de calamidad.
Muy triste que tantos niños lleven heridas profundas, lamentablemente vivimos en una sociedad indolente☹️
Una realidad muy fuerte que ningún niño debería vivir, muchos mueren así, en soledad o en grupos de otros niños de la calle con los que forman una "familia", la familia que no tuvieron 💔. Que hermosa labor hacían con los hijos de la señora y menos mal que la apoyaban, no todo el mundo lo hace. Gracias a Dios consiguió un trabajo y de alguna manera tuvo un final feliz. Lástima por uno de los hijos que se desvió del camino por meterse en malos pasos 😩. Yo siempre deseo que la sociedad sea más empática 🙏. Gracias por pasar y dejar tan buen comentario, saludos @aventurerasbike 🤗.
Una historia muy triste y, a la vez, común en una sociedad perturbada. Tu texto me tuvo atrapado hasta el final y, en ese final, respiré, pero me quedó una sensación desagradable, de impotencia. No por tu publicación, sino porque sé que cosas así suceden: la falta de amor, de protección, la sobra de corrupción y maldad.
Mi cariño para ti, Vanessa (@vezo).
Cada vez que veo a un niño de la calle pienso en lo horrible de sus vidas a tan temprana edad. Recuerdo que hace como diez años, había una mujer por Chacao que tenía tres niños a su lado, todos de la calle obviamente. Y me daba mucha impotencia verlos desnutridos, descalzos y sucios... y cómo la madre los utilizaba para seguir pidiendo dinero en los semáforos (ella se veía mejor alimentada que ellos). La culpa nunca la tiene un niño, son los adultos abusadores. Y tantos padres buenos deseando tener hijos, teniendo las posibilidades económicas y no pueden 😂, las cosas de la vida, el desequilibrio del universo que nunca entenderé. Saludos y gracias por pasar @germanandradeg 🤗, cariños para ti también.
No es una historia alejada de la realidad. Cada día mueren niños abusados por sus padres y abandonados a su suerte. Has hecho un excelente trabajo con tu triste pero realista relato.
Terrible realidad, así es, es una de las cosas que más me da impotencia, ver a niños sufriendo así en la calle todos los días y en países sin posibilidades como éste, ese tipo de situaciones son aún peores. Gracias por pasar y dejar tu comentario @gpache 🤗, me alegra que te haya gustado. Saludos.
Un final de descanso en las estrellas muy merecido para una niña que sufrió terriblemente. Y la historia de ella es la de muchos 💔, gracias por pasar @enraizar 🤗, un abrazo hasta Madrid.
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