Qué fácil es caer en esos hábitos. La idea de quitarnos cosas que aprieten y ponernos algo ligero es una tentación. Yo tenía una tía que siempre andaba de punta en blanco, "por si me invitan a salir“, decía, y tengo una nieta que se acicala cada rato y si estoy en su casa se acomoda temprano, "por si la abuela quiere calle", o sea yo, para irse conmigo.
Por muy sabroso que sea el problema es que luego no hallamos como quitarnos la costumbre.
Saludos, amiga.