[ESP] El niño desobediente
Un día, su madre le pidió que fuera al supermercado a comprarle un kilo de arroz para preparar el almuerzo, pero el niño se negó porque estaba jugando en la calle con otros niños. Su madre insistió de nuevo, y el hijo desobediente no sólo se enojó, sino que también le faltó el respeto con palabrotas. En ese momento, un poderoso tornado apareció de la nada, envolviéndolo en un torbellino y llevándolo a la copa de un árbol gigante.
Ante la inesperada ráfaga de viento, los demás niños huyeron asustados y se escondieron, mientras la madre, desesperada seguía el tornado en busca de su hijo. Cuando el viento amainó, el niño desobediente, aferrado con fuerza a una frágil rama del gigantesco árbol, gritó aterrorizado pidiendo ayuda.
Los vecinos fueron llegando y se congregaron alrededor del árbol, pero nadie podía subir a rescatarlo porque algo sobrenatural los detenía. Una anciana gritó: "¡Llamen al párroco!". Cuando el sacerdote llegó y comenzó a rezar y a rociar agua bendita sobre el árbol, volvieron los vientos huracanados, desatando una terrible tormenta. Todos los presentes se tomaron de las manos y comenzaron a rezar juntos. La tormenta se calmó, pero de repente, un rayo cayó sobre el árbol y lo incendió. La gente, presa del pánico, huyó, dejando solos al sacerdote, a la madre y al niño sobre el árbol en llamas.
El sacerdote se mantuvo firme frente al árbol en llamas; y sin dejar de orar, continuó rociándolo con agua bendita hasta que el fuego milagrosamente se apagó y el niño pudo bajar.
La madre abrazó con fuerza al niño, quien, con lágrimas en los ojos, juró ante el sacerdote no volver a desobedecer ni ofender a su madre. Desde ese momento, el niño fue un ejemplo de buen hijo para toda la comunidad.
Nota: Cada vez que veo un árbol quemado, recuerdo ese cuento y no puedo dejar de pensar en la pedagogía de mi madre al enseñarme el valor del respeto y la obediencia con una historia imaginaria.
[ENG] The disobedient child
One day, his mother asked him to go to the grocery store to buy her a kilo of rice to make lunch, but the boy refused because he was playing in the street with other children. His mother insisted again, and the disobedient son not only got angry but also disrespected her by swearing. At that moment, a powerful tornado appeared out of nowhere, engulfing the boy and carrying him to the top of a giant tree.
Faced with the unexpected gust of wind, the other children ran scared and hid, while the desperate mother followed the tornado in search of her son. When the wind calmed, the disobedient child, clinging tightly to a fragile branch of the gigantic tree, screamed in terror for help.
Neighbors kept arriving and gathering around the tree, but no one could climb up to rescue him because something supernatural was stopping them. A very old lady called out, "Get the parish priest!" When the priest arrived and began to pray and sprinkle holy water on the tree, hurricane-force winds returned, unleashing a terrifying storm. Everyone at the scene joined hands and began to pray together. The storm calmed down, but suddenly, a lightning bolt struck the tree and set it alight. People panicked and ran away, leaving the priest, mother, and child alone in the burning tree.
The priest stood firm in front of the burning tree; and without ceasing to pray, he continued sprinkling it with holy water until the fire miraculously went out and the child was able to climb down.
The mother hugged the boy tightly, who, with tears in his eyes, swore before the priest never to disobey or offend his mother again. From that moment on, the boy served as an example of a good son to the entire community.
Note: Every time I see a burned tree, I remember that story and I can't stop thinking about my mother's teaching me the value of respect and obedience with an imaginary story.
