Hello, dear travelers. Today I want to share with you the discovery of an architectural gem hidden in the heart of Old Havana. It's not easy to find at first glance, but once you pass through its discreet entrance, you are transported to a world of beauty and spirituality that seems straight out of a Byzantine tale.
This is the Orthodox Cathedral of Saint Nicholas of Myra, a small but impressive cathedral and the only Greek Orthodox church on the island.
Located behind the Convent of Saint Francis of Assisi, at the end of the Mother Teresa Garden, you can also access it through the back door at the intersection of Churruca Street and Avenida del Puerto.
From the first moment, its Byzantine-style architecture captivated me. I was struck by its structure and construction with stones and red bricks from our island. The design of its front is beautiful. Above its wooden door, the stone is carved with Greek-style human figures, and on both sides are glass windows to let in natural light.
Its exterior is fascinating, but the interior is simply stunning. Upon entering the door, I was greeted by a spectacle of colors and light. On its white walls, there are colorful drawings and many paintings with biblical images.
The lamps hanging from the ceiling are beautiful, and the furniture is carved with great elegance and precision. In every detail, we see the symbol of the double-headed eagle, an emblem of Orthodox tradition. This symbol also decorates the floor in the center of the room.
It was built using ancient techniques; its barrel vaults and dome are striking. Everything is on a very small scale, and that's what impressed me most.
What struck me most was the main altar, a masterpiece of carved wood with enchanting exquisiteness. I learned it was sculpted by Cuban experts. Unlike Catholic churches, there are no statues here, but rather sacred icons, each telling a story of profound faith.
This church was founded on January 20, 2002, by the Greek Orthodox Archbishopric, as recorded for eternity in a description that appears on a slab very near the entrance.
Outside, under the shade of the trees, I discovered a small baptistery of colorful ceramics, surrounded by murals with religious motifs. It is a corner full of symbolism and peace.
This cathedral is not only a beautiful work of art, but a living place. Every day, it is visited by believers and also by the public who want to learn about this unique temple. During my visit, a parishioner shared with me that its attendees are not only Greeks; many are former Catholics or even people with no previous faith who found a new path here.
If you visit Havana, be sure to seek out this corner of Byzantium in the Caribbean. It's a reminder that beauty isn't always found in the monumental, but in the authentic, in those places where art, history, and faith magically intertwine.
For me, the Cathedral of San Nicolás de Mira is one of Cuba's most authentic gems. I hope you enjoyed visiting it.
See you soon!
Historical data was found on this site.
VERSIÓN EN ESPAÑOLUn rincón bizantino en La Habana: La Catedral Ortodoxa de San Nicolás de Mira
Hola, queridos viajeros. Hoy quiero compartir con ustedes el descubrimiento de una joya arquitectónica escondida en el corazón de La Habana Vieja. No es fácil encontrarla a simple vista, pero una vez que atraviesas su discreta entrada, te transportas a un mundo de belleza y espiritualidad que parece sacado de un cuento bizantino.
Se trata de la Catedral Ortodoxa de San Nicolás de Mira, pequeña pero impresionante catedral, única iglesia ortodoxa griega en la isla.
Ubicada tras el Convento de San Francisco de Asís, al final del Jardín de la Madre Teresa de Calcuta, aunque también se puede acceder por la puerta trasera en la intersección de las calles Churruca y Avenida del Puerto.
Desde el primer instante, su arquitectura de estilo bizantino me cautivó. Me llamó la atención su estructura y construcción con piedras y ladrillos rojos de nuestra isla. El diseño de su parte frontal es muy hermoso, sobre su puerta de madera la piedra está tallada con figuras humanas con estilo griego y ambos lados están las ventanas con cristal para dejar entrar la luz natural.
Su exterior es fascinante, pero el interior es simplemente asombroso. Al cruzar su puerta, me recibió un espectáculo de colores y luz. Sobre sus blancas paredes hay dibujos muy coloridos y muchos cuadros con imágenes bíblicas.
Las lámparas que cuelgan del techo son muy hermosas, los muebles tallados con gran elegancia y precisión. En cada detalle vemos el símbolo del águila bicéfala, emblema de la tradición ortodoxa. También este símbolo está decorando el piso en el centro del salón.
Fue construida siguiendo técnicas ancestrales, sus bóvedas de cañón y su cúpula llaman la atención. Todo está a escala muy pequeña y es lo que más me impresionó.
Lo que más me impactó fue el altar principal, una obra maestra de madera tallada con una exquisitez encantadora, supe que fue esculpido por expertos cubanos. A diferencia de las iglesias católicas, aquí no hay estatuas, sino íconos sagrados, cada uno contando una historia de profunda fe.
Esta iglesia se fundó el 20 de enero del 2002 por el Arzobispado Ortodoxo Griego, así está grabada para la eternidad en una descripción que aparece en una losa muy cerca de la entrada.
En el exterior, bajo la sombra de los árboles, descubrí un pequeño baptisterio de cerámica colorida, rodeada de pinturas murales con motivos religiosos, es un rincón lleno de simbolismo y paz.
Esta catedral no es solo una obra hermosa, sino un lugar vivo. Cada día es visitado por creyentes y también por el público que quiere conocer este templo tan peculiar. Durante mi visita, un feligrés me compartió que sus asistentes no son solo griegos, muchos son antiguos católicos o incluso personas sin fe previa que encontraron aquí un nuevo camino.
Si visitas La Habana, no dejes de buscar este rincón de Bizancio en el Caribe. Es un recordatorio de que la belleza no siempre está en lo monumental, sino en lo auténtico, en esos lugares donde el arte, la historia y la fe se entrelazan con magia.
Para mí, la Catedral de San Nicolás de Mira es una de las joyas más auténticas de Cuba. Es mi deseo que les haya gustado conocerla.
¡Hasta pronto!
