Tener tu casa en orden no es cuestión de plata, es cuestión de actitud. No importa si vives en una mansión o en una casita con piso de tierra. Lo que importa es cómo cuidas tu espacio. Porque así como está tu casa, está tu vida.
Cuando todo está tirado, sucio, olvidado te vas apagando por dentro. El desorden afuera se vuelve desorden adentro.
Pero cuando limpias, cuando ordenas, aunque sea un rincón, algo se acomoda también en tu corazón.
Una cama bien tendida, un piso barrido, los platos lavados Son pequeños actos que dicen mucho. Dicen que no te rendiste. Que aun con poco, decidiste vivir con respeto, con fuerza, con amor propio.
El orden es una forma de cuidarte. De levantarte cada día y decir: “Yo sigo de pie.” Porque cuando pones en orden tu casa, estás poniendo en orden tu alma.
Y eso vale más que cualquier cosa porque tu vida sí importa.
Recordar que tu espacio es sagrado, y tú también lo eres.
Porque hay personas con casas enormes y almas vacías. Y hay quienes, con un cuarto humilde, viven con más grandeza que un rey.
No se trata de metros cuadrados, se trata de principios. De no dejar que la tristeza te entierre bajo la suciedad del abandono. Porque si tu casa brilla,
estás vivo por dentro.
Y eso no lo compra nadie.
Eso lo construyes tú.
ENGLISH
Having your house in order is not a matter of money, it is a matter of attitude. It doesn't matter if you live in a mansion or a small house with a dirt floor. What matters is how you take care of your space. Because as your house is, so is your life.
When everything is thrown away, dirty, forgotten, you shut down inside. Clutter outside becomes clutter inside.
But when you clean, when you tidy, even if it's just a corner, something also settles in your heart.
A well-laid bed, a swept floor, the dishes washed are small acts that say a lot. They say that you did not give up. That even with little, you decided to live with respect, with strength, with self-respect.
Order is a way to take care of yourself. To get up every day and say, “I'm still standing.” Because when you put your house in order, you are putting your soul in order.
And that's worth more than anything because your life does matter.
Remember that your space is sacred, and so are you.
Because there are people with huge houses and empty souls. And there are those who, with a humble room, live bigger than a king.
It is not about square meters, it is about principles. It's about not letting sadness bury you under the dirt of abandonment. Because if your house shines, you are alive inside.
And nobody buys that.
You build it yourself.