Los amigos del mundo se van haciendo día a día, lo difícil esta en mantenerlos contentos. Que amistad se mantienen contenta, la que se nutre de detalles sencillos sin esperar nada a cambio. Esa que miramos en los ojos de los amigos que tenemos tiempo sin verlos, pero que al encontrarnos nos fundimos en un abrazo como si el tiempo sin vernos no hubiese pasado.
La amistad es casi tan valiosa como el amor, una vive con la otra a pasos agigantados. No podemos solo mirarla de lejitos, necesita ser abrazada en cada esquina de la vida.
Algunos son solo imágenes que se vuelven cotidianas y valiosas al levantarnos cada día, están allí y simplemente no cambian su lugar. La amistad sube montañas y pelea en las depresiones, surge formas de mirarte sin criticarte. Pone su hombro como apoyo cada día, pero también te puede decir algunas verdades de vez en cuando.
No tienen tiempo, ni duración para extender su amistad, ni ellos mismos saben cuanto va a durar. Pero se aferran a que estarán en el momento preciso en que los llames.
Dan vueltas en tu entorno buscando un espacio donde colarse. Te miraran en cada ocasión para saber que estas bien. Un solo saludo bastara para entender toda una frase.
La amistad es así, extraña por demás. Unos vienen y otros van. A veces nos preguntamos donde se abran ido algunos y cuando sabemos que están bien nuestro cuerpo respira como si ese alfiler hubiese estado clavado allí esperando saber.
Es inquietante el saber de otros. No sabemos cuantos amigos tenemos por el mundo ya. Mi saludo va para ellos los amigos que abrazo con mis palabras. Los amigos que están en mi mundo virtual.
