Primero he de decir que difiero con aquello de que el buen gusto literario y artístico es originariamente un don del alma. Francamente no creo en dones ni en talento, todo cuanto alcanzo a ver es predisposición y formación. En esa cuerda, tengo que decirte que el mal gusto, tanto como el bueno, también es resultado de la formación, aunque de formas quizás un poco menos obvias.
Ejemplo: los niños terminan cantando las canciones de Reguetón sin tener conciencia de las obscenidades que recitan ni del mal o buen gusto, solo repiten, convencidos de que les gusta. La inmensa mayoría de las personas que reciban el grado de adoctrinamiento reguetonero al que estamos sometidos los cubanos, terminará convencido de que le gusta.
Después de la repetición diez mil, a distintos volúmenes y distancias, en casi todo ámbito en que te encuentres, terminarás recitando la totaila solo porque tu red neuronal por defecto empezará a reflejarla, y puede que hasta te convenzas de que te gusta... después de todo la tienes sonando en tu cabeza.
De todas las lecturas la poesía es la más especializada, y eso quizás juegue en contra en determinados ámbitos. Se requiere de un esfuerzo coherente, estructurado y continuo para impartir formación poética a las personas. Por la otra parte, para convencerte de que te gusta el Reguetón solo hace falta propaganda y repetición.
Lo de que la buena poesía reciba poca atención y la mala se lleve los aplausos no es nuevo. Hace unos días leí sobre un estudio japonés en que les leían haikus a personas sin formación especializada en el tema. El asunto era que los haikus de grandes maestros estaban mezclados con otros escritos con inteligencia artificial o autores malos y mediocres. El resultado fue preocupante: sin formación las personas no identificaban los buenos haikus con frecuencia estadística notable.
Por eso es que tanto aprecio tu trabajo y el de otros en esta plataforma, porque la educación y formación del gusto es la batalla de nunca acabar, y las más de las veces vamos perdiendo.