Hello, ladies!
Today is Sunday, and Sundays are a day I fiercely protect.
It's not just a day off on the calendar; it's a day for family. I've decided to make it a cornerstone of our week, a quiet time dedicated exclusively to reconnecting and preparing for the days ahead.
One of the central activities of Sunday is going to bed and watching movies with my children. It's not just about watching a screen. The ritual begins from the moment we choose the movie, or a movie marathon. We may choose them during the week. It's part of the charm.
Then comes the part of pampering my children. We always prepare a snack. I might even make popcorn as if we were at the movies.
That way, we can lie in bed all day. Hours and hours without fighting over toys or questions about homework. It's a time of quiet and shared connection.
Their comments about the movie, their laughter, scares, or even the fact that they fall asleep next to me are moments that strengthen our bond in a practical and tangible way.
Food is also a key component of Sundays. I always prepare something different and delicious for lunch. During the week, I take time to find a new recipe or prepare a dish I know they particularly like.
I always try to surprise them. The act of cooking for them, unhurriedly, and seeing their faces filled with anticipation and enjoyment is my way of showing affection through concrete action.
I've established a clear rule: it's a day for rest, not for work. This means I don't check work emails, plan work projects, or do extensive housework. The only exceptions are those strictly necessary for the functioning of the house.
Sunday is essential for my mind to reset. I allow my body and brain to recover from the wear and tear of the previous week, allowing me to start Monday with renewed energy.
When night falls, and the children are already asleep or are in the process of getting ready, I transition into the new week. I prepare the school uniforms. Then, I open my planner and make a list of the priorities for the coming week.
This organizational exercise allows me to focus on the essentials from the very beginning.
Thus, Sunday acts as a dam. On the one hand, it contains the stress of the week that is ending, allowing us to rest and enjoy ourselves. On the other, it prepares us in an orderly and calm manner for the week ahead.
It is not a lazy day of leisure, but an essential tool for maintaining family balance and my own mental health.
Versión en español
Hola, chicas!
Hoy es domingo y los domingos son un día que protejo con firmeza.
No es simplemente un día de descanso en el calendario, es un día para la familia. He decidido convertirlo en el pilar de nuestra semana, un espacio de tiempo, tranquilo, dedicado exclusivamente a la reconexión y a la preparación para los días que vienen.
Una de las actividades centrales del domingo es acostarnos a ver películas con mis hijos. No se trata solo de ver una pantalla. El ritual comienza desde el propio momento de elegir la película o un maratón de películas. Puede ser que las elijamos durante la semana. Es parte del encanto.
Luego viene la parte de consentir a mis niños. Siempre preparamos alguna merienda o snack. Incluso puede que preparare palomitas de maíz como si estuviéramos en el cine.
Así podemos estar tumbados todo el día en la cama. Horas y hora donde no hay disputas por los juguetes ni preguntas sobre tareas. Es un tiempo de quietud y complicidad compartida.
Sus comentarios sobre la película, sus risas, sustos o incluso el hecho de que se queden dormidos a mi lado, son momentos que fortalecen nuestro vínculo de una manera práctica y tangible.
La comida también es un componente clave en los domingos. Siempre preparo algo diferente y rico para almorzar. Durante la semana, dedico tiempo a buscar una receta nueva o a preparar un plato que sé que les gusta especialmente.
Trato siempre de sorprenderlos. El acto de cocinar para ellos, sin prisas, y ver sus caras de expectación y disfrute, es mi forma de demostrar cariño a través de una acción concreta.
He establecido una regla clara: es un día para descansar, no para trabajar. Esto significa que no reviso correos del trabajo, no planifico proyectos laborales y no realizo tareas domésticas extensas. Las únicas excepciones son las estrictamente necesarias para el funcionamiento de la casa.
El domingo es fundamental para que mi mente pueda resetearse. Permito que mi cuerpo y mi cerebro se recuperen del desgaste de la semana anterior, lo que me permite empezar el lunes con energía renovada.
Cuando llega la noche, y los niños ya están dormidos o en proceso, llevo a cabo mi transición hacia la nueva semana. Preparo los uniformes de la escuela. Luego, abro mi agenda y hago una lista en mi agenda de las prioridades de la semana que comienza.
Este ejercicio de organización permite enfocarme en lo esencial desde el primer momento.
Así, el domingo funciona como un dique. Por un lado, contiene el estrés de la semana que termina, permitiéndonos descansar y disfrutar. Por el otro, nos prepara de manera ordenada y calmada para la semana que empieza.
No es un día de ocio vago, sino una herramienta esencial para mantener el equilibrio familiar y mi propia salud mental.