Es tan difícil encontrar nuestro lugar dentro del mundo. Tan difícil es, que me costó 35 años llegar.
Hola amigos
Hoy, cuando mi cabeza da muchas vueltas y piensa en si habré encontrado el lugar, y miro hacia atrás, cuando comencé a dejar la adolescencia y entré en la juventud, y tan inexperta como se es a esa edad, yo no sabía cual era mi lugar en el mundo.
Cuando uno nace, uno no escoge los padres ni la familia a tener, esa, nos toca. Y qué bueno que ellos nos permitieron llegar al mundo.
Luego en nuestra infancia transcurre en muchos de nosotros como lo más bonito. Hacemos amistades que nos duran para toda la vida. Recorremos infinidades de historias por las que transitamos dejando nuestras huellas.
Luego nuestro primer beso, el primer amor, ese que nunca vamos a olvidar. Entonces empezamos a crecer y a pensar locamente en la vida. Pero aun adolecemos de muchas cosas, sobre todo experiencia y vida.
Pero todos tenemos derecho a equivocarnos en decisiones que a veces no sabemos elegir la correcta. Pero como se dice, para eso somos humanos, podemos equivocarnos y rectificar. Y es cierto, yo me equivoqué muchas veces y aun me equivoco.
Luego en nuestra juventud, conocemos otros amores y con cada uno pensamos que es el amor para toda la vida, pero la juventud es tan irresponsable como la adolescencia, así que el amor también pasa y creemos que nos morimos.
A muchos les llega el amor para toda la vida desde la adolescencia, a otros les llega en la juventud, a otro grupo le llega en la adultez, ya cuando la experiencia les ha ganado la batalla y nos hemos vuelto muy selectivos, cuando ya casi no confiamos en la humanidad.
A un grupo menos grande nunca les llega el amor, y no es que el amor de la pareja sea nuestro lugar en el mundo, pero es importante para encontrarlo. En mi caso, caminé muchos caminos, anduve por muchas rutas. Conocí muchos lugares.
Sin embargo, nunca me atreví a entrar y sentir que ese era mi lugar. Sucedió con el clima menos cálido, la sonrisa que parecía sincera pero mentía, en ese momento, en el que sabía que no era mi sitio, fue el que me proporcionó el lugar que tanto había deseado hacía tantos años.
Entonces, en ese momento llegó mi hijo, mi lugar seguro, mi espacio añorado, el amor más grande, el centro de mi universo o el ombligo de mi mundo.
Hacen casi 10 años encontré mi lugar en el mundo. Ser la mamá de David y vivir para él y por él. Claro, que David quiere una madre especial y quiere una madre feliz y que sea amada no solo por él, sino por el amor de una pareja.
Mi lugar está al lado de mi hijo y del hombre que cuida mis noches. Mis noches podrán ser tormentosas cuando los relámpagos asusten el silencio, pero para David, por ahora, ni las luces de estos relámpagos podrán asustarle.
Si encontré mi lugar en el corazón de mi hijo, es para cuidarlo y no salir nunca de ahí, aunque él crezca y tenga su propia familia, estaré cuidando de él y de todos ellos.
Y no tendré prisa, todo a su tiempo
El texto publicado es original y las imágenes son de mi propiedad
It's so difficult to find our place in the world. So difficult that it took me 35 years to get there.
Hello friends
Today, when my head spins and wonders if I've found my place, and I look back, when I began to leave adolescence and enter youth, and as inexperienced as one is at that age, I didn't know what my place in the world was.
When one is born, one doesn't choose one's parents or the family one will have; that's what we get. And how good it is that they allowed us to come into the world.
Then, for many of us, our childhood is the most beautiful time. We make friendships that last a lifetime. We go through countless stories, leaving our mark on us.
Then our first kiss, our first love, the one we'll never forget. Then we begin to grow and think wildly about life. But we still lack many things, especially experience and life.
But we all have the right to make mistakes, and sometimes we don't know how to choose the right one. But as they say, that's what we're human for: we can make mistakes and correct them. And it's true; I've made mistakes many times, and I still make them.
Then in our youth, we meet other loves, and with each one we think it's the love of a lifetime, but youth is as irresponsible as adolescence, so love also passes, and we think we're dying.
For many, lifelong love comes from adolescence; for others, it comes in their youth; for another group, it comes in adulthood, when experience has won the battle and we've become very selective, when we almost no longer trust humanity.
For a smaller group, love never comes, and it's not that the love of a partner is our place in the world, but it's important to find it. In my case, I've walked many paths, traveled many routes, and seen many places.
However, I never dared to step inside and feel like I belonged there. It was the less warm weather, the smile that seemed sincere but was false, in that moment when I knew I didn't belong there, that gave me the place I had longed for so many years.
Then, at that moment, my son arrived, my safe place, my longed-for space, the greatest love, the center of my universe, or the center of my world.
Almost 10 years ago, I found my place in the world: to be David's mother and to live for him and through him. Of course, David wants a special mother, and he wants a happy mother, loved not only by him, but by the love of a partner.
My place is by the side of my son and the man who watches over my nights. My nights may be stormy when the lightning frightens the silence, but for David, for now, not even the flashes of lightning can scare him.
If I found my place in my son's heart, it's to take care of him and never leave. Even if he grows up and has his own family, I'll be taking care of him and all of them.
And I won't be in a hurry; everything will happen in its own time.
The published text is original, and the images are my property
