Hace 11 días, exactamente, nuestra amiga @miriannalis, dejó la siguiente pregunta en una publicación que tiene que ver con los deseos.
¿Qué juicios tengo sobre mis propios deseos?
Siempre he tenido deseos, muchos y variados, que no se parecen ni coinciden con los de mucha gente, a veces siento que voy por un camino diferente al de los que me acompañan, con respecto a los anhelos. Cuando ellos desean una cosa, yo quiero otra y viceversa, y eso está bien.
Cuando compré mi casa en compañía de quien era mi esposo, mucha gente vino a visitarnos: una casa grande a la cual le faltaba mucho por hacer, ya el solo hecho de tener un techo para mí era lo máximo, era la primera vez que tenía algo propio, una casa, el lugar de donde nadie iba a sacarme nunca.
Empezaron a llegar compañeros de trabajo y amistades, la cocina tiene aún un pretil bastante grande, cada uno venía con una idea, «ponle vidrio de tal forma», «aquí puedes hacer una estantería», «yo tumbaría ese pretil», «colócale madera», «píntalo de tal color» y tantísimas sugerencias, que lo único que lograron fue que cuando venían a visitarme, los recibía en el porche, y trataba de que se mantuvieran allí, que no entraran hasta el patio para que no empezaran a sembrar sus matas imaginarias y hacer sus propios diseños de jardines y es que los deseos de los demás no tienen por qué ser los mios.
Y este ejemplo vale para todo, si quería leer un libro, la colega me decía, «no compres ese, este es mejor», si pedía que me acompañaran a comprar una ropa o cartera, los gustos de ellas no coincidían con el mío. Una vez quería una mesa rústica, nunca la mandé a hacer, quería una que se le notara las vetas de la madera tal cual y a la única persona que le hice saber mi deseo, me insistió tanto como que si fuese ella la que realmente iba a comprarla, que fuese más elaborada.
Son ejemplos simplemente para mostrar que los deseos pueden ser tan personales, tan íntimos, que muchas veces es preferible no comentarlos y cuando se dan, pienso, «lo logré, esto era lo que yo quería», sin necesidad de hacer alardes.
Mis deseos son sencillos realmente, en este momento lo que quiero es pintar, tener muchos materiales para pasar rato pintando. Obvio hay deseos digamos que normales de salud, de bienestar para mí y los míos, de paz para mí y el mundo. Y ante la imposibilidad de no ver, a nivel mundial, muchos de ellos concretados, prefiero dejar de ver noticias y concentrarme en las pequeñas metas que voy forjándome.
De lo que sí estoy segura es de lo que hay qué hacer, existe una divinidad que provee y orienta nuestros anhelos, pero si no actuamos no se van a dar solos, y en ese hacer sí me ocupo. Me gusta cerrar el día y poder tener la suma de todas las pequeñas cosas que hice, con respecto a mi vida, a mi salud, a mi bienestar, al de los míos, al del lugar donde me encuentro. Y eso tiene que ver con la organización, con la limpieza, con el tener a mano los elementos que me permitan ir logrando cambios en lo que no me gusta o en lo que va en camino de gustarme.
Los juicios que tengo sobre mis propios deseos es que no son elevados como quizá en algún momento lo fueron, son sencillos y pueden lograrse, porque viendo cómo se concretan me permiten expresarme y seguir conociendo más de mí.
Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original.
Imágenes de Pixabay.
He utilizado el traductor de Google.
Exactly 11 days ago, our friend @miriannalis left the following question in a post about wishes.
What judgments do I have about my own wishes?
I've always had desires, many and varied, that don't resemble or coincide with those of many people. Sometimes I feel like I'm on a different path than those around me, in terms of desires. When they want one thing, I want another, and vice versa, and that's okay.
When I bought my house with my husband, many people came to visit us: a large house that still had a lot of work to do. Just having a roof over my head was the best thing for me. It was the first time I had something of my own, a home, a place no one would ever throw me out of.
Coworkers and friends started arriving. The kitchen still has a fairly large parapet. Each one came with an idea: "Put glass in this way," "You can make a shelf here," "I'd knock down that parapet," "Put wood on it," "Paint it this color," and so many other suggestions. All they achieved was that when they came to visit, I would welcome them on the porch and try to keep them there, trying not to go all the way to the patio so they wouldn't start planting their imaginary plants and creating their own garden designs. Other people's desires don't necessarily have to be mine.
And this example applies to everything: if I wanted to read a book, my colleague would tell me, "Don't buy that one, this one's better." If I asked them to go shopping for clothes or a purse, their tastes didn't match mine. I once wanted a rustic table. I never had it made. I wanted one with the wood grain visible, and the only person I told about my wish insisted, as if she were the one actually buying it, that it be more elaborate.
These are examples simply to show that desires can be so personal, so intimate, that it's often better not to talk about them. And when they come true, I think, "I made it, this was what I wanted," without any need to boast.
My wishes are really simple. Right now, what I want is to paint, to have lots of materials to spend time painting. Obviously, there are, let's say, normal wishes for health, for well-being for me and my loved ones, for peace for me and the world. And given the impossibility of not seeing many of them come true worldwide, I prefer to stop watching the news and focus on the small goals I'm setting for myself.
What I am sure of is what needs to be done. There is a divinity that provides and guides our desires, but if we don't act, they won't happen on their own, and I do focus on that. I like to close the day and be able to sum up all the small things I've done, regarding my life, my health, my well-being, that of my loved ones, and the place where I am. And that has to do with organization, with cleanliness, with having the elements on hand that allow me to make changes in what I don't like or in what I'm on the way to liking.
The judgments I have about my own desires are that they aren't as lofty as they may have been at one time; they are simple and achievable, because seeing how they materialize allows me to express myself and continue to learn more about myself.
Thank you for your kind reading.
My content is original.
Images from Pixabay.
I have used Google Translate.