El equilibrio entre la razón y lo espiritual es un asunto profundamente personal y subjetivo que puede variar mucho de persona a persona.

La razón a menudo se asocia con la lógica, la racionalidad y la comprensión científica. Se trata de tomar decisiones basadas en evidencia y pensamiento lógico. Se experimenta y se obtienen conclusiones a partir de los resultados.

La espiritualidad, a menudo se asocia con la fe, las creencias y las experiencias personales que no siempre pueden explicarse mediante la ciencia o la lógica. Se trata de encontrar significado y propósito en la vida, a menudo a través de la conexión con algo que suponen es más grande que uno mismo.

Muchas personas pasan TODA su vida, intentando encontrar un equilibrio entre estos dos aspectos. Utilizan la razón para navegar por el mundo físico y tomar decisiones en su vida diaria, al mismo tiempo que abrazan la espiritualidad para encontrar significado, propósito y paz interior. Esta búsqueda incesante de equilibrio, les permite beneficiarse de las fortalezas tanto de la razón como de la espiritualidad. La mayoría, al llegar a alta edad, «pensando en la muerte y lo que deviene después de esta», se entregan por completo en lo espiritual. Ya han vivido, ya no importa el esfuerzo por lucir, por ser el mejor, por ganar más dinero. Ahora lo importante para ellos, es encontrar un supuesto perdón.

Sin embargo, el equilibrio exacto puede variar mucho según las creencias, experiencias y perspectivas individuales. Algunas personas pueden inclinarse más hacia la razón, otras más hacia la espiritualidad y otras pueden esforzarse por lograr un equilibrio equitativo entre ambas. Es cuestión de gusto (experiencia) y necesidades (una enfermedad que lo racional no cura…). Lo que sí es claro (racional o espiritual), desde el mismo momento en que nacemos, la muerte está presente.