It has been more than three decades since the Cuban people have been suffering the macabre hunger games. It is not a one-day event but an everyday spectacle of survival. That is why I have felt firsthand the film saga titled 'The hunger games' (2012-2023), an adaptation of the trilogy of the same name written by Suzanne Collins.
An official diabolical celebration called by the government is held every year after compulsorily selecting a right-handed champion for each district. Those elected are gathered within a kind of artificial hunting preserve, created with cutting-edge technology and full of deadly traps. Next, a war of all against all develops where the participants must eliminate each other until a winner remains.
The show is followed as a national pastime by spectators from all over the country, who watch the adventures of their respective heroes through giant screens installed in each district.
The latter, during the course of the action, may receive donations or gifts from their powerful benefactors, members of the upper class of society, which is reminiscent of the bloody spectacles of the Roman Colosseum, to which is added a large dose of psychological violence.
The saga follows the steps of Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), a young archer who combines in her personality the extraordinary aim with which she shoots her arrows, the intelligence to execute her strategies, ferocity against her enemies, and compassion towards family members or good-hearted people. It is impressive how the plot links the structural violence reflected in masterpieces like '1984' with the physical violence that appears in 'The Squid Games' (2021-25).
While high officials and elite personalities celebrate grand banquets and enjoy strange luxuries, the common citizen of the districts barely manages to have a decent ration of food.
In current Cuban society (which official propaganda proclaims as fair and socialist), a similar phenomenon is occurring. While the upper class enjoys great privileges such as luxuries, travel, spatial mobility and ease of trade, the common people suffer all kinds of famines. To give a recent symbolic example: a pound of rice that cost $150 in January, at the beginning of February almost doubled its price to $280. All this without official communication or a prospect of salary increase. Such economic violence, extended to other essential products, reflects how far Cuban society is from the ideals of social justice and equitable distribution of wealth for which the heroes of the revolution fought. Maybe another one is needed.
This is precisely what Katniss does in complicity with other characters who are already tired and ashamed by the injustice of the regime. But what impressed me most about the work was not so much the ideological radicalization of its protagonist but the transformation of his loving feelings.
What began as a fake romantic relationship for the benefit of the national show, became the course of the plot in true love and compassion. The "false" romance between Katniss and Peeta (Josh Hutcherson) abrogated one of the rules of the Game: the sole champion; but more than anything, it transformed their hearts at the idea that it is possible, in the midst of terror, to have a genuine and noble feeling.
Then I remembered those verses:
Love is a pretender
pretend so completely
that pretends it's love
the love he truly feels
In short, as Prot (Kevin Spacey), another great character, protagonist of 'K-Pax', expressed:
"all inhabitants of the universe know the distinction between good and evil"
The frames were taken from: IMDb
**VERSIÓN EN ESPAÑOL **
Han pasado más de tres décadas y el pueblo cubano continúa sufriendo los macabros juegos del hambre. No es un acontecimiento de un día sino un espectáculo cotidiano de supervivencia. Por eso he sentido en carne propia la saga cinematográfica titulada 'Los juegos del hambre' (2012-2023), adaptación de la trilogía literaria homónima escrita por Suzanne Collins.
Cada año se lleva a cabo una celebración diabólica oficial convocada por el gobierno después de seleccionar obligatoriamente un campeón diestro por cada distrito. Los elegidos son reunidos dentro de una especie de coto de caza artificial, creado con tecnología de punta y lleno de trampas mortales. A continuación, se desarrolla una guerra de todos contra todos donde los participantes deben eliminarse entre sí hasta que quede un ganador. El espectáculo es seguido como pasatiempo nacional por espectadores de todo el país, que observan las aventuras de sus respectivos héroes a través de pantallas gigantes instaladas en cada distrito. Estos últimos, durante el transcurso de la acción, podrán recibir donaciones o regalos de sus poderosos benefactores, miembros de la clase alta de la sociedad, lo que recuerda a los sangrientos espectáculos del Coliseo romano, a lo que se suma una gran dosis de violencia psicológica.
La saga sigue los pasos de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), una joven arquera que combina en su personalidad la extraordinaria puntería con la que dispara sus flechas, la inteligencia para ejecutar sus estrategias, la ferocidad contra sus enemigos y la compasión hacia familiares o personas de buen corazón.
Es impresionante cómo la trama vincula la violencia estructural reflejada en obras maestras como '1984' con la violencia física que aparece en 'Los juegos del calamar' (2021-25). Mientras altos funcionarios y personalidades de la élite celebran grandes banquetes y disfrutan de extraños lujos, el ciudadano común de los distritos apenas logra disponer de una ración decente de comida.
En la sociedad cubana actual (que la propaganda oficial proclama como justa y socialista), está ocurriendo un fenómeno similar. Mientras que la clase alta disfruta de grandes privilegios como lujos, viajes, movilidad espacial y facilidad de comercio, la gente común sufre todo tipo de hambrunas. Por poner un ejemplo simbólico reciente: una libra de arroz que en enero costaba 150 pesos cubanos, a principios de febrero casi duplicó su precio hasta los 280 pesos. Todo ello sin que mediara comunicación oficial ni perspectiva de aumento salarial.
Tal violencia económica, extendida a otros productos esenciales, refleja cuán lejos está la sociedad cubana de los ideales de justicia social y distribución equitativa de la riqueza por los que lucharon los héroes de la revolución. Quizás se necesite otra.
Esto es precisamente lo que hace Katniss en complicidad con otros personajes que ya están cansados y avergonzados por la injusticia del régimen.
Pero lo que más me impresionó de la obra no fue tanto la radicalización ideológica de su protagonista sino la transformación de sus sentimientos amorosos.
Lo que comenzó como una falsa relación romántica en beneficio del espectáculo nacional, se convirtió durante el curso de la trama en verdadero amor y compasión. El "falso" romance entre Katniss y Peeta (Josh Hutcherson) derogó una de las reglas del Juego: el campeón único; pero más que nada, transformó sus corazones ante la idea de que es posible, en medio del terror, tener un sentimiento genuino y noble.
Entonces recordé esos versos:
El amor es un fingidor
finge tan completamente
que finge que es amor
el amor que en verdad siente
En definitiva, como expresó Prot (Kevin Spacey), otro gran personaje, protagonista de 'K-Pax': "todos los habitantes del universo conocen la distinción entre el bien y el mal"
The frames were taken from: IMDb