Hello, friends of @holos-lotus.
In my post yesterday, I talked about the difficulty of the learning curve.

There we saw that, at the beginning, it's always difficult. However, what does difficulty represent for our lives? Or rather, what does overcoming these difficulties represent for us? Growth, improvement.
Every day that passes, we find ourselves on a constant journey of knowledge and personal improvement, in which we don't end up the same as we started. That's the goal: with each journey, with each battle, to learn and evolve. If we stay the same, the exercise, the training, the studying yielded no results. It didn't change us.
That's why I call this The Wonderful Journey of Knowledge. It's not wonderful because it's easy or fun, but because it's transformative.
Every project we begin, every day of study, every practice or training session, is a journey of knowledge we embark on.
It doesn't matter if the journey is short, like learning to change a tire, or long, like mastering a language. In it, we systematically confront the unknown. We encounter technical difficulties, our own impatience, and ways of thinking we hadn't previously considered.
This is an active process of exploration, where the territory to be discovered is a skill, a subject, or a part of ourselves.
During this journey, something fundamental happens: our mental map is redrawn. Some of our certainties are shattered. We discover that a method we believed to be infallible has flaws, or that an opinion we held was superficial.
Other certainties, however, are tested in practice and become solid, forming our foundation.
Our perspective broadens. We stop seeing the world from a single point of view because knowledge has given us new tools to analyze it.
And perhaps most valuable: we accumulate experiences not only on the subject but also on how we learn.
That's the backpack we carry for the next journey, making us more efficient and more resilient.
The criterion for success in any journey of knowledge is simple: not to end up the same. If at the end of a course, a complex work project, or learning a trade, you're still exactly the same person, with the same skills and the same outlook, then the journey was a simulation.
There was no real learning.
If you did it right, you end up less naive. You have a deeper, more nuanced understanding of what you learned. You understand the whys, not just the hows.
And that understanding translates into greater practical wisdom for your life. You know what to expect, how to approach similar problems, and, above all, you have more confidence in your ability to learn.
That's why I say that life, as a whole, is this constant journey of transformation. It's not something that only happens in a classroom or in a book.
Every person you interact with, every challenge you face, every mistake you make, has the potential power to transform you.
The key is having that capacity and that hunger for knowledge that allows you to learn from everything and everyone. You must approach each day with the question: What can I learn from this?
If you maintain that attitude, you will never be exactly the same person who started the journey. You will have become, even if only a little, a more capable, more aware, and more prepared version of yourself.
That is the true miracle, and it is accessible to anyone who decides to embark on the journey without fear of transformation along the way.
**Versión en español
Hola, amigos de @holos-lotus.
En mi post de ayer les hablaba sobre la dificultad de la curva de aprendizaje.

Allí vimos que, al inicio, siempre es difícil. Sin embargo, ¿qué es lo que representa la dificultad para nuestra vida? O mejor dicho, ¿qué representa para nosotros vencer estas dificultades? Crecimiento, mejora.
Cada día que pasa nos encontramos en un constante viaje de conocimiento y mejora personal, en el cual no terminamos como mismo comenzamos. Ese es el objetivo: con cada viaje, con cada batalla, aprender y evolucionar.
Si nos quedamos igual, el ejercicio, el entrenamiento, el estudio no dio resultados. No nos cambió.
Por eso, llamo a esto El maravilloso viaje del conocimiento. No es maravilloso por ser fácil o divertido, sino por ser transformador.
Cada proyecto que comenzamos, cada jornada de estudio, cada sesión de práctica o entrenamiento, es un viaje de conocimiento que iniciamos.
No importa si el viaje es corto, como aprender a cambiar un neumático, o largo, como dominar un idioma. En él, nos enfrentamos sistemáticamente a lo desconocido. Nos topamos con dificultades técnicas, con nuestra propia impaciencia, y con formas de pensar que antes no considerábamos.
Este es un proceso activo de exploración, donde el territorio por descubrir es una habilidad, un tema o una parte de nosotros mismos.
Durante este viaje, algo fundamental ocurre: nuestro mapa mental se redibuja. Algunas certezas que traíamos se rompen. Descubrimos que un método que creíamos infalible tiene fallas, o que una opinión que sosteníamos era superficial.
Otras certezas, en cambio, se comprueban en la práctica y se vuelven sólidas, se convierten en nuestra base.
Nuestra mirada se amplía. Dejamos de ver el mundo desde un solo punto de vista, porque el conocimiento nos ha dado nuevas herramientas para analizarlo.
Y quizás lo más valioso: acumulamos experiencias no solo sobre el tema, sino sobre cómo aprendemos.
Esa es la mochila que cargamos para el próximo viaje, y nos hace más eficientes y más resistentes.
El criterio de éxito de cualquier viaje de conocimiento es simple: no terminar igual.
Si al final de un curso, de un proyecto laboral complejo o de aprender un oficio, sigues siendo exactamente la misma persona, con las mismas capacidades y la misma visión, entonces el viaje fue un simulacro.
No hubo aprendizaje real.
Si lo hiciste bien, terminas siendo menos ingenuo. Tienes una comprensión más profunda y matizada de lo aprendido. Entiendes los porqués, no solo los cómos.
Y ese entendimiento se traduce en una mayor sabiduría práctica para tu vida. Sabes qué esperar, cómo abordar problemas similares y, sobre todo, confías más en tu capacidad para aprender.
Por eso digo que la vida, en su conjunto, es este constante viaje de transformación. No es algo que sucede solo en una aula o en un libro.
Cada persona con la que interactúas, cada desafío que enfrentas, cada error que cometes, tiene el poder potencial de transformarte.
La clave está en tener esa capacidad y ese hambre de conocimiento que te permita aprender de todo y de todos. Debes abordar cada día con la pregunta: ¿qué puedo aprender de esto?
Si mantienes esa actitud, nunca volverás a ser exactamente la misma persona que inició el viaje. Te habrás convertido, aunque sea un poco, en una versión más capaz, más consciente y más preparada.
Ese es el verdadero milagro, y es accesible para cualquiera que decida emprender el viaje sin miedo a transformarse en el camino.



