Un saludo a todos los que transitan ahora por #Holos-Lotus y felicidades para los Papás en su Día señalado, aunque los buenos padres, deberían ser celebrados cada día.
Agradezco a @iriswrite por convocar en sus iniciativas temas tan bonitos y profundos como lo es el amor que le profesamos a los padres.
En esta ocasión, para participar en la dinámica de Las Cosas de Iris, voy a hablarles de un súper Papá, aunque no es el mío, ya que en otra ocasión les hablé de él. Hoy quiero hablarles del trabajo maravilloso que mi esposo ha hecho como padre.
Tuve la suerte de que el hombre que elegí como compañero de vida, resultó, además de buen esposo, un padrazo espectacular.
Siempre cuidó de mí, pero en el instante que supimos del embarazo, su instinto protector se activó aún más y nunca más volvió a apagarlo. Caleb, nuestro hijo, fue un niño planificado y deseado con todo el corazón.
Recuerdo que decidimos dejar de usar protección un 3 o 4 de noviembre de 2011, pues ya anhelábamos ser padres. Y el 31 de diciembre estaba yo con el mundo revuelto por dentro, con náuseas y arcadas a cada minuto. En todos los barrios de Cuba, en aquella época, casi todas las casas asaban su cochinito en púa en el patio trasero o delantero de sus hogares. Podrán imaginar que no había lugar al cual escaparme sin que me alcanzara aquel aroma peculiar que, por mi embarazo, se convirtió en tortura.
No les niegos que, aprovechando la vulnerabilidad que proyectaba ante la incapacidad de contener ningún alimento, los mareos y malestares constantes, me volví un tanto ñoña y mimosa. Por suerte, para él fue placentero consentirme como si fuese yo una niña pequeña.
Cuando tenía tres meses de embarazo tuve una amenaza de aborto espontáneo que me dejó en una cama, piernas alzadas durante casi un mes, para lograr salvar el embarazo. Y otras tantas complicaciones que les contaré en un próximo post, pues quiero centrarme ahora en el motivo principal de este post: mi esposo. Lo cierto es que, tras unos cuantos sustos sufrido durante mi gestación, él se volvió aún más protector, como si el corazoncito que latía en mi vientre fuera una promesa de su felicidad futura.
Cuando Calen nació fue como si alguien le hubiese dado a mi esposo una misión importante. Su propósito en la vida cambió. Dejó de ser Yurisnel, el hijo de Maritza, el esposo de Yuraima. Y fue rebautizado como: el papá de Caleb. Nuestro hijo se volvió su prioridad, su tesoro más preciado.
Ya mi hijo cumple 13 años dentro de un mes, y su papá jamás ha soltado su mano. Lo acompañó en cada momento importante en la escuela, cada entrenamiento y competencia de pelota. Fue el primero en correr antes sus caídas traumáticas, con una actitud felina, como si el amor le diera velocidad extra.
Reconozco, incluso, que siempre ha sido mucho más permisivo y empático que yo en el tema de la crianza. Su manera de guiar, corregir y educar tiene el toque sabio de un abuelo.
Mi hijo, aunque ya lo iguala en tamaño, sigue viendo a su papá como un héroe, que sin capa ni super poderes, reinventa a diario un mundo para él, donde cuidarlo y amarlo incondicionalmente sigue siendo su misión más importante.
Y aunque le agracemos y se lo demostramos cada día, no está de más repetirle hoy: Te amamos. ¡Feliz Día de los Padres!
Este post fue redactado sin el uso de IA. Las imágenes me pertenecen y los banners fueron creados en Canva.
Greetings to all those who now travel through #Holos-Lotus and congratulations to the Dads on their designated Day, although good fathers should be celebrated every day.
I thank @iriswrite for bringing together in her initiatives such beautiful and profound themes as the love we profess for parents.
On this occasion, to participate in the dynamics of Las Cosas de Iris, I am going to tell you about a super Dad, although it is not mine, since on another occasion I told you about him. Today I want to talk to you about the wonderful job my husband has done as a dad.
I was lucky that the man I chose as my life partner turned out, in addition to being a good husband, to be a spectacular father.
He always took care of me, but the moment we found out about the pregnancy, his protective instinct activated even more and he never turned it off again. Caleb, our son, was a child planned and desired with all our heart.
I remember that we decided to stop using protection on November 3 or 4, 2011, because we already wanted to be parents. And on December 31st I was with the world turned upside down inside, nauseated and retching every minute. In all the neighborhoods of Cuba, at that time, almost all the houses roasted their pork in the back or front yard of their homes. You can imagine that there was no place to escape to without that peculiar aroma reaching me that, due to my pregnancy, became torture.
I don't deny that, taking advantage of the vulnerability that I projected due to the inability to contain any food, the dizziness and constant discomfort, I became somewhat nerdy and cuddly. Luckily, it was pleasant for him to pamper me as if I were a little girl.
When I was three months pregnant I had a threatened miscarriage that left me in bed, legs raised for almost a month, to save the pregnancy. And many other complications that I will tell you about in a future post, because I want to focus now on the main reason for this post: my husband. The truth is that, after a few scares suffered during my pregnancy, he became even more protective, as if the little heart that was beating in my belly was a promise of his future happiness.
When Calen was born it was like someone had given my husband an important mission. His purpose in life changed. He stopped being Yurisnel, Maritza's son, Yuraima's husband. And he was renamed: Caleb's dad. Our son became his priority, his most precious treasure.
My son turns 13 in a month, and his dad has never let go of his hand. He accompanied him in every important moment at school, every training session and ball competition. He was the first to run before his traumatic falls, with a feline attitude, as if love gave him extra speed.
I even recognize that he has always been much more permissive and empathetic than me when it comes to parenting. His way of guiding, correcting and educating has the wise touch of a grandfather.
My son, although he already equals him in size, continues to see his father as a hero, who without a cape or super powers, daily reinvents a world for him, where caring for him and loving him unconditionally continues to be his most important mission.
And although we thank him and show him every day, it doesn't hurt to repeat today: We love you. Happy Father's Day!
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