Saludos. La amiga @damaraysvibra en su columna para la comunidad @holos-lotus ha creado un ciclo de iniciativas para estimular nuestro conocimiento personal. En esta oportunidad la invitación es a revisar nuestros defectos. Les comento…
Desde niño he sentido curiosidad por conocer todo lo que me rodea, me ha sido difícil aceptar cualquier conclusión de buenas a primeras, sin analizarla previamente, sin tratar de comprenderla. Necesito que mi mente encuentre alguna razón de peso para darle validez a lo que me dicen.
Mi madre siempre hacía referencia a esa actitud mía y la veía como algo negativo. Sobre todo porque entraba en cuestionamiento con cosas que para ella estaban fuera de discusión, como por ejemplo, el efecto terapéutico que alguna planta podía tener en nuestra salud, o sobre lo negativo que podía ser un hábito como el de poner los pies descalzos en el suelo frío.
Ella me comentaba alguna de sus creencias y yo pedía la explicación de por qué eso era así. Su respuesta en la mayoría de los casos era algo como: “¡pero este muchacho si es preguntón, sí que le gusta estarle buscando las cinco patas al gato…Mire hijo, déjese de tanta preguntadera, que eso solo le va a servir para meterse en problemas…!"
Y ciertamente el consejo de mi madre era muy sabio. Lamentablemente pedir razones o explicaciones no es una práctica que goce de la buena aceptación de las mayorías.
En muchos casos la gente repite cosas sin haberlas confirmado previamente, sin haber averiguado si lo que dicen tenga en realidad algo de verdad o no. Sencillamente se repiten sentencias porque a lo largo del tiempo han formado parte de una especie de sentido común convertido en saber universal. Esto aplica para los contextos más diversos, desde cuestiones cotidianas como el efecto de ciertos alimentos o sobre asuntos de contextos más amplios como las opiniones políticas.
Son muchas las veces en que he sentido que importuno a los demás por pedir aclaratorias sobre algo que ellos consideran obvio. Esta ¿mala…? Costumbre mía me ha alejado de mucha gente. Pero en verdad que se me hace difícil conciliar con cuestiones que a mi parecer son tratadas de forma superficial y sin fundamento.
Y esto tiene que ver con lo que sería un segundo defecto, cierta falta de tolerancia.
En general trato de ser respetuoso de las opiniones ajenas, sobre todo en temas delicados como las creencias religiosas, las posturas políticas o la identidad sexual. En esos aspectos busco de ser lo más cuidadoso posible, trato de no emitir opiniones que resulten ofensivas a los demás. Aquí se podría decir que soy bastante tolerante.
Sin embargo, hay situaciones en las que pierdo la paciencia con facilidad. Por ejemplo, cuando estoy en alguna conversación donde se da vuelta y vuelta a los mismos argumentos. Ocurre mucho cuando se habla sobre temas políticos, en los que las partes lo único que hacen es decir lo mismo todo el tiempo, sin crear espacio para alguna posible apertura.
En estos días comentaba eso con mi esposa. Unas vecinas preocupadas por la situación del país me han pedido que me reúna con ellas a conversar sobre el tema. Y la verdad es que se me está haciendo muy difícil, me está pareciendo una gran pérdida de tiempo, en esas conversaciones no siento interés en aclarar nada, cada quien se cierra en su creencia y no da para más.
Mi esposa me decía que tuviera paciencia, pero debo reconocer que a medida que he ido envejeciendo mi paciencia ha ido disminuyendo.
Ahora tengo muy claro que el tiempo que queda por delante no está como para malgastarlo en conversaciones que a mi juicio no conducen a nada. No cuestiono que mis vecinas quieran pasar un rato conversando sobre el mismo tema, con los mismos contenidos y los mismos argumentos, cada quien se distrae como puede y eso es legítimo. Yo también tengo mis formas de distracción…
Un tercer defecto contra el que lucho todo el tiempo es la facilidad para caer en posiciones pesimistas, para ver el punto negro en la pared inmaculada.
