Tú sabes, mi rubia, que a mí no me encanta la poesía. Sin embargo, esta gran mujer, esta gran poetiza, conquistó mi corazón desde la primera vez que sus sonetos cayeron en mis manos adolescentes. Qué maravilloso que la hayas traído a nosotros, precisamente tú, que tienes alma y espiritu de poeta, mujer y de enamorada eterna de la vida.
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