El precio de las cosas y del aire. Del canto gozoso del ave en la palma alta que toca el cielo. Crudo terraplén bajo el vuelo de las esperanzas en el triste corazón de un gorrioncillo conquistándose en la muerte, encontrándose en la cima, en el ocaso mismo del despeñadero de los días.
Tiempo idos y tiempos por venir. Tiempos de siembra y de cosecha. Canción de siega bajo el ala triste en el pico mismo del saltaperico, en el oleaje del mar dónde van a morir los ruidos y los sueños de la tarde.
Galope eterno hacia la nada, costumbre de caer como una roca al dulce precipicio de los muertos y al franco ramaje de las áfricas ardientes en la memoria, van, y quedan.
Como queda la noche.
Cómo queda la vida cuando simula apagarse, cuando simula rendirse, cuando se esconde en el llanto de las mariposas revoloteando sobre el terraplén, sobre la losa fría de la noche que enciende lucecitas de una escena todavía desconocida.
Aún desconocida! ✍️
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