Of habits, postures and attitudes [ENG-ESP]

Greetings, friends of @silverbloggers.

Last Friday I woke up without any mood to go to yoga class, so I decided to stay at home, but I didn't feel like sitting in front of the computer to work, much less to cook and even less to clean.

It wasn't that I felt sad or depressed, what I had was an extreme exhaustion after a hard week of work, so I decided to rest, when I realized it was ten in the morning and what I had done was to fool around from one side to another, neither rest nor relaxation or something productive with my time.

At that moment I realized that I was still in my pajamas and flip-flops, two things that I do not allow myself, because it seems to me that this helps to encourage a habit that is not very positive for my life and that unfortunately is one of the things that we retirees tend to do, I tell you.

When we have worked for a long period of time, away from home, we form the habit of getting up and getting active to go out to work, which implies: getting yourself physically ready to give your best face to the world: you clean yourself, you get dressed taking care of details and in the case of the ladies we usually put on some make-up, even if it is just a lipstick.

When we retire the tendency is to let go of this habit and acquire the habit of “comfort”, stay in our sleeping clothes or wear a robe, that is to say, that nothing presses us or bothers us, I think that with this we have the feeling of doing what we want and that we have already freed ourselves from those ties that come with the job.

But the truth is that one thing leads to another, when we decide to stay with “home clothes” our body posture and our attitude is also changing, the brain reads these signals very well and sends us answers according to them.

This means that this daily relaxation and comfort makes us lose body skills, for example, that our steps are shorter, slower and even shuffle our feet, also we tend to tend, first to lower our shoulders and then to slouch, as at home we have our routes established and unobstructed, the brain does not find challenges that stimulate it to act quickly to an unexpected event.

In short, in this case comfort means bodily deterioration, in many cases mental deterioration and a change of attitude that takes us away from wellbeing.

It seems incredible that something as simple as changing your sleeping clothes for another one that can also be comfortable, transforms a scheme that covers many aspects, perhaps the most important is the attitude.

When we make the change, we send a direct message to the brain, telling it that we are active, that we start the day full of energy, the body receives the message and seeks to stand up, straighten up, our steps become more confident and determined.

For us who work from home creating content it is a temptation to stay in our sleeping clothes and if it happens one day nothing happens, the issue is that we do not allow ourselves to make a habit of it.

Saludos amigos de @silverbloggers.

El viernes pasado me levanté sin ningún ánimo para ir a la clase de yoga, así que decidí quedarme en casa, pero tampoco tenía ganas de sentarme a trabajar frente a la computadora, mucho menos de cocinar y menos que menos limpiar.

No era que me sentía triste ni deprimida lo que tenía era un agotamiento extremo después de una semana dura de trabajo, así que me dispuse a descansar, cuando me di cuenta eran las diez de la mañana y lo que había hecho era tontear de un lado a otro, ni descanso ni relajación ni algo productivo con mi tiempo.

En ese momento me percaté que seguía con pijama y en chancleta, dos cosas que no me permito, pues me parece que eso ayuda a fomentar un hábito poco positivo para mi vida y que lamentablemente es una de las cosas que los jubilados tendemos a hacer, les comento.

Cuando hemos trabajado durante un largo periodo, fuera del hogar, formamos el hábito de levantarnos y activarnos para salir a trabajar, lo que implica: acomodarte físicamente para darle tu mejor cara al mundo: te aseas, te vistes cuidando detalles y en el caso de las damas nos colocamos, por lo general algo de maquillaje, aunque sea un labial.

Cuando nos jubilamos la tendencia es a soltar este hábito e ir adquiriendo el de la “comodidad”, quedarnos con la ropa de dormir o ponernos una bata de casa, es decir, que nada nos apriete ni nos moleste, pienso que con ello tenemos la sensación de hacer los que nos provoque y que ya nos hemos liberado de esas ataduras que vienen con el trabajo.

Pero la verdad es que una cosa lleva a otra, cuando decidimos quedarnos con “ropa de casa” nuestra postura corporal y nuestra actitud también va cambiando, el cerebro lee muy bien estas señales y nos envía respuestas acordes a ellas.

Eso significa que esa relajación y comodidad cotidiana hace que vayamos perdiendo habilidades corporales, como por ejemplo, que nuestros pasos sean más cortos, lentos e incluso que arrastremos los pies, también a que tendamos, primero a bajar los hombros y después a irnos encorvando, como en el hogar tenemos nuestras rutas establecidas y sin obstáculos, el cerebro no encuentra retos que lo estimulen para accionar rápidamente ante un hecho inesperado.

En fin, en este caso comodidad significa deterioro corporal, en muchos casos mental y un cambio de actitud que nos aleja del bienestar.

Parece mentira que algo tan sencillo como cambiarte la ropa de dormir, por otra que puede también ser cómoda, transforma un esquema que abarca muchos aspectos, quizás el más importante sea la actitud.

Cuando hacemos el cambio, enviamos un mensaje directo al cerebro, diciéndole que estamos activos, que iniciamos el día cargados de energía, el cuerpo recibe el mensaje y busca erguirse, enderezarse, nuestros pasos se hacen más seguros y decididos.

Para nosotros que trabajamos desde el hogar creando contenido es una tentación quedarse en ropa de dormir y si sucede un día no pasa nada, el asunto es que no nos permitamos hacer un hábito de ello.