No lo puedo negar, yo que me ufanaba de poder mover una nevera y limpiar detrás de ella, ahora tengo que pedir un poco de ayuda. Es extraño tener que hacerlo, hasta el truco de poder abrir envases de vidrio de las salsas, a veces se vuelven imposibles.
Eso me recuerda uno de los mejores inventos que han elaborado las licuadoras de la marca Oster y no les estoy haciendo propaganda no me pagan por eso. La rosca de la licuadora esta diseñada para que pueda ser abierta por una ama de casa con facilidad. Cuando son cerradas correctamente. Pero hay damas que aprovechan cuando están peleados con el marido y no quieren hablarles directamente, se hacen la que no pueden abrir la rosca de la licuadora. Esa técnica no falla casi nunca.
Pero puedo contarles que en mi trabajo a veces vienen damas para que les cambien la cuchilla del vaso de la licuadora. Simplemente está tan pegada y dura por el pegoste allí dejado de no haberla abierto en mucho tiempo que requiere de toda nuestra fuerza entre varios.
Y lo peor es el olor desagradable que de allí sale. El rostro de la dama es de pena por lo sucio que está el vaso. Después de unas explicaciones y la forma correcta de cerrar el vaso de la licuadora y como abrirlo, podrá seguir sin hablarle al esposo por mucho tiempo.
No te rías está historia es más común de lo que pensabas.
Este texto corresponde a mi participación en el reto diario del amigo @latino.romano y @mariannewest post
ENGLISH VERSION
I can't deny it, I used to boast about being able to move a refrigerator and clean behind it, but now I have to ask for a little help. It's strange having to do it, even the trick of opening glass sauce containers sometimes becomes impossible.
That reminds me of one of the best inventions Oster blenders have ever developed, and I'm not advertising for them; they don't pay me for it. The blender's thread is designed so that a housewife can easily open it. When they're closed properly, however, there are women who take advantage of the situation when they're fighting with their husbands and don't want to talk to them directly, pretending they can't open the blender's thread. That technique almost never fails.
But I can tell you that at my work, women sometimes come in to have the blade on the blender jar replaced. It's simply so stuck and stiff from the mess left there from not having opened it in a long time that it requires all of our strength.
And the worst part is the unpleasant smell that comes out of it. The woman's face is saddened by how dirty the glass is. After a few explanations and the correct way to close and open the blender glass, you'll be able to go on without speaking to your husband for a long time.
Don't laugh, this story is more common than you thought.
This text corresponds to my participation in the daily challenge of my friend @latino.romano and @mariannewest post
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