Un suspenso así tiene su encanto, pero admito que soy de los que les gusta saber con alguna certeza que sucede al final, eso de quedarme colgado sin saber si las niñas las encuentran, si están vivas o muertas, o lo que sea, pues ya me causa un toque de ansiedad.
Tomar la justicia por mano propia es un riesgo, pero se entiende que ante la impotencia una persona común puede perder la cordura, y ya no le van a importar los límites morales, legales o éticos con tal de lograr rescatar a su familia.