Porque un día nos decidimos
y entramos en el otro
como dos espejos
que buscaban repetirse;
porque así ha debido ser
el encuentro de todos
los primeros amantes;
porque el amor conlleva
a entrar en los cuerpos
como un medio;
y ese día equilibramos la balanza,
la luna y tú de un lado,
el sol y yo del otro;
la noche era la oruga
a la que había que transformar;
pero nuestros espejos nos derrotaron
y no hubo mariposas al amanecer.
Así ha de ser la historia
de muchísimas noches,
de amantes espejos;
y también la historia
de miles de amorosos
que superada la primera experiencia
han vuelto a equilibrar la noche
porque siempre hay tiempo
y mariposas esperando
para hacernos hermosos.
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