You Don't Judge a Father (En/ Es)

Recently, I read a comment from a mother who said that her two-year-old son had had an anxiety attack that caused him to throw a tantrum while they were out on the street... And despite her efforts, her son wouldn't calm down. To those who saw them, he was just a badly behaved child, and what those people don't know is that sometimes there are illnesses and conditions that aren't visible to the naked eye, and that there are also circumstances that arise for us as parents that we don't know how to handle, because none of us are born knowing everything; parents learn as they go along with their children.

The fact is that this mother's comment got me thinking and took me back to my memories from 17 years ago with my middle daughter, which led me to relive situations that filled us with concern at the time. My little girl was a character from the moment she was born, with a personality very different from that of my other children. From an early age, she was impetuous, somewhat irreverent, the kind of child who fights for what she wants, a perfectionist, but at the same time noble. However, when she was little and began to talk, walk, and develop her personality as she grew up, it was quite a challenge for us, because this little girl didn't mind throwing a tantrum wherever she was. She got frustrated very easily if she didn't get what she wanted.

At one point, we thought she might have some kind of condition, because no matter what we did when she wanted something, she was unshakable. Her dad, me, the whole family ended up overwhelmed and exhausted by her uncontrollable crying, because there was no way to calm her down despite our efforts, and we always ended up embarrassed, upset, and not knowing what to do. There came a time when we decided to seek help from a specialist, and we both left feeling scolded, because the doctor's conclusion was that we, as parents, had to unify our criteria and form a united front for this little girl. It turned out that she was perfectly fine, but we were the ones who had created this chaos with her...

Because by not maintaining a single stance towards her, undermining each other in her presence, tired of so much fuss and crying, we had created the ideal environment for her overflow of emotions and feelings. Fortunately, we sought help in time when we saw that things were getting out of hand. But what I'm getting at is that while we were going through that process, we received a lot of judgment and reproachful looks when these things happened to us in public and even in the family environment, because everyone thought they had the magic formula to calm the girl down. It was exhausting for us.

But when we all agreed on how we were going to deal with her, things gradually changed, fortunately for the better. Today, she is a beautiful teenager who still has a strong personality, but is more manageable and mature. Gone are the days of crying and distress, which is why I conclude that you shouldn't judge a mother or father, because we don't know what situation may be behind a tantrum, an anxiety attack, or a process that a family is going through, especially if you are not close to these people. It's enough to deal with everything we experience while we are going through the process of raising our children.

Of course, (in my case), while this was happening and we were adapting to each other, we didn't impose what we were going through on others; we often left celebrations and restaurants to avoid making others uncomfortable with these situations. After we managed to get our daughter through this difficult stage, everything flowed smoothly, and when we saw similar situations with other parents, we understood their frustration, exhaustion, concern, and what they were facing. When we heard someone else say, “What a permissive mother” or “What a spoiled child,” we decided it was better not to comment, without knowing the whole story. We understood that you don't judge tired mothers and fathers, because they are trying to do the best they can with what they have, and that you have to seek help when you need it, because no, we don't know everything. Cheers!

Español

En estos días, leí un comentario de una madre donde contaba, que su pequeño hijo, de dos años, había tenido un ataque de ansiedad derribándolo a una rabieta estando en la calle... Y a pesar de sus esfuerzos, su hijo no se calmaba, para los que les veían, era solo un niño mal educado y lo que no saben esas personas es que a veces existen enfermedades, condiciones, que no se ven a simple vista y que también existen circunstancias que se nos presentan como padres, que no sabemos como manejar, pues ninguno nacemos aprendidos, pues los padres se forman con los hijos.

El caso es que ese comentario de esa madre, me dejó pensando y me llevó a mis recuerdos hace 17 años, con mi hija la de en medio, los cuales me llevaron a revivir situaciones que en su momento nos llenaron de preocupación. Mi nena desde que nació fue un personaje, con una personalidad muy diferente a la de mis otros hijos, desde pequeña impetuosa, algo irreverente, de las que cuando quiere algo lucha por ello, perfeccionista, pero a la vez noble; pero cuando estaba pequeña y empezó a hablar, caminar y empezó a desarrollar su personalidad, a medida que fue creciendo; para nosotros fue todo un desafío, porque esta niñita no le importaba armar un berrinche, donde fuera, se frustraba muy fácilmente, sino obtenía lo que deseaba.

En un momento dado, pensamos que podía tener alguna condición, porque a pesar de lo que hiciéramos cuando ella quería algo, era imperturbable, terminábamos su papá, yo, la familia entera agobiados y extenuados, ante sus llantos incontrolables, porque no había manera de calmarla a pesar de nuestros esfuerzos y siempre terminábamos, muchas veces avergonzados, molestos y sin saber qué hacer, llego un momento en que decidimos buscar ayuda con un especialista y salimos regañados ambos, pues la conclusión del médico en cuestión, fue que nosotros como padres debíamos unificar criterios y formar un solo frente para esta muchachita, resultó ser que ella estaba perfecta, pero nosotros éramos los que habíamos creado ese caos con ella...

Porque al no sostener una sola postura frente a ella, desautorizarnos el uno al otro en su presencia, cansados de tantos alborotos y llantos, habíamos creado el ambiente idóneo para su desborde de emociones y sentimientos. Afortunadamente, buscamos ayuda a tiempo al ver que las cosas se nos estaban escapando de las manos; pero a lo que voy, es que mientras estábamos pasando por ese proceso recibimos muchos juicios, miradas recriminadoras, cuando estas cosas nos sucedían en público e incluso en el ambiente familiar, porque todo el mundo creía tener la fórmula mágica para calmar a la niña. Para nosotros fue agotador.

Pero cuando todos nos pusimos de acuerdo acerca de cómo nos íbamos a manejar con ella, las cosas fueron cambiando poco a poco, afortunadamente para bien. Ya hoy día, es una bella adolescente, que sigue teniendo una personalidad fuerte, pero más llevadera y más madura. Atrás quedaron los días de llanto y angustia, es por eso que concluyo en que no se juzga a una madre o a un padre, porque no sabemos qué situación puede haber tras un berrinche, de un ataque de ansiedad o de un proceso que esté viviendo una familia y mucho más si no eres cercano a estas personas, ya es suficiente con todo lo que se vive mientras estamos transitando un proceso de crianza con nuestros hijos.

Eso sí, (en mi caso), mientras esto sucedía y nos adaptábamos los unos a los otros, tampoco le imponíamos a los demás lo que estábamos viviendo; muchas veces salimos de celebraciones, restaurantes, para evitar incomodar a otros con estas situaciones. Después que logramos controlar esta terrible etapa de nuestra hija, todo fluyo en calma, ya luego cuando veíamos situaciones parecidas con otros padres, sabíamos de su frustración, cansancio, preocupación y lo que estaban enfrentando y cuando oíamos a alguien más decir "qué madre tan permisiva o que niño tan malcriado", decíamos es mejor no opinar, sin saber. Comprendimos que no se juzga a una madre y padre cansados, pues están tratando de hacer lo mejor con lo que tienen y que hay que buscar ayuda cuando lo necesitemos, pues no, no las sabemos todas. ¡Saludos!