
Los hombres prepotentes son egoístas porque creen estar en la cima de la montaña, y los que se hallaban al pie de la escalada son arrastrados a las profundidades del suelo por una avalancha...
En un restaurante de comida italiana, el caos que gobernaba el local se convirtió en un espectáculo: En una humillación pública que hacía ver a un pobre muchacho del tamaño de una hormiga...
Franklin se hallaba conmocionado y abrumado de un modo catatónico, no podía procesar bien lo que había pasado…
Solo temblaba de la impotencia mientras se hallaba abatido en el suelo.
El pobre muchacho Podía sentir como todos a su alrededor lo penetraban con una mirada asesina y llena de histeria.
Franklin no se atrevió a dar la cara; la bajo avergonzado.
Franklin agachó la cabeza con mucho pesar mientras temía lo peor: escuchar las palabras que le pondrían un amargo fin a su labor.
Y así sucedió… "Fue despedido por incompetente"
Esa mañana, Franklin dio por terminado su trabajo en el restaurante un par de horas antes de terminar su turno.
Se burlaron de mi como si fuera un payaso sin valor del cual todos se pueden reír»
«Nunca olvidaré esa ira que me quemaba desde dentro»

El perdedor se retiró del restaurante por última vez para nunca más volver: Tomó sus pertenencias del perchero de la cocina y salió despedido por la puerta trasera.
Al salir a la intemperie, Franklin empezó a caminar sin un rumbo fijo en su avanzar por las calles de la ciudad.
No paraba de sentir pesar o vergüenza por lo ocurrido...
En menos de unos minutos había perdido uno de sus valiosos y detestables empleos; Y no tenía más opción que aceptar ese hecho con mucha tristeza.
La mano del destino de la señora suerte le causo esa mala jugada...
Pero el muchacho se culpaba así mismo por ser un autentico incompetente ante la vida.
Pensando con dolor en la penosa escena que armo en el restaurante, camino sin rumbo por las aceras de la calle hasta llegar al centro de la ciudad a casi horas del mediodía...
Tenía la mirada caía mientras daba pasos lentos por el suelo. El estrepitoso ruido de la ciudad era blanco a sus oídos; ya que su mente divagaba en un río de penurias que nunca desembocaba.
Ni siquiera le echaba un vistazo a su alrededor, solo avanzaba por la transcurrida calle mientras los automóviles rondaban la autopista a un costado para detenerse en medio del tráfico.
La multitud en la que formaba parte marchaba a su ritmo, cada individuo se dirigía a su destino, pero el muchacho en medio de esta seguía avanzando sin rumbo...
El calor de la tarde no parecía incomodarle, los rayos del sol se reflejaban en su frente hasta hacerlo transpirar; Pero él no se incomodaba o quejaba al estar ensimismado en sus conflictos internos, su mente era un completo lío cada vez que se preguntaba cómo fue que terminó así...
No hace mucho tiempo se sentía un niño con el distante futuro por delante...
No hace mucho tiempo se daba el lujo de soñar en grande con facilidad...
No hace tanto tiempo se ilusionaba de en lo que se convertiría en la adultez; pero era un niño que disfrutaba de su efímero presente alejando su vista del próximo futuro.
Eso era lo que pensaba en su dulce e incrédula ilusión para nunca tener ambición; puesto que...
En su niñez, siempre que le preguntaban qué sería de mayor: el siempre comentaba cosas absurdas como...
¡Astronauta!
¡Agente secreto!
Sin siquiera tener las aptitudes requeridas para esos oficios.
Eran simples palabras vacías en vez de declaraciones.
La indecisión difumina la ambición, el deseo de ser alguien es como un cáncer cuando te quedas sin opciones…
Nuestras acciones y experiencias nos hacen quienes queremos ser; pero cuando no se toman acciones, se tienen experiencias trágicas y se tienen malas elecciones...
Te vuelves un hombre pobre lo quieras o no.
Fin


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