Curiosamente eso. Las iglesias tienen ese "no sé qué" que apacigua las mentes. También he asistido a algunas en momentos de quiebre, no por fe en la doctrina, sino mas bien por la paz que guardan estos recintos. De alguna forma me deja oír a un Yo menos duro o menos dramático, y puedo visualizar salidas que antes no estaban al alcance.
Me he identificado mucho con tus palabras. Éxitos en el concurso, amigo.