Recuerda:
Hoy sería bueno reflexionar: ¿para qué trabajamos? Por lo menos para la gran mayoría, y de seguro aparecerá en una lista de respuestas: "poder cubrir nuestras necesidades básicas insatisfechas". Comer, vestirnos, tener un techo sobre nuestras cabezas, llevar una vida digna y proveer a nuestra familia de lo mismo.
Y es por eso que cambiamos tiempo de nuestras vidas y libertad haciendo cosas para otros a cambio de plata, o sea "dinero". Uno de los trabajos más requeridos en el mundo es vender, full time o part time, todo el tiempo o medio tiempo.
Y ahí le verás la cara al "enemigo número uno" de todos los vendedores. Para Batman, si no me equivoco, sería el Guasón; lo que para Superman es la criptonita, o el Duende Verde para Spiderman, o sea el hombre araña: "EL NO". El enemigo que los separa de la vida que les gustaría vivir.
El "no" que le lanza la gente. El "no" que se dice a sí mismo. El "no" impuesto por nuestros propios miedos y la incapacidad de superarlos. Creo entonces que deberíamos dar un giro inmediato a todos los puntos de vista que empiecen o contengan un "no".
Y ¿cómo deberíamos hacerlo? Primero, cuando lo posible no alcanza, deberíamos hacer lo imposible y cambiar la realidad, además de generar un plan estratégico para cada "no" que, expuesto en este último contexto, ya no impone tanto miedo.
Lo que sí es que esta materia donde apoyo mis letras soporta el peso de cualquier juego de palabras. Pero si lo mismo lo transportamos al plano de la realidad, otro sería nuestro cantar. Veámoslo entonces en un claro ejemplo.
En la antigüedad, desde sus púlpitos, los eclesiásticos aseguraban que: "El hombre no vuela porque no posee alas. Si Dios quisiese que eso pasara, le hubiese dado alas como a los pájaros, porque ellos sí tienen el don de volar". Y ahí se cumple la primera parte: "lo posible no alcanzaba".
Una concreta posibilidad de cambiar un fortísimo "NO". Es un designio de Dios, aseguraban en voz alta los sacerdotes trepados en sus majestuosos púlpitos para acentuar más el miedo.
El hombre un buen día tomó en serio la decisión de cambiar la realidad. "Íbamos a volar sí o sí", se dijo a sí mismo. "Dios no nos habrá dado alas, pero sí nos dio inteligencia, deseo y perseverancia. Él nos ama y nos hizo a su imagen y semejanza. ¿Cómo podríamos imaginarnos que no íbamos a volar?"
Observando y estudiando a las aves, inventamos máquinas y herramientas para llegar más alto y más lejos que los pájaros mejor dotados. Actualmente ya salimos hace tiempo de la atmósfera terrestre y seguimos recorriendo y fabricando planos de la estratosfera.
Cuando muy dentro tuyo puedas sentir, en tu mente, corazón y alma que algo es bueno y que merece que le dediques tiempo y un dinero extra, el fracaso no es ni siquiera una opción. "CONTINUARÁ".
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