Con eso tengo que estar muy pendiente porque casi sin darme cuenta me dejo llevar a ese terreno donde mi pensamiento empieza a buscar lo negativo. Es como si se activara una especie de bloqueo en el que pierdo la capacidad de ser ecuánime. Esto me ocurre sobre todo en algunos momentos de soledad. Pero he ido aprendiendo a pararlo a tiempo, antes de consumir mi energía y mi ánimo.
Hacer este tipo de escritos siempre me resulta bastante liberador, gracias a Damarys por proponernos estos temas que nos permiten conocernos un poco más.
Gracias por tu tiempo.
Greetings. Friend @damaraysvibra in her column for the @holos-lotus community has created a cycle of initiatives to stimulate our personal knowledge. In this opportunity the invitation is to review our defects. Let me tell you...
Since I was a child I have been curious to know everything around me, it has been difficult for me to accept any conclusion right off the bat, without first analyzing it, without trying to understand it. I need my mind to find some compelling reason to give validity to what I am told.
My mother always referred to this attitude of mine and saw it as something negative. Especially because she questioned things that for her were out of the question, for example, the therapeutic effect that some plants could have on our health, or how negative a habit like putting bare feet on the cold floor could be.
She would tell me about some of her beliefs and I would ask for an explanation as to why that was so. Her answer in most cases was something like: "but this boy is so inquisitive, he really likes to be looking for the five legs to the cat... Look son, stop asking so many questions, that will only get you into trouble...!
And certainly my mother's advice was very wise. Unfortunately, asking for reasons or explanations is not a practice that is well accepted by the majority.
In many cases people repeat things without having previously confirmed them, without having ascertained whether what they say is actually true or not. Sentences are simply repeated because over time they have become part of a kind of common sense that has become universal knowledge. This applies to the most diverse contexts, from everyday issues such as the effect of certain foods to issues in broader contexts such as political opinions.
There have been many times when I have felt that I am bothering others by asking for clarification on something they consider obvious. This bad...? habit of mine has alienated me from many people. But I really find it difficult to reconcile with issues that I feel are treated in a superficial and unfounded way.
And this has to do with what would be a second defect, a certain lack of tolerance.
In general I try to be respectful of the opinions of others, especially on sensitive issues such as religious beliefs, political positions or sexual identity. In these aspects I try to be as careful as possible, I try not to express opinions that are offensive to others. Here you could say that I am quite tolerant.
However, there are situations in which I lose my patience easily. For example, when I am in a conversation where the same arguments go round and round. It happens a lot when talking about political issues, in which the only thing the parties do is to say the same thing all the time, without creating space for any possible opening.
These days I was discussing this with my wife. Some neighbors concerned about the situation of the country have asked me to meet with them to talk about the subject. And the truth is that I am finding it very difficult, it seems to me to be a great waste of time, in these conversations I do not feel interested in clarifying anything, each one is closed in his belief and does not give more.
My wife used to tell me to be patient, but I must admit that as I have been getting older my patience has been decreasing.
Now it is very clear to me that the time ahead of me is not to be wasted in conversations that in my opinion lead to nothing. I do not question that my neighbors want to spend some time talking about the same topic, with the same content and the same arguments, everyone is distracted as they can and that is legitimate. I also have my own ways of distraction....
A third defect that I fight against all the time is the facility to fall into pessimistic positions, to see the black spot on the immaculate wall.
With that I have to be very vigilant because almost without realizing it I let myself get into that terrain where my thinking starts to look for the negative. It is as if a kind of blockage is activated in which I lose the ability to be equanimous. This happens to me especially in some moments of loneliness. But I have been learning to stop it in time, before it consumes my energy and my mood.
Doing this kind of writing is always quite liberating for me, thank you Damarys for proposing these topics that allow us to know ourselves a little more.
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).
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