Imagen de mi autoría generada con PiclumenTodo iba bien., iba ganando, tenía todo bajo control, trabajo estable, pareja decente, salud decente también, lo justo para no quejarse pero tampoco para subirlo a Instagram.
Hasta que se relajó.
Primero dejó de hacer sus listas, después empezó a dormir sin alarma. Un día no respondió un correo, porque lo iba a hacer después. Y así fue como comenzó, poquito a poco pero constante, como cuando gotea la ducha que al principio no se nota, pero cuando te das cuenta ya hay humedad en toda el baño.
Se relajó con los amigos, "luego los veo". Se relajó con el ejercicio, "mañana si corro". Se relajó en el trabajo, "para qué si igual nadie asciende". Y claro, el universo, que siempre está al acecho, como tu mamá que huele que no hiciste la tarea, se las cobró todas juntas.
Perdió el trabajo, la novia se aburrió, le subió el colesterol, y lo peor, cuando quiso volver a ponerse en modo serio, se le había olvidado cómo hacerlo, ¡JA! como si uno tuviera un botón para prender el modo productivo y a él se le hubiera extraviado entre bolsas de frituras y series a medio ver.
Y lo más triste es que no fue por una tragedia ni por un evento épico, fue simplemente por relajarse, por confiarse, por pensar que ya todo estaba listo.
Como si la vida fuera una carrera con meta y no una caminata donde, si bajas el ritmo, te pasa por un lado.
Ahora vive con la alarma puesta, aunque no tenga a dónde ir, hace listas diarias aunque no las cumpla, va al gimnasio tres veces por semana a mirar su celular desde una bicicleta estática y dice que no va a relajarse otra vez, que nuevamente está atento.
Y es que desde ese entonces, cuando alguien dice “tranquilo, no pasa nada", le tiembla un ojo.
Porque sí pasa.
Siempre pasa.
Y si no está pasando, es porque se está acumulando.
Si quieres participar en este contenido
Invito a: @silveiragca82 @osomar357 @ungrancuento
🇬🇧 English Version
Image created with PiclumenEverything was going well. I was making money, had everything under control, a stable job, a decent partner, and decent health, just enough to not complain but not enough to upload to Instagram either. Until he relaxed. First, he stopped making his lists, then he started sleeping without an alarm. One day, he didn't answer an email because he was going to do it later. And that's how it started, little by little but steadily, like when the shower leaks, which you don't notice at first, but before you realize it, there's already moisture in the entire bathroom. He relaxed with friends, "I'll see you later." He relaxed with exercise, "I'll run tomorrow." He relaxed at work, "why not, no one gets promoted anyway?" And of course, the universe, always lurking, like your mom who smells you didn't do your homework, took its toll on him all at once. He lost his job, his girlfriend got bored, his cholesterol went up, and worst of all, when he wanted to get back into serious mode, he'd forgotten how to do it, HA! as if you had a button to turn on productive mode and he'd lost it among bags of chips and half-watched TV shows. And the saddest thing is that it wasn't because of a tragedy or an epic event; it was simply because he relaxed, because he trusted himself, because he thought everything was already set. As if life were a race with a finish line and not a walk where, if you slow down, it passes you by. Now he lives with his alarm set, even when he has nowhere else to go. He makes daily lists even if he doesn't keep them. He goes to the gym three times a week to check his phone from a stationary bike. He says he's not going to relax again, that he's once again paying attention. And since then, when someone says "don't worry, nothing's wrong," his eye twitches. Because it does happen. It always happens. And if it's not happening, it's because it's building up. If you want to participate in this content I invite: @silveiragca82 @osomar357 @ungrancuento
