A veces pienso que el mundo, en su inmensidad y su caos, esconde milagros cotidianos que solo somos capaces de reconocer cuando suceden, y uno de los milagros más extraordinarios es el milagro del encuentro y, claro, del reencuentro. Ese reencontrarse con alguien que quieres, alguien que vive anclado en tu corazón pero a quien la vida, con sus distancias y mapas, ha situado lejos de tu día a día, es una de las maravillas que hoy celebro como un gran milagro.
En otros domingos, de estos domingos en que me empecino en no faltar a la cita con los milagros, les he mencionado que un amigo me había anunciado que vendría muy pronto a la isla, y créanme que mi corazón se estaba acomodando desde entonces, pero no lo suficiente como para resistir ese gran abrazo del reencuentro. Había pasado más de un año de nuestro último café, y ya en el chat de WhatsApp no cabían las esperas y los cafés virtuales.
En esa rutina de ausencias se forja siempre la ilusión del encuentro, y esa ilusión se convierte en una luz al final del túnel de los días grises, algo así como un punto en el calendario que brilla con una intensidad distinta. Y entonces llega el día, y el corazón definitivamente late con un ritmo distinto, con una mezcla de nerviosismo y anticipación que sientes en la garganta, hasta que de repente ahí está, no como un recuerdo ni como una burbuja de chat en tu móvil, sino en carne y hueso, con su misma sonrisa y su misma forma de abrazar.
Les hablo de esos amigos que nos brinda el destino desde su caprichosa coreografía. Él fue mi profesor de Bioquímica de la carrera de Medicina, convirtiéndose con los años en ese ser con el que puedes desnudar el alma sin temores. Pero la geografía puede ser una tirana, y ubica a las personas que quieres del otro lado de los océanos, y así fue con él.
En medio de la risa y de los silencios cómplices de nuestro reencuentro, nos miramos y vemos con ternura las huellas que el tiempo ha dejado: alguna cana, unas líneas más en el contorno de los ojos, pero algo es innegable: al hablar descubrimos que lo esencial permanece intacto. Notas entonces que no te estás reencontrando con un extraño, sino reconectando con un fragmento de tu propia historia.
Puede que llegue el adiós con una velocidad que podríamos odiar y hasta maldecir, y que el tiempo sea implacable incluso hasta con las almas buenas, pero ese adiós ya no duele como antes porque se disfraza de un "hasta pronto" cargado de la certeza de que el milagro puede repetirse. Y entonces sales de ese sitio con el alma alimentada, con la batería del espíritu recargada al máximo.
Hace dos días, cuando me despedí de mi amigo y cómplice, y después de que me regalara un café de la tierra donde ahora vive, y que de alguna forma compensa los cien cafés que debieron ser virtuales, me llevé conmigo un nuevo tesoro de recuerdos frescos, una capa de felicidad recién pintada sobre el alma.
Solo espero, amigos que me leen, que igual ustedes hayan sido protagonistas de sus propios milagros, y ante todo agradecerles por haber participado y compartido conmigo sus experiencias y encuentros mágicos.
Por ello, quisiera recompensar a @tonyes con 2 HSBI por narrarnos la magia del encuentro con el Príncipe de las Alturas, Javier Sotomayor, en una magnífica publicación.
Por otra parte, @losjoses y @neysi71 recibirán 200 puntos de Ecency cada uno por sus comentarios milagrosos.
¡Qué lindo cuando comprendes que hay personas en tu vida que no son accidentes, sino faros! Hay gente que, aunque viva lejos, es capaz de iluminar tu camino con la luz de su cariño, recordándote que en este mundo a veces tan frío, hay lugares a los que perteneces y a los que milagrosamente siempre puedes regresar.
¡Hasta el próximo domingo milagroso!
✨¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔.💛
ENGLISH VERSION
Sunday Miracles: When Distances and Maps Don't Matter || Winners
Sometimes I think that the world, in its vastness and chaos, hides everyday miracles that we are only able to recognize when they happen, and one of the most extraordinary miracles is the miracle of meeting, and of course, of reuniting. That reconnecting with someone you love, someone who is anchored in your heart but whom life, with its distances and maps, has placed far from your daily routine, is one of the wonders I celebrate today as a great miracle.
On other Sundays, these Sundays when I am determined not to miss the appointment with miracles, I have mentioned that a friend told me he would be coming to the island very soon, and believe me, my heart has been adjusting ever since, but not enough to withstand that great hug of reunion. Over a year had passed since our last coffee together, and the waits and virtual coffees no longer fit in the WhatsApp chat.
In that routine of absences, the hope of meeting is always forged, and that hope becomes a light at the end of the tunnel of grey days, something like a point on the calendar that shines with a different intensity. And then the day arrives, and the heart definitely beats with a different rhythm, with a mix of nervousness and anticipation that you feel in your throat, until suddenly there they are, not as a memory or a chat bubble on your phone, but in the flesh, with their same smile and their same way of hugging.
I'm talking about those friends that fate gives us through its capricious choreography. He was my Biochemistry professor in Medical school, becoming over the years that being with whom you can bare your soul without fear. But geography can be a tyrant, placing the people you love on the other side of the oceans, and so it was with him.
Amid the laughter and the complicit silences of our reunion, we look at each other and see with tenderness the marks that time has left: some grey hairs, a few more lines around the eyes, but one thing is undeniable: when we talk, we discover that the essential part remains intact. You realize then that you are not reuniting with a stranger, but reconnecting with a fragment of your own history.
The goodbye may arrive with a speed we could hate and even curse, and time may be relentless even with good souls, but that goodbye no longer hurts like before because it disguises itself as a "see you soon" filled with the certainty that the miracle can repeat itself. And then you leave that place with your soul nourished, with your spirit's battery recharged to the maximum.
Two days ago, when I said goodbye to my friend and accomplice, and after he gifted me coffee from the land where he now lives, which in some way compensates for the hundred coffees that had to be virtual, I took with me a new treasure of fresh memories, a layer of happiness freshly painted on my soul.
I only hope, friends who read me, that you too have been the protagonists of your own miracles, and above all, I thank you for having participated and shared your magical experiences and encounters with me.
Therefore, I would like to reward @tonyes with 2 HSBI for narrating the magic of the encounter with the Prince of the Heights, Javier Sotomayor, in a magnificent publication.
On the other hand, @losjoses and @neysi71 will receive 200 Ecency points each for their miraculous comments.
How beautiful it is when you understand that there are people in your life who are not accidents, but lighthouses! There are people who, even if they live far away, are capable of illuminating your path with the light of their affection, reminding you that in this world, sometimes so cold, there are places where you belong and to which you can miraculously always return.
Until the next miraculous Sunday!
✨𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕. 𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛
