Hola familia de Hice, hace poco les hice un post de los días difíciles con mi perro Mokaccino, mi viejito amado, tenía ya 15 años conmigo, con varias situaciones complejas con su salud pero que siempre resolvíamos con mucho amor, no pensé nunca pasar por algo así y ver a mi gran amigo, quien se moría por estar cerquita de todos en casa, estar en el suelo y no poderse parar más, dependía totalmente de mí para poder pararse a andar, y hacer sus necesidades, caminar un poco y luego se volvía a acostar, pero esa vez que no pudo sostenerse más en pie me rompió el corazón.
Muchos me pedían que lo durmiera pero yo no perdía la esperanza de que se aliviaría y volvería a recuperar fuerzas, y esa decisión es muy muy difícil de tomar. Me miraba con sus ojitos de tranquilidad cuando me veía junto a él acompañándole, hablandole.
Los útimos días él se iba apagando y yo estaba muy agotada, medrugaba para acompañarlo, me despertaba a mitad de la noche sólo para que no sintiera soledad.
El día de su partida para mi fue terrible, me propuse acompañarlo en su último segundo, y no me apartaba de él, mi cansancio notable hizo que necesitara un baño, y recostarme al menos 1 hora porque tenía un dolor de cabeza insoportable, bastó ese tiempo para salir a darle una vueltica para ver que su luz se había apagado.
No saben lo triste y quebrada que me sentí, al final no pude decirle adiós como él merecía. Eso me partió el alma, pero se que sintió descanso y que si tenía algún dolor pues ya todo terminó.
El jardín se siente diferente, se siente su ausencia, y extraño mucho abrir la puerta para verlo por allí caminandito, o raspando la puerta para que le abran, apenas sentía las ollas ladraba constantemente hasta lograr que le adelantaramos la comida, yo me apuraba en enfriarsela para que comiera mientras movía su cola.
Es terrible pasar por esto y más cuando ha pasado tanto tiempo con nosotros, fueron 15 años de compañía y apenas hace 10 días se fue.
😞