Creo que en mí se manifiesta un poco el Síndrome de Peter Pan. Me he negado a crecer. He preferido no abandonar la fantasía, soñar con caminos mágicos; he preferido existir proyectando mis memorias infantiles donde el juego era y es sinónimo de libertad y vuelos. Creo que por ello en lugar de convertirme en periodista, cuando me otorgaron esa beca renuncié y me fui a estudiar Teatro.
El Teatro es un universo absolutamente lúdico, un juego que se asume en disímiles maneras: interpretación de roles, tejidos de historias, montajes de cadenas de acciones y construcciones espaciales, ensayos, estrenos: todo conspira en pro de jugar y es este un juego infinito.
De las especialidades de la escena seleccioné el diseño pues me resultó mucho más afín con mis intereses y habilidades. Dibujar personajes, caracterizarlos según su psicología en cuanto a vestuario, propiciar entornos para el desarrollo dramático, me recordaba al viejo y preferido juego con muñecas.
Crear ambientes con elementos escenográficos, construir maquetas sobre mis ideas, sugerir con la iluminación, también es otra manera de jugar con la realidad, reinterpretando, recreándola…
En ese camino me encontré con la máxima expresión de lo lúdico dentro de los múltiples recursos y significantes teatrales: el títere. Entonces comenzaron mi real aventura y diversión cotidianas.
Desde el punto de vista conceptual todo objeto empleado con función dramática dentro de la escena es considerado una marioneta, algo que el hombre aplicó a su favor desde los albores civilizatorios con un sentido ritual, mítico, didáctico en sí. Es responsabilidad del animador-manipulador traer a la vida a ese objeto en sus manos, darle voz, entenderle extensión de sí mismo. El títere no reproduce la realidad sino que la imita, lo mismo que lo muñecos en nuestra infancia. Parafraseado a Lorca, un títere, es poesía que sale de la historia escrita para volverse humana.
Ser titiritera abrió las puertas de par en par a lo posible; es una profesión en la que sin variar se halla disfrute y aprendizaje. Para establecer esta clase de juego se necesita de una entrega especial, una cuidadosa comprensión de esa capacidad narrativa que, desde el punto de vista dramatúrgico, posee el objeto como parte del nexo simbólico con el que se asume el simple acto del juego, referente y recurso para significar lazos con el espectador desde la ficción (un espectador dispuesto invariablemente a participar con plena conciencia y que es capaz de despojarse de su condición para interpretar su papel decodificador dentro del todo escénico).
Se trata de jugar a que el retablo, la mesa, la pantalla, respiren y que a los ojos del público resulte veraz esa pseudorrealidad en la que todos los implicados son exactamente jugadores. No por gusto en inglés actuar se traduce con la palabra play (juego).
Tejer historias es otra de las bendiciones lúdicas que he encontrado en el maravilloso mundo del teatro de figuras, quizás por esa misma facultad evocadora de los años en que imaginaba sitios, desarrollaba mis propios cuentos, creaba diálogos o canciones.
Existe algo que le confiere valores insospechados al títere como elemento eminentemente lúdico: las técnicas de animación. Hacer que un pelele de mesa camine, lograr el aparente gesto o que una marioneta sea capaz de hablar y que resulte creíble, cualquiera de estas y otras variantes precisa de ese niño interior que nos habita. ¿Qué decir del juego con las sombras, la belleza, el misterio? La atractiva riqueza de estas marionetas siempre promete un paso más allá de los sueños.
El Teatro, la más completa de las artes, es un juego infinito, rico, amable. Como juego guarda sorpresas, reúne el azar, el intercambio dinámico, desarrolla capacidades y su mayor virtud es que cada día convoca a una nueva función, diferente de la anterior y nunca igual a la de mañana.
Amigos de #Recreationalgames y #Holos-Lotus, en respuesta a esta iniciativa, debo decir que creo haber hecho mi elección desde hace tiempo. He decidido jugar. Soy feliz en este sagrado “Neverland” en el que existo cada día y juego.
Ha sido un placer tremendo intentar compartirles (aunque a grosso modo) mis asociaciones con este tema desde la experiencia cotidiana. Sería magnífico que @yuraimatc y @elisabethswan nos deleitaran según sus experiencias con respecto a la temática propuesta. Gracias por dedicar tiempo a leerme.
Les dejo abrazos de luz.
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I think that a little Peter Pan Syndrome manifests itself in me. I have refused to grow up. I have preferred not to abandon fantasy, to dream of magical paths; I have preferred to exist projecting my childhood memories where play was and is synonymous with freedom and flights. I think that's why, instead of becoming a journalist, when they awarded me that scholarship I resigned and went to study theater.
Theater is an absolutely playful universe, a game that is assumed in different ways: role interpretations, weaving of stories, montages of chains of actions and spatial constructions, rehearsals, premieres: everything conspires in favor of playing and this is an infinite game.
From the specialties of the scene, I selected design because it seemed much more in line with my interests and abilities. Drawing characters, characterizing them according to their psychology in terms of clothing, providing environments for dramatic development, reminded me of the old and favorite game with dolls.
Creating environments with scenographic elements, building models based on my ideas, suggesting with lighting, is also another way of playing with reality, reinterpreting, recreating it...
On that path I found the maximum expression of playfulness within the multiple resources and theatrical signifiers: the puppet. Then my real everyday adventure and fun began.
From a conceptual point of view, every object used with a dramatic function within the scene is considered a puppet, something that man applied to his advantage since the dawn of civilization with a ritual, mythical, didactic sense in itself. It is the responsibility of the animator-manipulator to bring that object to life in his hands, to give it a voice, to understand it as an extension of himself. The puppet does not reproduce reality but imitates it, the same as dolls in our childhood. Paraphrased by Lorca, a puppet, it is poetry that leaves written history to become human.
Being a puppeteer opened the doors wide to what was possible; It is a profession in which, without variation, there is enjoyment and learning. To establish this type of game, a special dedication is needed, a careful understanding of that narrative capacity that, from the dramaturgical point of view, the object possesses as part of the symbolic link with which the simple act of the game is assumed as a reference and resource to signify ties with the spectator from fiction (a spectator invariably willing to participate consciously and who is capable of shedding his condition to interpret his decoding role within the scenic whole).
It is about playing to make the altarpiece, the table, the screen breathe and that in the eyes of the public this pseudo-reality of which all those involved are exactly players appears to be truthful. It is not for nothing that acting is translated with the word play in English.
Weaving stories is another of the playful blessings that I have found in the wonderful world of figure theater, perhaps due to that same evocative faculty of the years in which I imagined places, developed my own stories, created dialogues or songs.
There is something that gives unexpected values to the puppet as an eminently playful element: animation techniques. Making a table puppet walk, achieving the apparent gesture or making a puppet capable of speaking and making it believable, any of these and other variants requires that inner child that inhabits us. What can we say about the game with shadows, beauty, mystery? The attractive richness of these puppets always promises a step beyond dreams.
Theater, the most complete of the arts, is an infinite, rich, kind game. As a game it holds surprises, it brings together chance, dynamic exchange, it develops capabilities and its greatest virtue is that every day it calls for a new function, different from the previous one and never the same as tomorrow.
Friends of #Recreationalgames and #Holos-Lotus, in response to this initiative, I must say that I believe I have made my choice a long time ago. I have decided to play. I am happy in this sacred “Neverland” in which I exist every day and play.
It has been a tremendous pleasure to try to share with you (although roughly) my associations with this topic from everyday experience. It would be great if @yuraimatc and @elisabethswan could delight us with their experiences regarding the proposed topic.
Thank you for taking the time to read me.
Hugs of light!
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