Nuestros sueños, proyectos, son como bocetos, no son la obra terminada. Desde el momento en que nacen, vamos dándoles pinceladas y así van tomando forma. En algunos casos, llegamos, arrugamos el papel y lo botamos para luego con una hoja blanca comenzar un nuevo sueño. Así como cuando el escritor está escribiendo una novela. Es la vida la que nos muestra el camino y nosotros tomamos las decisiones. Así se dan o así cobran vida los sueños.
Mamá decía mucho que cuando algo no se daba con naturalidad, era mejor dejarlo, desistir y tomar otro camino porque nada bueno saldría de ese empeño. Pero a veces somos tercos y hasta que no vivimos el fracaso no nos damos cuenta.
Todos los días, en sus amaneceres, Dios nos regala la posibilidad de seguir nuestros sueños o reformularlos para que seamos felices.
Te cuento un secreto: me encanta esa forma de plantear las cosas. Tus sueños han de cumplirse siempre.
La imagen del sol es maravillosa.
Cariños desde este rincón.