Amigos y querida familia de #HolosLotus, la vida, sin duda, se parece mucho a una maleta, esa que todos cargamos a cuestas, llena de experiencias, emociones, recuerdos y responsabilidades. Hay días en los que el peso es ligero, y avanzamos con paso firme, sintiendo que todo fluye, pero también están esos otros días en los que la carga parece aplastarnos, como si cada paso fuera una batalla contra la gravedad. Entonces, ¿qué marca la diferencia?
La respuesta está en las personas que caminan a nuestro lado.
Algunas, sin querer o queriendo, añaden piedras a nuestra maleta: críticas que duelen, traiciones que dejan huella, egoísmos que pesan como losas. Otras, en cambio, no solo evitan aumentar el peso, sino que tienden la mano para ayudarnos a sostenerlo. Hoy quiero hablar de esas almas luminosas, de esos amigos que, sin pedir nada a cambio, aligeran el camino con su presencia.
Todos hemos conocido a quienes hacen la carga más pesada. Está el que nunca está satisfecho, el que solo ve errores y nunca celebra los aciertos, el que aparece cuando necesita algo, pero desaparece cuando las cosas se complican, y el que, en lugar de sumar, resta con su negatividad constante, convirtiendo cada conversación en un campo minado de quejas. Son personas que, en vez de aliviar, añaden más peso a una maleta que ya cuesta llevar.
Recuerdo que, hace algunos años, estuve en una relación con un hombre al que amé, o creí amar. ¿Saben ustedes lo que es tener que dar explicaciones de todo lo que hacías cada treinta minutos? No eran los celos de @iriswrite; era más. Era la carga pesada de sus inseguridades en mi espalda, en mi tiempo. Mi maleta de vida, prácticamente, no la podía mover.
Pero también están esos seres especiales que, con gestos simples, hacen que la vida sea más liviana, el que escucha sin juzgar, el que llega en el momento justo sin haber sido llamado, el que celebra tus triunfos como si fueran suyos, el que no necesita palabras grandilocuentes para demostrar que está ahí, porque su sola presencia es un refugio. Esos son los que transforman el peso en ligereza, los que convierten el camino en algo llevadero.
He tenido tantas personas mágicas —y digo mágicas porque, en menos de un segundo, con su toque, pueden hacer desaparecer o, al menos, aminorar la carga pesada que el día a día te impone. He tenido muchas, y aún las tengo. Y, con el decursar de la vida, he aprendido a reconocerlas, a atraerlas y a jamás dejarlas ir, porque de ellas depende que este tránsito en la Tierra sea bonito.
Llega un momento en la vida en el que debemos elegir con sabiduría a quiénes permitimos cerca. La confianza y la lealtad no se regalan, se ganan con acciones. Por eso, es importante rodearse de quienes suman, de quienes están en las buenas y en las malas, de los que inspiran paz en lugar de ansiedad, de los que hacen que la maleta, aunque pesada, nunca sea imposible de cargar.
Si tienes a alguien así en tu vida, no lo dejes ir. En un mundo donde muchas relaciones son superficiales, un amigo verdadero es un tesoro que vale más que el oro. Y recuerda: así como deseamos contar con personas que nos ayuden a llevar el peso, también debemos estar dispuestos a ser ese apoyo para los demás.
Al final, todos llevamos una maleta, pero nadie dijo que debamos cargarla solos. Si hay alguien que, con su simple presencia, convierte el peso en algo llevadero, hoy es el día perfecto para decirle: "Gracias por ayudarme a cargar mi maleta."
✨ ¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔. 💛
ENGLISH VERSION
Life’s Suitcase: Who Helps You Carry It?
Friends and beloved #HolosLotus family, life, without a doubt, is much like a suitcase, the one we all carry, filled with experiences, emotions, memories, and responsibilities. There are days when the weight feels light, and we move forward with steady steps, as if everything flows effortlessly, but then there are those other days when the load seems unbearable, as if each step were a battle against gravity. So, what makes the difference?
The answer lies in the people who walk beside us.
Some, whether intentionally or not, add stones to our suitcase—harsh criticisms, betrayals that leave scars, selfish acts that weigh like boulders. Others, however, not only avoid adding to the burden but extend a hand to help us carry it. Today, I want to talk about those luminous souls, those friends who, without asking for anything in return, lighten the journey simply by being there.
We’ve all encountered those who make the load heavier. There’s the one who is never satisfied, the one who only sees mistakes and never acknowledges successes, the one who shows up only when they need something but vanishes when things get tough and the one who, instead of adding value, drains energy with endless negativity, turning every conversation into a minefield of complaints. These are the people who, rather than easing the weight, make an already heavy suitcase even harder to carry.
I remember that, some years ago, I was in a relationship with a man I loved—or thought I loved. Do you know what it’s like to have to explain everything you did every thirty minutes? It wasn’t the kind of jealousy like @iriswrite’s; it was more than that. It was the heavy weight of his insecurities on my back, on my time. My life’s suitcase was practically impossible to move.
But then there are those special beings who, with simple gestures, make life feel lighter, the one who listens without judgment, the one who arrives at just the right moment without being called, the one who celebrates your victories as if they were their own, the one who doesn’t need grand words to prove their presence because their mere existence is a sanctuary. These are the ones who transform weight into lightness, who make the journey feel manageable.
I’ve had so many magical people in my life—and I say magical because, in less than a second, with just their touch, they can make disappear, or at least lighten, the heavy burden that everyday life imposes. I’ve had many, and I still do. And, as time has passed, I’ve learned to recognize them, to attract them, and to never let them go—because it’s on them that this journey on Earth stays beautiful.
There comes a time in life when we must choose wisely who we allow close. Trust and loyalty aren’t given freely—they’re earned through actions. That’s why it’s so important to surround ourselves with those who add value, who stand by us in good times and bad, who inspire peace instead of anxiety, who make the suitcase—no matter how heavy—never feel impossible to carry.
If you have someone like this in your life, don’t let them go. In a world where so many relationships are superficial, a true friend is a treasure more valuable than gold. And remember: just as we hope for people who help us carry the weight, we must also be willing to be that support for others.
In the end, we all carry a suitcase, but no one said we have to carry it alone. If there’s someone who, simply by being there, turns the weight into something bearable, today is the perfect day to tell them: "Thank you for helping me carry my suitcase."
✨ 𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕—𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛
