Saludos. La amiga @damarysvibra en una reciente publicación nos invita a una experiencia muy interesante: tomar contacto con nuestra emocionalidad. Lo mejor es que lo hace de una forma muy amena, propone que escuchemos algunas piezas musicales para ver cuáles sentimientos nos evocan. Les comento…
La música siempre me ha entusiasmado, ha sido una gran compañera en cada momento de mi vida. Soy de esas personas a las que una pieza musical es capaz de cambiarle el ánimo.
Recuerdo que cuando gané mi primer sueldo lo primero que hice fue comprarme un buen equipo de sonido, algo que nunca había podido tener antes. De ese modo logré que mis hijos desde pequeños pudieran escuchar todo tipo de música. Ahora que son hombres y mujeres a todos les gusta la música y tres de ellos tocan la guitarra con bastante soltura. Ese amor por la música han logrado transmitírselo a mis nietas.
Siendo la música una de las cosas que más me gustan me pareció genial la invitación de @damarysvibra.
La primera pieza que nos propone en la publicación es la Danza Húngara de Brahms, es una pieza que nunca me canso de escuchar, a veces cuando estoy desanimado la pongo a propósito porque sé que mi cuerpo se va a conectar inmediatamente con el ímpetu de esa musicalidad maravillosa. Es una música que no solo me transmite mucha energía, sino que me hace evocar momentos de grandeza. No deja de impresionarme esa capacidad que tiene la música para impactar nuestro ánimo.
Estoy casi seguro que fue en la televisión donde por primera vez escuché fragmentos de la Danza Húngara, algunas de sus secciones han formado parte de la banda sonora de numerosas series animadas y películas de diferentes tipos.
La segunda pieza es una canción infantil: “en un bosque de la china, la chinita se perdió…” Al escuchar esta pieza me invadió una dulce melancolía. Me transportó a los años de la infancia de mis hijos.
Mientras la escuchaba no dejaban de aparecer en mi mente las imágenes de mis hijos en sus años infantiles. Era una canción que cantábamos todos, mis hijos, mi esposa y yo, alegres y festivos, haciendo una ronda tomados de la mano. También la cantábamos mientras hacíamos algún juego de manos, como cerrar y chocar las palmas. La verdad es que esa canción me trae lindos recuerdos.
La tercera pieza, escalera al cielo, no la conocía. Al leer su título pensé que sería alguna versión de la célebre canción de Led Zeppelin, pero a menos que me haya perdido de algo, esta composición no tiene nada que ver con aquella.
Es una pieza muy linda que al principio me resultó un poco melancólica. Su composición es muy sencilla un acompañamiento de piano para una voz en susurro. Es impresionante como puede haber tanta musicalidad solo en el susurro de la voz. Al final me quedé pegado de ese susurro tan lindo y su efecto me resulto muy relajante.
La cuarta pieza es Madre Tierra, una canción muy conocida del cantante puerto riqueño Chayanne. Es de esas canciones que no puede dejar a nadie sentado en su sitio, tiene un gran ritmo. Además, su mensaje es bastante edificante. Esta es otra de esas canciones que tiene el poder de cambiar el ánimo.
Al escucharla me transportó a los viajes por carretera en los tiempos vacacionales. En mi grupo familiar es bastante frecuente que vayamos escuchando música mientras viajamos por carretera. Y cuando cae en el playlist alguna canción como la de Chayanne todos nos ponemos a cantar, no importa si estamos desafinados o no. Lo importante es sintonizarnos todos con ese gran momento del viaje.
Debo decirles que me ha resultado muy placentero escribir la publicación. Fue realmente interesante escuchar cada pieza con el propósito de prestar atención a los sentimientos que despertaban en mí. Gracias a Damarys por la iniciativa. Invito a todos a participar.
Gracias por tu tiempo.
Greetings. The friend @damarysvibra in a recent publication invites us to a very interesting experience: to get in touch with our emotionality. The best thing is that he does it in a very pleasant way, he proposes that we listen to some pieces of music to see what feelings they evoke in us. Let me tell you...
I have always been enthusiastic about music, it has been a great companion in every moment of my life. I am one of those people to whom a piece of music is capable of changing their mood.
I remember that when I earned my first salary the first thing I did was to buy a good sound system, something I had never been able to have before. That way I was able to make sure that my children could listen to all kinds of music from an early age. Now that they are men and women, they all like music and three of them play the guitar quite fluently. This love for music has been passed on to my granddaughters.
Since music is one of the things I like the most, I thought @damarysvibra invitation was great.
The first piece she proposes in the publication is the Hungarian Dance by Brahms, it is a piece that I never get tired of listening to, sometimes when I'm discouraged I play it on purpose because I know that my body will immediately connect with the momentum of that wonderful musicality. It is a music that not only transmits me a lot of energy, but also makes me evoke moments of greatness. I never cease to be impressed by music's ability to impact our moods.
I am almost certain that it was on television where I first heard fragments of the Hungarian Dance, some of its sections have been part of the soundtrack of numerous animated series and films of different types.
The second piece is a children's song: "en un bosque de la china, la chinita se perdió..." Listening to this piece I was overcome with a sweet melancholy. It transported me to the years of my children's childhood.
As I listened to it, images of my children in their childhood years kept appearing in my mind. It was a song that we all sang, my children, my wife and I, joyful and festive, making a round holding hands. We would also sing it while doing some hand games, like clapping our hands together. The truth is that song brings back fond memories.
The third piece, stairway to heaven, I didn't know it. When I read its title I thought it was some version of the famous Led Zeppelin song, but unless I missed something, this composition has nothing to do with that one.
It is a very nice piece that at first I found a bit melancholic. Its composition is very simple a piano accompaniment for a whispering voice. It is impressive how there can be so much musicality just in the whisper of the voice. In the end I was stuck with this beautiful whisper and I found its effect very relaxing.
The fourth piece is Madre Tierra, a well-known song by Puerto Rican singer Chayanne. It is one of those songs that can't leave anyone sitting still, it has a great rhythm. Plus, its message is quite uplifting. This is another one of those songs that has the power to change your mood.
Listening to it transported me back to road trips during vacation times. In my family group we often listen to music while on road trips. And when a song like Chayanne's hits the playlist, we all start singing along, no matter if we are out of tune or not. The important thing is to tune in to that great moment of the trip.
I must tell you that it has been a great pleasure to write this publication. It was really interesting to listen to each piece with the purpose of paying attention to the feelings they awakened in me. Thanks to Damarys for the initiative. I invite everyone to participate.
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).
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